Enlace Judío México – Su hipótesis consiste en que los cambios cerebrales anormales que conducen a la demencia ocurren en otros sistemas del cuerpo también.

JUDY SIEGEL-ITZKOVICH

Los cambios cerebrales anormales que conducen a la demencia también causan cambios en la piel que dan lugar a úlceras o llagas por presión, según los investigadores del Centro Médico Herzog de Jerusalén.

Por lo tanto, dicen, una prueba cutánea se puede utilizar como herramienta para la detección temprana y el diagnóstico de la demencia y podría detener o retrasar el avance de la enfermedad.

El Dr. Ephraim Jaul, director departamento de enfermería del hospital psiquiátrico geriátrico y experto en el tratamiento de las úlceras por presión, señaló que muchos pacientes con Alzheimer y otras demencias, especialmente en una etapa avanzada, tienen más probabilidades de desarrollar úlceras por presión .

En un examen cuantitativo realizado en el Centro Médico Herzog, Jaul encontró que el 67% de los pacientes geriátricos con úlceras de presión padecen de demencia, mientras que entre los que no sufrieron úlceras por presión, sólo el 23% sufre de demencia. En los últimos años, Jaul ha publicado tres estudios en el International Wound Journal mostrando un vínculo significativo entre la demencia y las úlceras de presión, centrándose en la demencia avanzada, a diferencia de la mayoría de los estudios en el campo de la demencia temprana y su prevención.

En febrero, Jaul y el doctor Oded Meiron – un investigador del centro de investigación del cerebro del hospital y director del Laboratorio de Electrofisiología y Neurocognición – publicaron su teoría sobre la relación entre ambas enfermedades.

Su hipótesis consiste en que los cambios cerebrales anormales que conducen a la demencia ocurren en otros sistemas del cuerpo también. Los cambios en el tejido cutáneo de pacientes con demencia los hacen más vulnerables a desarrollar úlceras por presión. “Estos cambios pueden darse en pacientes con deterioro cognitivo leve, no sólo en aquellos con demencia avanzada”, sugirió Meiron.

Su teoría tiene dos consecuencias prácticas: Un tratamiento preventivo más intensivo en pacientes con demencia leve en vista del aumento del riesgo, como cambios frecuentes en la postura, colchones especiales y otros medios para prevenir la formación de úlceras por presión. Desde el punto de vista de la investigación, sus hallazgos promueven el avance de los estudios clínicos del examen neurodegenerativo de la capacutánea para definir mejor el tipo y el estado de la demencia y utilizar medios no invasivos para inhibir y suprimir la enfermedad.

La prueba cutánea puede ser una herramienta poderosa para la detección temprana y el diagnóstico específico de la demencia porque no todas las demencias requieren el mismo tratamiento y no todos los declives cognitivos terminan demencia, dijeron.

“Esta información ayudará a diseñar tratamientos apropiados para retrasar y detener la progresión de la demencia en la medida en que las úlceras por presión y las alteraciones cognitivas pueden ser fatales. Si podemos identificar las etapas iniciales de la demencia, será posible intervenir e inhibir la aceleración de la disminución cognitiva a través de la estimulación cerebral no invasiva y el uso de programas de empoderamiento cognitivo”.

Fuente: The Jerusalem Post / Reproducción autorizada con la mención siguiente: © EnlaceJudíoMéxico