MAY SAMRA PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO- Este soldado israelí sonriente no es un soldado cualquiera: Iakir Frondlij tiene 19 años y es hijo de nuestro querido rabino Shay Frondlij, el rabino de Ramat Shalom, una de las sinagogas de la Kehile. 


Iakir fue alumno de la Yeshivá Emuná, donde cursó toda la secundaria. Tenía un sueño: servir en el ejército israelí.

“En nuestra casa era evidente que, como israelíes, hay que ir al ejército. Mi papá estuvo en el ejército, mi mamá estuvo en el servicio social. Hay que dar algo para el país y para su gente que te cuida. Si ellos te cuidan también es tu turno de cuidar”.

Así que se trasladó a Israel, totalmente solo, a los 16 años, “para conocer a la gente y para acostumbrarme a la cultura israelí”.

¿Por qué este amor por Israel?

“No sé. Es el único lugar en el que me siento bien. Aunque venía de vacaciones a Israel sentía que nunca podría hacer lo que quería. Y en otros lados del mundo, como en México donde también he vivido, siempre estábamos abrigados por la Comunidad. Israel es un lugar más abierto… No sé, me encanta”.

Frondlij a veces se siente solo, “pero bien vale la pena”, dice.” Al principio era muy difícil. Vas conociendo a la gente, a las personas y después de un mes ya te sientes como en casa”.

Iakir no sólo quería estar en cualquier sector del ejército israelí, sino en la famosa Brigada Golani, una de las Unidades de Infantería más condecorada en las Fuerzas de Defensa Israelíes: “Quería entrar al ejército y quería estar en la brigada Golani. Mi tío estaba la Golani. En una operación, recibió tres balas de un terrorista en el pecho. Un pulmón ya no le funciona, pero sigue estando en el ejército”.

“No fue tan fácil como pensé. Golani es una de las mejores brigadas que hay en Israel y muchísima gente quiere ingresar. Tuve que hablar con muchas personas, mi tío incluido. Hice de todo para entrar a Golani y ahora ya lo logré“.

“Apenas terminé el entrenamiento básico y ahorita estoy en el entrenamiento de verdad, el más difícil. En este momento, estoy en un curso que se llama Namer, donde aprendes cómo entrar si es que hay una guerra en Líbano o en Gaza. Cómo vas a entrar, cómo abres las puertas, por ejemplo de una casa, sin que te pase nada, etc. Cómo combatir en un lugar abierto, cómo combatir en una ciudad, cómo estar en el campo sin que nadie te toque y no dejar rastros de que estuviste ahí”.

Siendo hijo del rabino, de una persona religiosa ¿no es más difícil ?

“Todo lo contrario. Cuando llegas como una persona religiosa al ejército, tienes ya otro propósito. Una persona que no es religiosa viene al ejército porque es obligatorio o porque es muy sionista. Pero una persona religiosa que aprende que D-os le dio este país, este lugar, sabe que tiene que pelear por él. Creo que el ser religioso te da otra perspectiva”

“Nosotros debemos de cuidar a nuestro país. Muchas personas de otros países no quieren que nosotros existamos. Y es importante que los judíos entremos al ejército y demos parte de nosotros, de nuestra vida, para un país que vale mucho”.

Como judío religioso ¿qué significa para Iakir luchar por Israel?

“Como judío religioso estás haciendo lo que Dios te pide. Estás luchando en el ejército de Dios. Estás peleando por algo más grande. Estás peleando por la tierra de Dios y por el Pueblo Judío. Sientes que estás haciendo lo que Dios quiere que hagas”.

¿Es más difícil para un judío practicante servir en el ejército?

“Hay que pararse un poco más temprano que los demás para rezar. El problema de ser religioso es por ejemplo durante Shabat: uno no puede hacer nada mientras que los que no son religiosos sí pueden”.

“Al final, la gente no religiosa te ve de otro modo. Te ven como alguien más responsable. Alguien más fuerte mentalmente. Te respetan más“.

Estando en el ejército, ¿ha sentido Iakir la presencia de D-os?

“Sientes la presencia de D-os en todos lados cuando estás en el ejército… todos los días. Vas a Jerusalén y la gente te dice: “Muy bien, soldado”. Y en esos momentos sientes la presencia de D-os, sientes cómo el pueblo te quiere”.

¿Algún milagro que le haya sucedido?

“Creo que la vida, en general, es un milagro. No estaría hablando aquí, ahorita, si no tuviera el milagro de la vida. El cuerpo humano no podría existir si no fuera por milagro”.

¿Qué es lo que reza este soldado antes de salir hacia una operación?

“No rezas. Hablas con D-os“.

¿Qué le dice?

“Le digo que me cuide, que cuide a mi familia, a mis amigos y a la gente que está conmigo. Que vayamos y volvamos en paz, y que todo esté bien”.

¿Alguna vez se ha arrepentido Frondlij de su decisión de ir a Israel?

“Sí. Te arrepientes un minuto y sigues para un año más. Vale la pena”.

Cuando se compara este muchacho con los jóvenes que están en México, ¿cómo se ve?

“Me veo un poco diferente porque los jóvenes de México acaban la prepa, vienen un año a Israel a conocerlo y después regresan a México, a la universidad. En mi caso, al entrar al ejército, estoy compitiendo para la vida. Aquí entiendes que la familia es muy importante y que los amigos que te rodean aquí en el ejército son como tus hermanos”.

¿Piensa Iakir fungir como rabino en el ejército?

“No, no soy como mi padre, no soy tan religioso como él. Yo quiero ser capitán”.

Y concluye: “Cuando vas al Kotel en Yom Haatzmaut, ves a toda la gente, religiosa y no religiosa, abrazada en medio de la plaza, cantando juntos: eso creo que es Israel. La unión entre todos. Al final todos somos una familia“.