Enlace Judío México.- Una prospección geofísica multidisciplinar marcará las pautas de la investigación en el yacimiento arqueológico de ‘La Mota’, el antiguo asentamiento medieval judío que da nombre a Castrillo Mota de Judíos (Burgos), ocupado entre los siglos XI y XIV y que presenta evidencias de numerosas construcciones domésticas.

El equipo arqueológico formado por Ángel Palomino y María Negredo acaba de culminar la tercera campaña de excavaciones en La Mota, que se ha desarrollado durante los meses de junio y julio.

Se ha confirmado que el asentamiento judío creado en 1035, cuando la comunidad fue expulsada del municipio próximo de Castrojeriz por orden del rey Fernando I, estaba bien estructurado y planificado.

Contaba con construcciones resistentes, ya que nació con vocación de permanencia, a pesar de sus orígenes precipitados, ha manifestado Ángel Palomino en declaraciones a Efe.

Después de tres años trabajando en el yacimiento, desde que en el 2014 se realizasen las primeras castas, el equipo ha decidido hacer una prospección geofísica para definir futuras intervenciones.

Usarán un georadar, fotografía aérea infrarroja y termográfica y un perfilómetro multifrecuencia para definir con precisión las áreas que pueden albergar estructuras arquitectónicas.

Se estudiará el terreno en extensión y en profundidad, utilizando técnicas de investigación no destructivas, para valorar el subsuelo y obtener información para planificar próximas campañas.

El yacimiento tiene una extensión de siete hectáreas, si bien los trabajos se han centrado en 150 metros cuadrados del sector seis, el que más evidencias domésticas presentó tras los sondeos previos.

Con las últimas excavaciones, cuyos resultados se van a presentar mañana en una charla divulgativa en Castrillo Mota de Judíos, se ha constatado que hubo dos fases consecutivas de ocupación.

Inicialmente, los judíos realizaron estructuras subterráneas, la mayoría circulares y de gran capacidad, utilizadas posiblemente como silos de almacenamiento de grano.

También, estructuras de pared de adobe, con mortero de cal, que serían piletas para el procesado de la uva.

En la segunda fase, al consolidarse el proceso de urbanización de La Mota, las estructuras de almacenamiento y procesado de materias primas fueron sustituidas por edificios domésticos de mayor tamaño.

Se asentaban sobre muros de 95 a 130 centímetros de ancho, tenían zócalo y enfoscados, y se han encontrado evidencias de las vigas de madera que soportarían pisos superiores.

Asimismo, las estructuras localizadas junto a la calle empedrada, que rodea el cerro, son más pequeñas y profundas y todo apunta a que podrían ser sótanos, ha afirmado Palomino.

El asentamiento judío de La Mota estaba perfectamente diseñado y planificado, y nunca se concibió como algo provisional.

Se construyeron terrazas para salvar los desniveles del cerro y junto a la calle empedrada se dibujaron calles adyacentes.

Además de las evidencias físicas, las excavaciones han permitido obtener numeroso material arqueológico de cerámica, característico de la Edad Media, de los siglos XII y XII.

El asentamiento arrancó en el siglo XI, en torno al 1035, fecha de la expulsión, y se mantuvo ocupado hasta el siglo XIV, pues en el 1311 el rey permitió a los judíos volver a Castrojeriz.

La mayor parte de la cerámica corresponde a productos domésticos, para usos culinarios, servicios de mesa o almacenamiento, y también se han encontrado materiales vinculados con la tradición religiosa.

La excavación arqueológica en La Mota forma parte de un proyecto de recuperación de la cultura sefardí que nació en 2014, cuando el municipio decidió cambiar su nombre.

Castrillo Mota de Judíos dejó atrás el apellido ‘matajudíos’, que le había acompañado desde el siglo XVI, recuperando el original Mota de Judíos, que hacía referencia al asentamiento medieval.

 

 

Fuente:lavanguardia.com