Cuando nos dicen que D-os es Uno y está por arriba de todas las cosas, que controla los vientos, el mar y el fuego, nos cuesta trabajo creer que está cerca de nosotros. Sin embargo, es más difícil aún pensar que el hombre tiene una grandeza similar, que por el hombre el mundo entero fue creado y que él solo puede cambiar el curso del Universo y de la naturaleza. La siguiente historia talmúdica nos recuerda la fuerza de la voluntad en el actuar del hombre. Esperamos les guste.

Una prueba de Fuerza. Rabí Bradley R. Bleefeld

– Existen diez elementos fuertes en el mundo – les decía el rabí Judá a sus discípulos-, y cada uno de ellos puede ser más fuerte que el anterior. Sin embargo, la fuerza más poderosa de todas es la capacidad para realizar una buena acción.

– Maestro – intervino un discípulo -, esto me parece desconcertante. ¿Cómo puede ser que una buena acción resulte el elemento más fuerte del universo?

– Os lo explicaré – les dijo el rabí Judá -. Una roca es dura pero, ¿no es cierto que una hoja de hierro puede cortarla en dos? Y, aunque el hierro es duro, el calor de una llama lo reblandece. Del mismo modo, a pesar de la fortaleza del fuego, el agua puede apagarlo.

– El agua es fuerte, pero las nubes pueden transportarla – continuo el rabí -. Las nubes son fuertes, pero el viento las lleva de aquí para allá con su aliento. El viento puede ser endiablado, pero el cuerpo puede resistírsele.

El cuerpo es fuerte, pero el miedo puede someterlo. El miedo es fuerte, pero el vino lo devora. El vino es fuerte, pero el sueño lo abruma.

– Y el último sueño es la muerte, que es la más poderosa – dijo el rabí Judá a sus discípulos-. Pero los actos caritativos de la bondad nos pueden liberar hasta de la muerte.

Fuente Talmúdica: Baba Batra 10 a
Fuente: Parábolas del Talmud