Enlace Judío México – ¿De repente se te antoja hacer algo sin importarte nada? ¿Reaccionas exageradamente a situaciones complejas? No sólo los niños son caprichudos y berrinchudos, los adultos también llegamos a serlo. Shoshana y Mylen te platican cómo evitar esto y te ofrecen su ayuda en Presente Continuo.

Shoshana Turkia: Hoy les vamos a hablar de un tema muy común entre niños y sobre todo entre adultos: los caprichos y los berrinches. Para hacerlo quiero contarles una historia que conocemos Mylen y yo cercanamente, porque nos tocó participar en ella.

Había una señora que tenía una cafetería lindísima, el café era delicioso y el lugar estaba super bien puesto. Y por otro lado había una pastelera extraordinaria, pero que vendía todos sus pasteles al por mayor, entonces nunca tenía la satisfacción de ver a la gente comerse su pastel.

Un día platicando juntas dijeron: “Oye ¿por qué no vendemos los pasteles en la cafetería?”. Y decidieron emprender así un nuevo negocio juntas para que en esa cafetería hubiera pasteles.

Pusieron una fecha de arranque, hicieron los preparativos y buscaron los detalles que necesitaban para celebrar este nuevo inicio del negocio conjunto.

Un día en la cafetería hubo un anuncio de galletas, previo a que empezara el nuevo negocio de pasteles.

Me gustaría invitarlos a que reflexionáramos hasta aquí cómo se hubiera sentido la pastelera al enterarse y cómo se hubiera sentido la dueña de la cafetería al enterarse que la pastelera se enteró.

Mylen ¿por qué no nos platicas un poco acerca de qué son los berrinches?

Mylen Saadia: Nosotras conceptualizamos los berrinches adultos como la incapacidad de responder emocionalmente a la situación como corresponde.

Respondemos exageradamente o desbordadamente. O no respondemos y nos escondemos, lo cual también es una reacción exagerada.

Azotar una puerta es exagerado, es un berrinche.

ST: Un capricho sería algo como lo siguiente: ¿nunca les ha dado un antojo o deseo de brincarse las reglas por un ímpetu que tienen en ese momento?

Es un antojo muy presente. El capricho es romper el acuerdo con tal de obtener eso que deseamos. Es muy común ver que los caprichos resulten en berrinches.

Ahora retomemos la historia de nuestra cafetera y nuestra pastelera.

La pastelera revienta en ira en cuanto ve esa publicidad. Ella era una empresaria que sabía muy bien hacer su negocio de vender pasteles al por mayor y se iba a embarcar a esta aventura hacia la incertidumbre con una socia.

Pero cuando uno se embarca, quiere saber que el que se está subiendo al barco es confiable, seguro y más o menos quiere llegar al mismo lugar. Porque uno en altamar no se pone a discutir hacia dónde se quiere llegar, eso se pacta antes de salir.

Esta mujer monta en una ira desproporcional. Está enojadísima. Si hubiera tenido los medios para ir a incendiar la cafetería, lo hubiera hecho.

Claro que también tiene un angelito dentro de su cabeza que le dice: “Cálmate, respira, piénsalo y reacciona de forma adulta”.

Lo que hizo fue muy bueno porque fue a pedir ayuda. Ante esta incapacidad de hablar siquiera con su socia de la cafetería, lo que hizo fue marcarnos a Presente Continuo y decirnos lo que había sucedido.

MS: Lo que pasó fue que esa ira empezó a tener un lugar, y nosotras en Presente Continuo lo que hicimos fue entender y reconocer la emoción. Validarla.

Es decir, le dijimos “Entendemos que estés muy enojada”. ¿Qué sentía? Nos habló de ese enojo, de cómo era posible que su socia la traicionara de esa manera metiendo galletas a la cafetería cuando iba a ser exclusivamente de pasteles.

Nos contó que se sentía traicionada, que se sentía vulnerable y desprotegida.

ST: Decepcionada también, fue una palabra que usó mucho.

Y aquí es donde cambiamos un poquito las cosas. Generalmente cuando llegas a una situación de arbitraje que es básicamente lo que hicimos, que es negociar entre dos socios para llegar a una resolución, todo mundo te dice “¡fíjate en los hechos!”.

