No es casualidad que este capítulo de la Ajshará se llame “La Haretz” en lugar de Israel, pues los judíos mexicanos que hoy en día se van a Israel de Ajshará (¡Ojo! Porque no todos se van) se sienten tan, pero tan “in” en este país, que le dicen “La Haretz” como apodo de cariño. Prepárense, ya que esta será la gente que hablará por el resto de la eternidad de “El Año” de sus vidas, todos los que compartieron esta experiencia con ellos son unos expertos vividores y los que no, pues ya saben, la neta no saben nada de la vida ¿o no es así?

LA MEIDELE

Las ajsharot en Israel, ya sean con una duración de seis meses o un año, son prácticamente un mix & match de las siguientes actividades:

1. Kibutz. Ya no es como antes, que mandaban a los chavitos paisanos a kibutzim paradisiacos como Maagan Mijael en la playa o Ein Gev a la orilla del Kineret, a hacer labores de trabajo pesado como recolectar higos u ordeñar vacas. Más bien los judíos mexicanos van a kibutzim en las afueras de Tel Aviv a “estudiar” (nótese las comillas) hebreo en el Ulpan con una maestra que seguramente es argentina y seguramente tiene un humor de la patada. Probablemente el Hadar Haojel ahora cobra por cada platillo y definitivamente ya no existe la onda de las familias adoptivas. Pero no duden que es una de las experiencias más enriquecedoras e increíbles de la vida.

2. Curso de buceo, o algo por el estilo, en Eilat. Para que no extrañen los queridos judíos mexicanos el sol, la arena y el mar de Acapulco durante su estancia en Israel, está Eilat. La verdad es una experiencia maravillosa en donde puedes aprender a bucear con la “creme de la creme” de los soldados israelíes de la marina y disfrutar de las increíbles playas del mar rojo y de los extraordinarios tacos de ojo de los y las israelíes en traje de baño.

3. La Marva. Quien la hizo te dirá que es la mejor experiencia de toooooda su vida y quien no, te dirá que es una verdadera tontería en donde los niños juegan a ser soldados. La realidad es que son dos meses que al mismo tiempo son extremadamente pesados, sin dormir, comiendo puro pan con “shoko”, sin bañarte decentemente; y de los momentos más chistosos y divertidos de toda la Ajshará; además es a dónde más gente de todo el mundo puedes llegar a conocer, aunque definitivamente esto de la Marva no es para todos. ¿Tienes problemas con la autoridad? Entonces, probablemente, no sea tu lugar favorito.

4. El Majón. El lugar y plan predilecto de los madrijim de tnuot que quieren sacarle algún tipo de jugo intelectual a su año de Ajshará y no están interesados en vivir tanto tiempo en la locura de Tel Aviv. Muchos de los chavos que han hecho El Majón salen con novia o novio, pues ¿qué creen que va a pasar en un lugar en donde hay miles de chavitos judíos de la misma edad y los mismos ideales?

5. La buena vida en Tel Aviv. Muchas veces así es como acaba la Ajshará de los judíos mexicanos (o al menos la parte de Israel). Consiste en nada más y nada menos que vivir la buena vida en una de las ciudades más increíbles y cosmopolitas del mundo. Muchos consiguen trabajos temporales de meseros en los restaurantes de la playa o algo por el estilo. Pero la filosofía de esta etapa dicta vivir de noche y dormir de día ¿o me equivoco?