Quiero comenzar felicitando al Rabino Marcelo Rittner por su nombramiento como rabino Emérito (tiene mucho mérito). Para mí es un kavod (honor) y un zjut (privilegio) poder seguir sus pasos y abrir nuevos senderos. Mi agradecimiento a ti, Marcelo, por tu generosidad, por todos estos años de experiencias compartidas, de aprendizajes y risas.

A la querida Ruthy y a su familia por abrirnos tan amablemente las puertas de su casa y de la comunidad. Muchísimas gracias a la querida Comunidad Bet El – que es nuestra casa y nuestra familia- por la confianza y el apoyo. Son muchísimas las personas a las que debo mencionar, por lo que en representación de todas ellas, quiero agradecer a nuestro Presidente, Alain Schwartz, a todos los voluntarios, directivos, a todos los comités, al personal administrativo, a los morim, shlijei tzibur.

Un especial agradecimiento a mis compañeros de viaje en la ruta del trabajo del espíritu, el jazán Ari, quien con su música, talento, amistad y cariño nos alegran cada día y al jazán Leibele por su ydishkait y su mentschkeit y a sus queridas familias.

Al comité organizador de este evento tan emotivo que ha trabajado con tanta dedicación. Todah Rabah! Un especial reconocimiento al Rab Dr. Ari Bursztein, Decano de asuntos académicos del Seminario Rabínico Latinoamericano, que nos acompaña. A mis maestros, (entre ellos quiero señalar al Rab. Sergio Bergman), a mis colegas, a mis alumnos. A la Dra. Judit Liwerant, Dr. Dany Fainstein y al Dr. Zvi Bekerman, mis tutores del doctorado que me permitieron acceder a una experiencia inigualable de formación en la máxima casa de estudio en México, la UNAM y en Israel, en la Universidad Hebrea y en Mandel Jerusalem Fellows, con los que estoy muy agradecido.

A mis padres y a mis hermanos, mis primeros maestros de vida, por estar siempre a mi lado apoyándome y por sentirlos siempre cerca a pesar de la distancia- un profundo agradecimiento a la comunidad Bet El y su mesa directiva por la hermosa sorpresa de traer a mis papás para este momento tan especial.

A mis suegros, a todos los familiares y amigos tan queridos. A mi esposa, Meital, por su inagotable paciencia, profundo amor y comprensión, por ser el pilar de nuestro hogar, y compañera de esta aventura. A nuestros amados hijos -Ariela, Daniela, Emanuel y Uriel- , por ser una constante fuente de alegría y bendiciones y ser una luz en el camino. Por último, al que es el primero, el Creador que nos mantuvo con vida y nos dio la fuerza para llegar a este momento. Baruj Ata Ad-nay Elohei melej Haolam shejeyanu vekimanu veiguianu lazman Haze.

Queridos amigos: Se cuenta que un joven estudiante, días antes de recibir su ordenación rabínica se acercó al Rebe y le dijo: “Maestro, he tenido un sueño y hasta me cuesta creerlo. ¡Soñé que un minian, que diez jasidim, me proclamaban su rabino!” El Rebe lo miró fijamente, luego de unos instantes de silencio, exclamó: “por favor, regresa cuando diez jasidim sueñen que tú, ¡eres su rabino!”

Les platico este relato porque resume mi sensación en este shabbat. Algo ambiguo….Por un lado, la enorme alegría, de ver que lo que se siembra con compromiso y esfuerzo, durante tantos años da los frutos esperados. Pero por otro lado, tener la firme convicción, de que este día no representa una graduación, ni el final del camino, sino simplemente, el comienzo, de una hermosa oportunidad de llegar a Ser Rabino. Esto significa transformarse en un maestro y un intérprete de la Torá y de las mitzvot, enseñando con el ejemplo personal. Implica participar de la vida de la comunidad y la sociedad, asumiendo un protagonismo activo, inteligente, y comprometido con México y con Medinat Israel, trabajando por un mundo más bueno, más justo y con más paz. Es estar atento y sensible a las necesidades sociales, espirituales, religiosas y materiales de la gente.

Permítanme compartirles la reflexión de un gran místico judío que en cierta oportunidad dijo: “Imagina a dos personas que se pasan la vida transportando piedras. Una lleva sacos de diamantes, la otra, sacos de rocas. Un día a los dos se les pide que lleven un envío de rubíes cada uno. ¿Cuál de los dos comprende lo que ha de llevar ahora? El hombre que está acostumbrado a los diamantes sabe que hay piedras que pueden ser preciosas, incluso aunque no sean diamantes. Pero el hombre que solo ha llevado rocas piensa que todas las piedras son una mera carga; tienen peso pero no valor”.

Desde hace 15 años he trabajado en esta comunidad y me he sentido parte y pude reconocer- gracias a que Uds. me abrieron sus corazones- que cada uno de sus miembros es un verdadero diamante. Sé que no es fácil llegar a ser Rabino, sin embargo, por el valor único, original e irrepetible de cada todos ustedes, creo que vale la pena el desafío de intentarlo para que seamos lo que estamos llamados a ser una kehilá kedushá, una comunidad sagrada, amistosa, estudiosa, inclusiva, heimish, orgullosa de su forma particular de vivir el judaísmo . Hoy asumo ese reto con humildad, “vocación de servicio” y mucha esperanza. Ser judío es tener esperanza, por eso nuestro himno es “Hatikva”.

En esta noche quiero que nos detengamos en la diferencia que hay entre el optimismo y la esperanza. El optimismo es la creencia de que las cosas mejorarán, la esperanza es la creencia en el hecho de que juntos podemos mejorar las cosas. El optimismo es una virtud pasiva, la esperanza es activa.

Ser optimista no requiere osadía, tener esperanza requiere mucha valentía. El optimista analiza la situación, da un diagnóstico y dice: “hay un 25% de probabilidades de éxito”. Este cálculo puede llevarnos a la inactividad si los riesgos son muy altos, si muchos son los obstáculos. La esperanza es la prima hermana de la fe. Recuerden: ¡no es la historia la que genera esperanza; es la esperanza la que genera historia!

Como lo enseñó el Rabino Jonathan Sacks, “Nuestra Torá no es un libro optimista, es un gran libro de esperanza.” Uno de mis psukim favoritos de Sefer tehilim dice: “Kavé el Adonai, Jazak veyametz libeja, vekave el Ad-nai” (Ten esperanza en D´s que se anime y se fortalezca tu corazón y Ten esperanza en D-s) Hoy, al verlos a cada uno de Uds.- estoy profundamente agradecido – los quiero invitar a renovar la esperanza en el mañana, en el futuro, que juntos construiremos en nuestro querido Bet El.

Shabat Shalom!!