Si hubiera llegado con un árbitro común, lo primero que hubiera hecho hubiera sido preguntar si había metido o no información de galletas en la cafetería; si habían pactado previamente o no exclusividad de alimentos de la cafetería, etc.

Pero ese método es muy frío porque mientras la emoción está presente y no hay reconocimiento de la emoción, no se le puede abordar. No hay forma de continuar. Por eso tantos y tantos métodos de arbitraje fallan a largo plazo.

Porque en principio pueden arreglar la situación de hechos pero no están arreglando el trasfondo que es la emoción, o como nosotras decimos, la energía en movimiento.

Una vez que logramos abordar y no desbordar la emoción y entender por qué estaba sintiendo lo que estaba sintiendo fuimos a la pregunta básica ¿qué quieres hacer con tu socia? ¿quieres herir o quieres terminar la relación?

Le tomó tiempo llegar a esa decisión, porque todavía se estaba decantando entre su enojo y la esperanza. Lo que hicimos después de su decisión de que sí quería continuar a cambio de ciertas reglas con su socia, fue llamar a la dueña de la cafetería

MS: Una de las cosas que tuvo que pasar con la pastelera era tener que asumir que a veces las cosas se salen de control, que no son como yo uno las quiere exactamente o cómo lo espera.

Estar abierto al cambio y tener esta tolerancia a la frustración, de que no era como yo lo quería así de perfecto.

Y la segunda es transitar la emoción. Estar en la ira. Entenderla y validarla.

Sí es cierto que estoy enojada ¿qué hago con este enojo?

Cuando llegamos con la cafetera nos dice “¿De qué me están hablando? No estoy ni enterada de lo que están hablando. Inocentemente puse el anuncio de galletas”.

ST: La pastelera estaba furiosa, ardiendo en llamas. Y por el otro lado la cafetera completamente relajada. Su forma de contar la anécdota incluso era chistosa. Por el grado de que no había una relación entre las emociones.

La cafetera contó que había ido a desayunar tranquilamente, que probó una galleta que estaba deliciosa y que la chava que las vendía le preguntó si podía hacer publicidad en su cafetería y se le hizo muy fácil decir que sí.

¿Dónde está el problema? En que actuó a raíz de un capricho. Se le antojó y lo hizo.

MS: Cuando la cafetera se entera de la parte del berrinche de la pastelera dice: “Alto. Yo no voy a permitir que alguien invada mi espacio”.

Se siente controlada. Se siente coartada en su libertad. Siente que hay un tema de abuso, de por qué sus decisiones tendrían que pasar por la aprobación de la pastelera, que aunque sea su socia, son decisiones que si ella quiere hacerlas las seguirá haciendo.

Se mete a un tema de libertad, y de ser libre y de que nadie la puede controlar. Claro, porque había una emoción importante detrás con el tema de sentirse controlada y abusada.

ST: Hicimos lo mismo por separado con la cafetera. Una vez que tocó ese punto de vulnerabilidad y ese punto de enojo, que incluso fue más como de asco. De decir “¿Por qué tengo yo que ceder ante estas cosas? Ni siquiera lo entiendo. Es desagradable para mi”.

Logramos transitar por el desagrado y preguntarle ¿tú qué quieres hacer a raíz de esta decisión? Cuando sabes que a tu socia este tipo de acciones le duelen y cuando tú puedes reconocer que el compartir tu espacio también te genera dolor.

Lo que ella decide es seguir. Las dos por separado deciden seguir en el negocio. Falta ver entonces cómo resuelves este conflicto.

Nosotras tenemos una serie de pasos. El primero es agotar las emociones. Es decir, que se agote lo que se detonó, lo detonado. Recogemos el desastre y después vemos qué lo detona.

Lo siguiente es ver si el objetivo que tenían en común en ese vínculo se suscribe o se deshace. Si alguna de las dos socias hubiera dicho “Yo no quiero seguir”, la negociación hubiera versado sobre cómo terminar esa relación de la forma más pacífica y menos costosa para las partes.

