Enlace Judío México -Durante la reciente celebración en México de la Cumbre Erensya, que reunió a comunidades sefaradíes de todo el mundo, Enlace Judío tuvo la oportunidad de conversar con Lorenzo Rodríguez Pérez, alcalde de Castrillo Mota de Judíos.

 

En Castrillo Mota de Judíos, una pequeña población española perteneciente a la provincia de Burgos, viven 65 personas. Aún así, hace un par de años, este pueblo ocupó los titulares de los medios debido a la iniciativa que tuvo de eliminar una referencia antisemita de su nombre ya que, por cientos de años, esta localidad llevó el nombre de Castillo Mata Judíos. El alcalde Rodríguez nos cuenta esta historia y nos habla de la historia tan interesante de este lugar, que surgió como una comunidad judía.

Enlace Judío México: Sabemos que este pueblo se llamaba Mata Judíos ¿Por qué se llamaba así?

Lorenzo Rodríguez Pérez: Este pueblo surge en el año 1035 de una comunidad judía en donde solamente vivían unos 500 judíos, y siempre se llamó Castrillo de los Judíos. Hasta 1664 tenemos documentación de que es cuando aparece el nombre de Castrillo Mata Judíos.

Creemos que quien cambió eso fue la familia de Antonio de Cabezón, un judío converso al cristianismo, que tenía mucho poder y cuyo tío era inquisidor. Entonces, ante la presión de la Inquisición,  quiso demostrar que en el pueblo, que era de judíos conversos, no había judíos conversos y es por eso que decide cambiarle el nombre a Castrillo Mata Judíos, y con ello decir “aquí no hay judíos” y así justificarse ante las dos casas de la Inquisición que existían en el pueblo. Y así es como aparecen los primeros documentos que hablan de Castrillo Mata Judíos.

Fue por eso que decidimos estudiar nuestro pasado y devolver la dignidad a los moradores de la comunidad judía original y fue así que lo renombramos Castrillo Mota de Judíos, que es el nombre original que tenía dicho pueblo.

Para saber por qué “Mota” hay que conocer la historia. En el año 974, de cuando datan los primeros escritos, la comunidad vivía en Castrojeriz que era un montículo rodeado por murallas, en donde tenían mucho poder. En el año 1035 cuando existió un vacío de poder, y para demostrar a los reyes el poder que tenía Castrojeriz, la población local les quitó su propiedad y los expulsó fuera de las murallas de Castrojeriz, matando además a 60 judíos. Es por eso que la comunidad fue a instalarse a otro montículo (una “mota”) de 80 mil metros cuadrados al lado de un río. No les permitieron volver a sus casas a Castrojeriz hasta el año 1319. De ahí es de donde proviene la palabra “mota” porque en ese lugar fue donde vivieron los judíos.

La decisión de devolver el nombre original fue mía. Yo ya estuve de alcalde en el año de 1985, era joven pero lo dejé porque no tenía tiempo. En el año 2007 cuando vuelvo me pongo a estudiar la historia de mi pueblo. La gente mayor siempre me contaba las historias de sus antepasados judíos, cómo hacían los ritos, cómo encendían las velas, sabían que en esa mota habían vivido los judíos. Era una cosa que estaba ahí y no se había querido estudiar.

Nuestra bandera tiene la Estrella de David y me pareció que no era congruente tenerla y llamarnos Mata Judíos. Había que estudiar y quitarnos ese nombre indigno para nuestro pueblo. Entonces hago un referéndum el 25 de mayo de 2014 en el que se decide cambiar el nombre, porque dije que no iba a trabajar más con ese nombre, para mí era indignante.

Hay algunas cartas que todavía vienen con el nombre antiguo y ahí en mi ayuntamiento sabe mi secretaria que tiene la orden de que carta, comunicado o factura o lo que sea, automáticamente va a la máquina de destruir el papel. Ni siquiera las abrimos: nuestro pueblo se llama ahora Castrillo Mota de Judíos.

En el año 2014 también comenzamos excavaciones que han continuado hasta este año en el que hemos hecho otra inversión para que la gente pueda venir a conocer cómo era este lugar en el año 1035. El turismo ha crecido, viene muchísima gente.

Este año comenzó el proyecto de lo que será nuestro Centro de Estudios Sefardí de la Provincia de Burgos y en toda Castilla y León en España. En la Provincia de Burgos ha habido muchas comunidades de judíos pero es una cosa que está olvidada.

