Enlace Judío México – Cuando el sexo se ausenta en un matrimonio, esto puede ser muy doloroso para ambos esposos e ir erosionando otras áreas dentro de la unión, trayendo consigo más sufrimiento. Shoshana y Mylen te orientan como regenerar el erotismo entre tú y tu pareja.

Mylen Saadia: Hoy les queremos platicar del matrimonio sin sexo. Hay muchas parejas que están viviendo situaciones que pueden llegar a ser muy dolorosas cuando una pareja no está teniendo relaciones sexuales porque afecta mucho a la pareja y a su autoestima.

Esto no quiere decir que pueda haber parejas en las que la sexualidad no es una parte importante de sus vidas y que decidieron de mutuo acuerdo tener otros vínculos importantes, otros lugares de entretenimiento, otras cosas en la vida que permean la vida de la pareja y en que no es importante la sexualidad.

El problema es cuando para uno de los dos la sexualidad sí es importante, y uno en la pareja decidió unilateralmente decir: “a mí ya no me importa. Hazle como puedas pero yo no estoy interesado/a en el sexo”.

La falta de ganas de tener relaciones con la pareja no distingue género. Nos llegan a sesión tanto mujeres que traen a los maridos de los pelos diciéndole: “Mire Doctora, él no quiere tener relaciones conmigo”; como hombres que dicen: “Oye, es que a mi mujer de plano no se le antoja nada”. Al punto de usar palabras peyorativas fuertes.

Cuando ya se le califica a una persona como “impotente” o “frígido”, entonces su persona se convierte en este ser y pierde su identidad. Ya es el que no quiere, el que no puede, el impotente. Y esto permea muchas áreas de la vida, no nada más la sexual. Y la frígida, también. Por eso es que no distingue género.

Shoshana Turkia: Los matrimonios sin sexo cuando no son por consenso, son sumamente dolorosos para ambas partes. Tanto para quien no quiere relaciones como para quien las busca.

Sucede una doble dinámica que es importante identificar: por un lado quien quiere tener relaciones sexuales y no logra construir este vínculo, este espacio y esta interacción física. Es algo que tiene que pasar por el cuerpo, se siente rechazado, y el rechazo es uno de los miedos principales que sufren las personas.

Y por otro lado, quien no quiere tener relaciones sexuales sin importar la frecuencia con la que su pareja se lo pida o lo provoque o lo busque, se siente perseguido. Y todos sabemos que sentirnos en una situación de persecución es muy desgastante, porque empezamos a buscar estrategias que nos permitan escaparnos, evadirnos o huir de la situación.

Es muy difícil que la pareja llegue a hablar de estos temas abiertamente ya sea entre ellos o a través de un profesional, porque ambos se sienten víctimas de la situación.

MS: Cuando llegan a consulta es la primera vez que se enteran que han estado rechazando continuamente a su pareja, y el rechazo se vive como una tortura física. Es algo tan fuerte en el cerebro como si estuviéramos infligiéndole un dolor físico a la persona.

Cuando le damos la oportunidad a la persona que se ha sentido rechazada de hablar y de que diga “No me siento lo suficientemente hombre o mujer”, “Me siento feo o fea”, “Algo he de tener mal yo para que tu no me quieras o desees”, “¿Cuantas veces tengo que rogar por contacto físico?” o “¿Cómo le hago?”. A veces estas personas ya quemaron todos sus barcos.

Ya buscaron seducir, ya buscaron bailar, ya buscaron enojarse, ya buscaron amenazar, etc. Ya recurrieron a un millón de técnicas para hacerle entender a sus parejas y decirles: “Oye, te necesito, para mi es importante tener contigo una sexualidad contigo plena y placentera. Vincularme. Encuentro el vínculo contigo donde me siento más mujer o más hombre, donde me siento más querida o donde me siento tomada en cuenta o importante”.

Todo esto son las frases que escucho cuando les pregunto a mis parejas “Oye, ¿y a tí por qué te es importante tener relaciones sexuales?”

ST: Por otro lado está quien se siente perseguido. La elección de no tener una vida sexual activa, puede deberse a diferentes factores. Uno, que sea una decisión de decir a mi el sexo no me interesa, no me provoca o me exige demasiada energía, o no quiero vincularme con mi cuerpo y con mis emociones, ni con lo que se me mueve.

O me remite a un evento previo muy doloroso y no quiero entrar ahí. O me da miedo procrear. Podría ponerse una serie infinita de lo que podrían parecer pretextos, pero para esa persona son razones reales.

