Enlace Judío México – A diferencia de Corea del Norte, la capacidad nuclear no es el objetivo final de Irán, sino un medio para promover sus ambiciones regionales.

MOSHÉ ARENS

Los proyectos y programas nucleares dirigidos por Pyongyang y Teherán son similares. Ambos países poseen misiles balísticos que pueden lanzar ojivas nucleares a miles de kilómetros, y desarrollan sus armas de manera prácticamente independiente, a pesar de las sanciones que se les han impuesto a través de los años. Ambos invierten una parte sustancial de sus recursos anuales en estos programas de armas, y sus proyectos constituyen un peligro para la mayor parte del mundo.

Tanto Corea del Norte como Irán carecen de escrúpulos para exportar sus conocimientos perjudiciales a otros países y organizaciones terroristas. Los misiles balísticos se han proliferado en el Medio Oriente árabe a través de ellos. El reactor nuclear sirio, destruido en 2007, fue construido por los norcoreanos. También se rumorea que Corea del Norte está ayudando a Irán a eludir las restricciones del acuerdo nuclear que limitan el progreso de su proyecto nuclear.

Pero aquí terminan las similitudes entre ambos países. Para determinar una política que limite sus ambiciones nucleares, que podría eventualmente conducir al desmantelamiento de sus capacidades nucleares y balísticas, es importante tener en cuenta las diferencias de cada programa.

Para el dictador Kim Jong Un, los misiles balísticos y las ojivas nucleares son una póliza de seguro. El líder norcoreano sigue la política de su padre, Kim Jong Il. A través de importantes avances tecnológicos ha miniaturizado el tamaño de las ojivas nucleares y ampliado la gama de sus misiles. Desde su perspectiva, ha logrado inmunidad contra ataques de países hostiles a su régimen. El secretario de Defensa estadounidense James Mattis ha dicho que un ataque a Corea del Norte podría conducir a una confrontación “catastrófica”. En otras palabras, Kim ha logrado su objetivo: la disuasión. Tal vez hace algunos años, antes de que el país alcanzara sus capacidades actuales, habría sido posible poner fin a sus ambiciones nucleares, pero ahora parece ser demasiado tarde.

Por otro lado, no hay razón para suponer que Kim usará sus capacidades de armas nucleares para acciones ofensivas, ya que seguramente sabe que eso significaría su fin y el de su régimen – sería un movimiento suicida. Por lo tanto, parece lógico esperar a que surja el cambio inevitable en Corea del Norte, mientras se toman medidas para evitar la exportación de su conocimiento nuclear y balístico.

La historia con Irán es totalmente diferente. Para los ayatolas en Teherán, la capacidad de lanzar ojivas nucleares a largas distancias es también una póliza de seguro, pero a diferencia de Corea del Norte, no es su objetivo final, sino un medio para promover sus ambiciones regionales. Es una palanca para convertirse en el poder dominante en el Medio Oriente. Incluso ahora, antes de obtener armas nucleares, están explotando el levantamiento de las sanciones y los fondos a su disposición en virtud del acuerdo para impulsar el terrorismo contra quienes consideran sus enemigos. Lo usan para financiar y entrenar a Hezbolá, construir su arsenal de misiles balísticos y ayudar a la insurrección chiíta en Yemen. Hoy, Irán controla Irak y partes de Siria, el Líbano y Yemen mientras amenaza a Arabia Saudita, los países del Golfo e Israel.

Hace unos años, era posible detener la evolución del proyecto nuclear iraní. Aún puede ser posible antes de que sea demasiado tarde.

Fuente: Haaretz / Reproducción autorizada con la mención siguiente: © EnlaceJudíoMéxico