Enlace Judío México – Desde la liberación de los campos al término de la Segunda Guerra Mundial, no ha existido una comprensión seria del Holocausto con sus orígenes y consecuencias dentro de la psique norteamericana, de acuerdo a la investigadora Andrea Pitzer.

En abril pasado, el secretario de prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer, sugirió que las atrocidades llevadas a cabo por el presidente de Siria eran de alguna manera peores que las que llevó a cabo Hitler. Su comparación es parte de una larga racha de oficiales norteamericanos que han hecho comparativas cuestionables basadas en la ignorancia y la inconsciencia.

EEUU ha procesado al Holocausto de una manera muy americana, idolatrando la liberación de los campos de concentración y de exterminio sin hacer un buen trabajo de recordar los detalles de profundidad.

Un entendimiento superficial del Holocausto puede ser tóxico. La insistente ignorancia de aquellos en el poder puede eventualmente convertirse en la negación, considera la autora especialista en el Holocausto, Andrea Pitzer.

 

Hasta la liberación de los campos en 1945, muchos norteamericanos eran escépticos respecto al Holocausto; el gremio de los periodistas fue el de los más escépticos respecto a la maquinaria nazi y de las atrocidades que produjo.

El desentrañamiento de toda la maquinaria nazi en las ruinas de Europa llevaría tiempo, pero antes de que eso pudiera siquiera avanzarse, ocurrió la división en el mundo entre los dos bloques económicos capitalista y socialista.

Un ansia por hacer de Alemania un aliado frente al bloque soviético se hizo presente en los EEUU, por lo que se cuidó de no tratar de ofender a los alemanes en la posguerra. Organizaciones judías norteamericanas protestaban contra las reducciones de condenas de ex nazis en los fallidas peticiones de reivindicación de propiedad a judíos sobrevivientes, por lo que pensaban que todo era de manera política para no dejar que Alemania cayera en manos soviéticas.

A esto hay que añadir que los sobrevivientes judíos que llegaron a EEUU no querían hablar nada de sus experiencias por el trauma que les presentaba (algo que no solamente ocurrió ahí, sino en el mismo Israel).

Dentro de esta mezcla de ignorancia y de ansiedad anticomunista, vinieron las representaciones populares de la tragedia, la mas famosa y la que representó la manera norteamericana de ver el Holocausto fue el Diario de Ana Frank, que se publicó en EEUU en 1952.

El diario fue llevado al teatro en 1955, haciendo de la adolescente judía holandesa un personaje más universal que fuera accesible y digerible para el público norteamericano.

En 1959 la historia fue llevada al cine, haciendo aún algo más genérico y general el tema del Holocausto que solamente servía de trasfondo, del que casi nada se aprendía por medio de ambas adaptaciones.

El contexto histórico del Holocausto no se delineó en la mentalidad norteamericana y solamente se sabía de los judíos como víctimas de los campos y de los nazis como los malvados villanos.

Aunque después del juicio de Eichmann una encuesta decía que el 77% de los norteamericanos sabían del mismo y aprobaban el enjuiciamiento del ex oficial nazi, el conocimiento histórico del Holocausto seguía siendo nulo.

En 2005 menos de la mitad de los norteamericanos podían identificar a Auschwitz o Treblinka como campos nazis. Solo 1 de 3 podía identificar que 6 millones de judíos fueron asesinados (existiendo respuestas que hablaban de 25 mil hasta 20 millones). De los 7 países encuestados, cerca del 40% de los norteamericanos contestaron mal ambas preguntas.

En los años 60, grupos feministasafroamericanos se hicieron de la palabra “Holocausto” para denominar a sus propias luchas y lo que sufrían, lo que oscureció el termino aún más.

Ante los conflictos de Vietnam y Corea durante la posguerra, el Holocausto se tomó como la justificación de la participación norteamericana en una guerra en la que EEUU negó el acceso a judíos refugiados, bombardeó indiscriminadamente Dresde y usó 2 armas nucleares, para quitarse la mancha de encima que se le iba acrecentando por sus conflictos en Asia.

Probablemente la declaración de Spicer es producto de la ignorancia, pero en algún punto la insistencia de una negación equivocada se vuelve indistinguible de las intenciones verdaderas que puedan tener los norteamericanos que tocan el tema del Holocausto.

Fuente: Vox