En este caso fue plantearse el objetivo común. Hay que suscribirlo y hay que comprometerse.

Lo tercero que hicimos y que fue lo más complejo fue hacer una lista de acuerdos. Plantear cuáles son los valores de esta sociedad, el para qué se está haciendo y cuidar mucho los cómos y las formas.

Esto requiere forzosamente de un autoconocimiento de ambas partes. Porque hay que ser muy puntuales en lo que sí queremos, en lo que no queremos y en lo que podemos negociar.

Una vez que logramos hacer el marco de negociación y de llegar a acuerdos elaboramos lo que considero es lo más difícil y que falta en muchos espacios, que es la vía de escape o la salida de emergencia cuando vuelva a pasar un detonador de esta forma.

En los negocios, como en las relaciones familiares o como en las relaciones sociales siempre va a haber situaciones de conflicto. Porque puede haber un capricho que se aparezca, porque puede haber nuevas circunstancias, porque todo el entorno constantemente está cambiando y nosotros como individuos estamos constantemente cambiando.

Lo que desarrollamos fue una estrategia de cómo volvernos a vincular cada vez que llegue un conflicto de esta magnitud. Lo que estas dos mujeres acordaron era que sí necesitaban arbitraje cada que saliera un problema de este tamaño, porque las dos son mujeres de negocios muy exitosas, muy celosas de su terreno y muy celosas de su trabajo (por celosas quiero decir orgullosas).

Son mujeres que les gusta lo que han hecho. Que les ha tomado mucho tiempo construir lo que tienen. Y entonces ellas dicen: “Entre nosotras a solas, no sabemos si lo vamos a poder resolver”.

Tienen sus juntas de arbitraje cada vez que haya una emergencia y también tienen un acuerdo de que una vez cada 15 días tienen que sentarse a hablar acerca de cómo se sienten acerca del negocio, no de los resultados objetivos del mismo.

Esto ayuda mucho a que la relación se vaya construyendo desde el amor, que es muy diferente. Y creemos en Presente Continuo que sí hay esta construcción desde el reconocimiento de las virtudes del otro. Esa es la definición que nosotras manejamos de amor.

Va a ser mucho más fácil vincularnos, administrar las emociones y no ceder tan fácilmente a los caprichos.

MS: En conclusión: hay adultos que pueden tener berrinches. Todos de alguna manera los tenemos cuando la emoción nos rebasa y nos desborda.

Y a veces salimos con azotar la puerta, con gritar, con esconderse, etc. Reacciones desproporcionadas a lo que pasó. Parte de esto es ayudarle a nuestra corteza cerebral a madurar.

A empezar a reaccionar de una manera más madura. Conteniendo la emoción, poniéndole un nombre, validándola y entonces sí puedo a partir de ese momento decir: “Ok, ya que la veo puedo reaccionar con pensamiento, con cerebro”.

ST: Tenemos estrategias en Presente Continuo para hacer esto. Una de ellas se ve en un taller que dura 10 módulos de 2 horas y media cada uno, donde entre otras cosas se ve qué significa la autonomía emocional y la autonomía económica, que en este caso fueron las dos autonomías que se movieron con mayor impacto en esta relación, y ver cómo podemos tener elementos de construcción que nos permitan movernos libremente, en libertad y desde el amor, con nosotros mismos, con nuestros socios, con nuestros familiares y con la gente que interactuamos.

Porque finalmente venimos al mundo a estar felices y a estar en paz.

MS: Entendiendo que nuestros berrinches no nos dan la libertad de hacer lo que se nos pegue la gana.

Para contactar a estas dos extraordinarias mujeres, pueden escribirles a [email protected] y para obtener mayor información, ir a la página www.presentecontinuo.com.mx.

Shoshana y Mylen ofrecen un programa constante de empoderamiento y crecimiento personal, con charlas conferencias y seminarios; en esta ocasión ofrecen a los lectores el programa “Construyendo tu autonomía”, que se impartirá todos los martes de 20:30 a 22:30 en las instalaciones del Centro Social Monte Sinaí, a partir del 5 de septiembre y hasta el 7 de noviembre. Para informes e inscripciones, comunicarse al 55969966, ext. 232/207.