Con la ayuda de Rusia, el régimen sirio y el eje chiíta están venciendo a la oposición -y acercándose peligrosamente a la frontera de Israel

AVI ISSACHAROFF

Los recientes acontecimientos en la guerra entre el régimen sirio y las fuerzas rebeldes muestran que la relativa zona de confort que Israel ha disfrutado durante mucho tiempo a lo largo de su frontera norte se está estrechando. El reciente embate del infame grupo islámico hace que las hostilidades entre Israel y las fuerzas del presidente Bashar Assad junto con su aliado incondicional, el grupo terrorista Hezbolá respaldado por Irán, sean cada vez más probables.

La terrible guerra civil que asola a Siria ha forzado durante varios años a Hezbolá, desplegada en el campo de batalla en nombre de Assad, a limitar los recursos y la energía que gasta al enfrentarse a Israel. Unos 2.000 combatientes de Hezbolá han sido abatidos y 6.000 resultaron heridos en Siria, cerca de un tercio de la fuerza de combate de la organización. Lo mismo ha ocurrido con el ejército permanente de Siria, que parecía exhausto, casi derrotado, hasta que Rusia se precipitó para cambiar la corriente.

En las últimas semanas, el efecto acumulativo de los esfuerzos del presidente ruso Vladimir Putin ha ayudado a cambiar el péndulo a favor de Assad, Hezbolá y otras milicias chiítas activas en la arena en nombre de Irán. La batalla contra el grupo del Estado islámico en Mosul, Irak, está llegando a su fin, y está claro que el siguiente en la línea de caída será Raqqa, bastión del grupo en Siria.

En otros frentes, el ejército sirio está consiguiendo importantes victorias, incluso en la región de Deir Ezzor, en el noreste del país, donde las fuerzas de Assad, ayudadas por milicianos chiíes, han atravesado la zona de Abu Kamal, en la frontera iraquí. Es una región en la que las fuerzas kurdas y otras fuerzas que reciben apoyo de Estados Unidos han estado muy activas. De ahí el reciente aumento de la fricción entre el ejército estadounidense y las fuerzas sirias que llevó a la caída de un avión sirio la semana pasada.

Un vídeo proporcionado por el servicio de prensa del Ministerio de Defensa ruso el 18 de agosto de 2016, muestra a un avión de combate ruso Su-34 descargando sus bombas sobre un objetivo en Siria. (Foto del Servicio de Prensa del Ministerio de Defensa ruso vía AP, Archivo)

Las diversas facciones militares en Siria -tanto a favor como contra Assad- están luchando por los trozos de territorio de los que el Estado islámico se retira. Naturalmente, el área que más preocupa a Israel – y su vecino al este, Jordania – está alrededor de Daraa, en el suroeste del país. Es donde estalló la guerra civil en 2011, y es un lugar probable para una futura posición para la oposición moderada de Siria.

Las batallas que estallan en esa zona, y en los cercanos Altos del Golán sirio, son el origen del que prodecen los proyectiles errantes ocasionalmente que traspasan la frontera hacia territorio israelí. Pero no hay fuego deliberado sirio, y de todos modos la principal preocupación de Israel no son los proyectiles mal dirigidos.

El peligro más importante es que las milicias chiíes que respaldan a Assad se aproximen y ganen control en las fronteras con Jordania e Israel. Mientras que Jerusalem y Ammán están cooperando en el asunto, es dudoso que tal cooperación pueda frenar el avance de las fuerzas pro-iraníes, sean Hezbolá u otras milicias que emanen de Pakistán, Irak o Afganistán.

El eje chií está en marcha, y el Estado islámico ya no está en la brecha, donde estuvo manteniendo a los chiítas ocupados. El enfoque israelí no oficial del conflicto sirio, una oración por el éxito de ambas partes, se está volviendo cada vez más irrelevante, cuando uno de los lados, el del régimen, golpea al otro.

Las consecuencias de los últimos acontecimientos en Siria e Irak están haciendo eco en el Líbano en forma de declaraciones beligerantes del líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah. El viernes, Nasrallah prometió que la próxima guerra de su grupo con Israel allanará el camino para “miles, quizás cientos de miles de combatientes de todos los países árabes y del mundo islámico” cayendo sobre el Estado judío.

Fuente: The Times of Israel – Traducción: Silvia Schnessel – Reproducción autorizada con la mención siguiente: © EnlaceJudíoMéxico