También me he puesto a trabajar en otro proyecto junto con 23 alcaldes (con los que me reuniré este 28 de junio para ponerlo en marcha) que será una ruta-itinerario sefardí por la Provincia de Burgos en donde antiguamente habitaron los judíos. Para poder traer a esa gente para que puedan ver su pasado y puedan reconocer y visitar nuestros pueblos.

Hace 2 años la Cumbre Erensya tuvo lugar en nuestro pueblo y yo quedé impresionado por toda la gente que vino a visitar nuestro pueblo, con qué ojos, con qué humildad, con qué lágrimas y sentimientos sentían como que las tierras eran de ellos. A mí me dejó impregnado ese sentimiento. Yo judío no he sido, ni judíos hay en el pueblo, pero nosotros descendemos de familias judías de toda la vida, porque siempre han vivido en mi pueblo sus descendientes. Nunca ha habido gente nueva, siempre es gente mayor la que está aquí y gente joven. Vamos a recuperar nuestro pasado, es mi ilusión.

Ahora estamos en la cuarta Cumbre Erensya en México. Hemos visto el Holocausto, hemos visto cosas y de verdad que qué barbarie, me da pena el ser humano y que los humanos repitamos una historia tras otra historia y tras otra historia. Por eso hemos hecho, yo lo llamo una gota en el océano, el defender la dignidad de los judíos que vivieron en Castilla y León, devolverles el derecho de que jamás debimos de expulsarles. Como dijo nuestro Rey Felipe VI, son decisiones desacertadas que se tomaron.

El Rey nos puso de ejemplo porque hemos hecho un cambio de nombre porque hemos respetado todas las ideologías y nuestro pueblo ha aparecido pintado tres veces en contra de que nosotros trabajemos por rescatar nuestro pasado. Les hemos dado sitio para que se expresen, pero después de expresarse no les hemos quitado ese derecho. Que nos dejen ahora a nosotros el derecho de exigir y ser lo que queramos. Y ahí tenemos un conflicto en un pueblo de Castilla y León que está trabajando por poner en valor su comunidad judía.

En Castrillo Mota de Judíos viven 65 personas. La gente se queda muy extrañada cuando se entera de esto. Cuando más población llegó a tener fue cuando la comunidad judía vivía en ese lugar por el año 1035. La gente se queda extrañada de cómo un pueblo de 65 habitantes puede tener corazón para poder desarrollar todos estos proyectos, porque siempre en esta vida todo es el dinero, y el alcalde tiene que buscar el dinero para hacer las excavaciones y este Centro. Pero estamos orgullosos de ello.

Yo siempre les digo que no hay un proyecto grande ni pequeño, sino que hay proyectos con ilusión. Y yo tengo la ilusión porque la gente que trata conmigo (el arquitecto, el arqueólogo, etc.) se implica en este proyecto. Por eso este proyecto va a salir adelante y estamos trabajando mucho y yo creo esto es por lo que nos reconocen en el mundo entero.

La forma de hacer las cosas las hemos hecho con sentimiento, con un respeto por todas las personas, incluso por los que están en contra de que lo hagamos. Hemos recibido cartas de Alemania, de Australia, de Estados Unidos y de muchos sitios donde nos apoyan y otros donde nos dicen que no lo hagamos, pero una vez escuchados, les pedimos que nos respeten. Después de cambiar el nombre, en 2016, nos pintaron con signos nazis todos los carteles para que no lo hagamos. Incluso he recibido amenazas.

Vamos a seguir trabajando para recuperar y devolverle la dignidad a los moradores que tuvimos. Para mí es un orgullo ver a esta gente sefardí que se marchó de España. Ayer estuvimos en el Museo del Holocausto y fue algo que me afectó mucho. Veo un sentimiento en la comunidad judía. Me preguntaron a la salida del Museo: “¿Qué ha sentido?” y les respondí: pena de ser humano. Siento que hemos perdido el respeto por muchas cosas y en esta vida cuando se pierde el respeto se pierde todo.

En 1985 yo no tenía el dinero ni el tiempo para exponer esto. Yo no tengo dinero, yo no soy político, yo sólo vivo de mi trabajo. Yo veía a la gente mayor del pueblo que se preguntaba “¿Qué teníamos ahí?”. La historia del encendido de velas me la ha contado mi padre y a este mi abuelo y a este mi bisabuelo y así hasta mi tatarabuelo. Esa historia siempre ha estado ahí. Y yo siempre quise descubrir, quería estudiarla para descubrir si en realidad era verdad. Y hemos demostrado que es verdad con las excavaciones que hemos llevado a cabo.

Están apareciendo janukiás, jarrones y viviendas del año 1035 cuando vivía la comunidad. Para nosotros es una ilusión pues es un pueblo muy pequeño y el descubrir eso nos da mucha alegría el recuperar nuestro pasado. No quiere decir que estemos a favor de todo, pero la principal ilusión que tenemos es el querer recuperar nuestro pasado.

Hemos estado con el alcalde de la Ciudad de México a quien le he estado explicando acerca de mi proyecto y he quedado en mandarle toda la información. Le mandaremos un escudo de nuestro ayuntamiento. Somos gente agradecida, y para mí es un orgullo. Nos hemos reunido con las diferentes comunidades judías de aquí y han mostrado mucho aprecio y entusiasmo. Creen que ha sido un acto muy grande aunque nosotros siempre nos hemos considerado una gota en el océano.

Aquí he oído hablar gente de muchos lugares como Turquía o Seattle, hablando de su comunidad, de lo que tienen, de su sinagoga, la gente que había, los edificios, etc. Nosotros no tenemos nada de eso; pero tenemos un sentimiento y es uno grande. Yo no puedo expresar todos esos monumentos grandísimos que tienen las comunidades judías pero nosotros sí recuperamos la dignidad. Para mí lo importante es la dignidad, la historia y el valor.

Por eso yo quiero hacer el Centro de Estudios para que ahí se pueda quedar todo lo que se recupere. Que no se lo lleven a un museo, quiero que se quede en este Centro de Estudios. Es una cosa de sentimientos. Cuando empezamos no sabíamos a dónde íbamos a llegar y nunca pensé llegar a México a una Cumbre Erensya y que nos animarían de esta manera. Nos da lo mismo si nos quedamos a mitad de camino, es una fuerza muy grande de 65 personas que quieren recuperar su pasado.

Hemos tenido propuestas para hacer casas para que puedan vivir judíos ahí y no nos importaría que la gente se vaya a vivir a Castrillo. Estamos abiertos a todo, estamos trabajando para que este proyecto sea largo. Esto acabará donde tenga que acabar.

Yo sí le pido a las comunidades judías el apoyo económico. Nosotros y las administraciones españolas estamos haciendo un esfuerzo muy grande. Estamos buscando también el nombre para el Centro de Estudios Sefarad. Y a mí me gustaría ponerle el nombre de una familia judía que esté interesada para que se pueda recuperar la dignidad de los moradores que alguna vez estuvieron ahí.

Tengo el proyecto de las excavaciones de las cuales llevamos ya 4 años y queremos poner la primera piedra del Centro en el año 2018. Y también el itinerario sefardí en toda la Provincia de Burgos en el cual se visiten todas las comunidades judías que existieron. En Pancorbo tienen su sinagoga, tienen su calle judía con una placa pero no la han querido exponer. Castrillo ha levantado el velo que ha habido en la Provincia.

Otra cosa es recuperar el cementerio judío que tenemos ahí, proyecto en el que ya hemos trabajado un año. Quiero también realizar un “Bosque del reencuentro” al lado del cementerio en el cual estén presentes todas las comunidades judías que quieran asistir y cada comunidad tendría una placa en un árbol que plantaremos que represente a su comunidad en lo que vamos a llamar el “Bosque del reencuentro”.

Las excavaciones las vamos a poner visibles al público y se puedan sentar o den una vuelta en ese “Bosque del reencuentro” y vean a todas las comunidades que estarán representadas ahí en ese asentamiento del año de 1035.

Somos realistas. Un pueblo no puede intentar crecer pero lo que queremos es que se le reconozca, que sea un ejemplo para que la gente pueda verlo. La ilusión no la hacemos por crecer, sino la hacemos para que no esté en el olvido, en esta vida no hay que olvidar. No hay que apartarse nunca de la historia de un pueblo. Nuestro pueblo proviene de una comunidad judía, hay que reconocerlo y estar contentos de ello, la historia está ahí.

Cuando la gente no reconoce su historia siempre vamos a caer en las mismas cosas. Tenemos mucho respeto y hemos respetado incluso a gente antisemita que ha ido a manifestaciones. El día que íbamos a hacer la inauguración y estaba el embajador de Israel, tuvimos ahí a 20 personas antisemitas que estaban ahí voceando. La guardia civil me preguntó si los echaban de ahí pero yo les dije que no, que yo iría a hablar con ellos, y les dije: ustedes tienen el derecho de una democracia para venir y decir todo lo que quieran, yo no les voy a quitar la palabra para que vengan a expresarse a nuestro pueblo pero una vez que les damos su sitio, quédense ahí y respeten nuestro acto. No les echamos, eso habría sido no reconocer el derecho a los demás.

Hemos hecho todo de una manera en la que respetamos. Hemos recibido cartas como la de un obispo en la que decía que, a los judíos, no había por qué recibirles en nuestro pueblo. Me da vergüenza que el pueblo ha aparecido empapelado por la noche. Yo le he dicho a la prensa que eso es de gente cobarde. Ir a insultar por la noche a un pueblo es no tener la capacidad de respetar a la gente en cambio el pueblo les ha respetado, les deja un sitio para hablar. Yo creo que este el detalle que nos da la valía para seguir el proyecto adelante.

EJM: ¿Vale la pena enfrentarse a todos los antisemitas y a la Iglesia para hacer eso?

LRP: Para mí, sí. No puedo expresarlo. Yo no elegí cambiar el nombre, yo lo hago con el sentimiento. La gente lo valora sólo como “Ah, un pueblo que ha cambiado de nombre”. No, es un pueblo con sentimiento, un sentimiento que nos llama. El sentimiento que tengo desde hace muchos años es el sentimiento de recuperar mi pasado.

Por eso digo que es una cosa que cuesta más poderla acabar. Porque si uno sólo le va a cambiar el nombre por salir en la tele, eso se acaba. Pero cuando tú lo haces como un proyecto por sentimiento esto se te puede quedar en el camino. Esto se nos puede quedar en el camino porque no encontremos la ayuda suficiente, pero me da igual que se me quede en el camino el proyecto porque mi pueblo va a estar ahí, yo recupero mi pasado, el pasado de mi pueblo y eso es lo que nos llena de ilusión. En esta vida la economía siempre es la economía. Si nos quedamos donde estamos, nosotros visitaremos nuestras excavaciones. Hemos recuperado nuestro pasado, sabemos de dónde venimos y sabemos dónde estamos. Por eso para mí es muy ilusionante.

Te lo repito: yo lo he hecho porque era mi pueblo y me sentía con la obligación de hacerlo. Cuando veo a la gente mayor llorar que me agradece de poder morir con la idea de lo que había ahí, a pesar de que no son judíos. Una vecina del pueblo tenía 105 años y la tatarabuela de su tatarabuela tenía las historias que le contaban de cómo encendían las velas, de cómo había janukiás en la casa. Siempre lo han contado y siempre era su ilusión. Me dio pena no poder hablado con ella para que lo hubiera dejado por escrito. Para mí es lo máximo cuando una persona de 80 años me dice “gracias por haberme dado esta ilusión”.

Ver al mundo sefardí de la cumbre y felicitarte por la ilusión de poder recuperar esto, para mí eso es lo principal, no me importa no acabarlo. Yo ahora estoy de alcalde y no se si estaré en el 2019 porque tengo cosas que hacer, pero el proyecto va a estar ahí y el que siga lo hará con la misma ilusión y con el mismo espíritu, que cuando uno, como he dicho antes, tiene un proyecto que es del corazón siempre salen.

Yo entiendo que hay gente que cuando íbamos a cambiar el nombre que decía “Oye, mira si cambiáis el nombre nada más vais a tener que pagar dinero, cambiar escrituras y cambiar todo”. Gente que intentaba meter mala fe para hacerlo y gente que además no son del pueblo, son gente que viene de fuera. También estuvimos en Burgos en una recesión en la que llevamos al Embajador a la capital y estaba esa gente voceando, llamándonos “¡Judíos sinvergüenzas! ¡Asesinos!”. Siempre hay gente de esa, pero esa gente tenía que saber también poder respetar. Yo no me meto nunca en defender a nadie. Yo defiendo a mi pueblo y a mis antepasados que vivían ahí.

Por eso para mí es muy ilusionante poder descubrir. Y ese cementerio que tenemos ahí, que algún día se pueda estudiar y se pueda poner en valor, que no estén tapados ahí bajo tierra.

La comunidad de México que he descubierto ha sido una comunidad judía que trabaja por la comunidad judía. Yo me he quedado, como he dicho antes, como la gota en el océano al ver a estas comunidades judías tan importantes con sus edificios, y verme a mí en un pueblo pequeño trabajando con mis medios, es algo impresionante, por eso les digo que yo soy la gota en el océano.

Igual hago yo defendiendo y buscando mi pasado que esa gente defendiendo también su pasado en diferentes niveles. En México he visto que hay unas comunidades judías muy importantes, gente muy implicada. He quedado satisfecho con ellos y estaremos en contacto porque queremos trabajar juntos. He visto un México impresionante con mucha gente y unos monumentos impresionantes y volveré, tengo que volver a México porque me ha gustado. He visto otras cosas que México tiene que no ves en otro lado pero todo aunque sea diferente hay que respetarlo. Veo cosas que digo: pueden ser mejorables. Pero bueno, esas son cosas de los que gobiernan y los que lo tienen que cambiar.

EJM: ¿Qué proyectos y qué alianzas se hicieron durante este viaje?

LRP: En un viaje como este hay que hablar con la gente. La idea es seguir trabajando. Yo en 1985 dejé pendiente el proyecto de hacer unas casas nuevas para la gente y ahora hemos propuesto que sea gente judía la que ocupe estas casas. Hacer casas nuevas para que vivan ahí, cinco casas nuevas. Es un proyecto que puede salir adelante. Lo que sí quiero recalcar es que necesitamos ayuda. Yo les he pedido a las comunidades judías de aquí que no necesitamos el cielo ni las nubes, nosotros con poco dinero hacemos un gran proyecto.

Me gustaría, como he dicho antes, que el Centro de Estudios Sefarad que vamos a hacer dentro de Castilla y León, tenga el nombre de alguien que nos pueda ayudar. No estamos hablando de mucho dinero, pero eso es lo que nos hace falta. Aunque nosotros no lo hagamos, nuestra piedra la ponemos en el 2018.

Dicen los que me conocen que soy como una línea recta: lo que se me mete intento siempre hacerlo. No siempre llegas al final, pero como lo haces con honradez y trabajo e ilusión, y con esto siempre llegan las cosas adelante. Si no lo acabo yo, alguien lo podrá acabar con la ilusión.

EJM: ¿Ha estado en Israel?

LRP: Sí, estuvimos en Israel en el año 2016 e hicimos un hermanamiento con el pueblo de Kfar Vradim y ellos vienen ahora en octubre a nuestro pueblo. Israel es otro país que me dejó impresionado y tengo que volver. Fue un viaje oficial, iba yo con el arquitecto pero tengo que volver con mi familia. Fui a Israel y a mi regreso le contaba a la gente lo que yo había visto y me preguntaban: “¿En qué Israel has estado?”. Yo les decía que estuve en el Israel de a pie y he recorrido ese país como he recorrido México. Cuando he venido a México he visto los monumentos preciosos que tienen pero también me voy fijando en la gente y en cómo vive.

A mí me dejó muy impresionado en Israel la forma que tienen de educar a la gente joven. El alcalde de Kfar Vradim lleva a los jóvenes de entre 3 a 9 o 12 años a una escuela y les enseñan a sembrar, recoger y amasar el trigo para hacer pan; cargar y pintar lana; hacer los juguetes con los que juegan; a desmontar ordenadores para que vean de lo que están compuestos. Esto me dejó impresionado. Es gente que aprecia las cosas que tiene.

En cambio la gente en Europa, hablemos de la de España, no aprecian las cosas: un juguete si no tiene pilas se tira. No aprecian lo que es un juguete. Ese sentimiento de responsabilidad que se da en Israel también me dejó muy impresionado. Jerusalén me dejó impresionado, tantas religiones viviendo en tan poco sitio ¿cómo no puede estallar eso? Estuve preguntando y haciendo mis cábalas y me dejó muy impresionado.

Al igual que México, al recorrer el Museo del Holocausto. Salí llorando y yo no soy judío, no sé si sea descendiente de judíos sefardís, pero a ese museo yo entré como una persona y salí tocado, ya no por el Holocausto o las guerras, si no por ver el cómo somos las personas que no aprendemos. Hemos oído del Holocausto pero yo nunca había estado recorriendo el Museo. Cuando vemos la gente apilada, los cuerpos, todo. No hay perdón, me dejó muy tocado esa visita.

Me marcho, no voy a decir cambiado, pero sí con un resquemor a esos dirigentes a los que hay que levantar una palabra en contra de ellos. Gente que no tiene honradez ni respeto a otra gente. No se cómo año tras año y década tras década sigamos permitiendo que esos gobernantes que no tienen respeto ni dignidad por la gente humana sigan. La culpa es de todos nosotros, a mí me da vergüenza tener a todos estos dirigentes. Ves eso y te preguntas ¿cómo es que somos así en la humanidad? Lo digo desde un pueblo pequeño en el que respetamos las diferencias. Tú y yo podemos tener una opinión diferente, pero yo respeto la tuya y tú respetas la mía. Pero también somos los dirigentes los que permitimos esas cosas.

Por eso digo que me voy tocao después de ver el Museo que me dejó muy impresionado y me voy con más ilusión todavía de devolver el respeto a los moradores de mi pueblo.