No estamos hablando de infidelidad. De cuando hay un matrimonio que no tiene sexo porque una de las partes está desahogando su interés sexual con otra persona. Estamos hablando de un buen matrimonio.

MS: Un buen matrimonio es uno que tiene intimidad, respeto mutuo, admiración de uno por el otro, que hay reconocimiento, que hay tiempo y espacio en común, que hay compatibilidad, que hay intereses o un plan de vida creado juntos, que van hacia el mismo camino.

ST: Eso quiere decir que son buenos compañeros de viaje y buenos compañeros de vida. Que no hay una mentira de por medio que los separe o que los tense, sino que la tensión simple y únicamente pasa por lo sexual.

Generalmente se puede mover a alguna de las otras áreas como la económica, la espiritual o la emocional, pero estamos solamente enfocados cuando hay ausencia de interacción sexual.

MS: Una de las cosas que empieza a pasar es que el primer mes lo dejaron pasar, y luego son dos meses o tres y cuando menos se dan cuenta ya pasaron uno o dos años y ya no encuentran la ruta de regreso.

Ya no saben cómo empezar. ¿Como atreverse otra vez a tocarlo/a o acariciarlo/a? El problema de los matrimonios sin sexo es que cualquier caricia se vuelve un detonador de: “Ah, lo que tu quieres es tener sexo conmigo”. Ya no se pueden ni abrazar, ni besar, ni dar una caricia, ni hacer piojito porque se dispara esta idea de que otra vez quiere uno tener relaciones.

ST: Reconocemos el dolor en ambas partes, esto es muy importante, porque lo demás sí está vinculado, y sí hay mucho dolor y hay mucho silencio en la pareja.

¿Qué acaba pasando? Sí entendemos la energía vital como el erotismo (que es lo que nos da vida, lo que nos permite todo lo demás) y eso se está muriendo, las otras áreas de ese matrimonio que sí funcionaban en un principio, se empiezan a erosionar y empiezan a sufrir.

Empieza a disfrazarse la ausencia de intimidad sexual con otro tipo de problemas. “Es que él no me escucha”, “es que ya no reconoce que yo le traigo el dinero a la casa”, “lo que pasa es que él cree que yo estoy gorda”, “está tan atenta a los niños que no me ve”.

Una serie de pretextos inútiles que lo están ocultando es que esa pareja no logró tener un encuentro sexual satisfactorio. Hay matrimonios donde no hay una intimidad sexual porque los encuentros son desafortunados, porque no hay suficiente placer ni físico ni emocional ni vinculante que permitan que esa experiencia se repita.

MS: Hay ocasiones en que hay un factor físico que impide el encuentro íntimo o sexual que puede ser un dolor físico, una enfermedad en los genitales (vaginismo, disfunción eréctil o eyaculación prematura). Cosas que físicamente impiden.

También hay impedimentos mentales que son estas ideas y creencias quizá con respecto a la autoimagen, a lo que debe de ser un buen esposo o una buena esposa. Estas creencias contradictorias de entre amante, prostituta, proveedor y amante, que cuesta trabajo a veces congeniar a esas dos personalidades en la cama.

También tenemos estas limitaciones que pueden ser emocionales como una depresión, o cuando la pareja está enojada. Esas emociones que impiden abrirse a la experiencia sexual

Y también hay limitaciones espirituales, que puede ser una desconexión con la vida o creencias religiosas. Quiero hablar un poco también de la importancia del judaísmo, de la tevilá, porque previene en muchas parejas el matrimonio sin sexo.

La tevilá nos obliga por lo menos una vez al mes a tener un encuentro sexual, pero caemos de todos modos si es solo una vez al mes en la estadística del matrimonio sin sexo, porque quiere decir que solamente lo tenemos 12 veces al año, lo que es demasiado poco.

Pero teniendo esta conciencia de que de alguna manera Dios nos ha mandado a encontrarnos con nuestra pareja al menos una vez por mes, que claro, no está estipulado que sea una vez por mes, entonces estamos en la conciencia de que esto es importante, de que hay que reconectar desde ese lugar.

Porque podemos conectar muchas veces con muchos amigos, muchas conversaciones. Darnos muchas comidas y muchas cenas. Pero lo único que tenemos con nuestra pareja es el encuentro sexual.

ST: En teoría debería ser exclusivo en actividad. O sea, el encuentro íntimo, erótico y sexual en teoría únicamente debería de darse con esa persona dentro del matrimonio.

No todo está perdido. Dentro de este profundo dolor de ambas partes, tal vez una que lo verbalice más que la otra, hay pequeñas vías o pequeñas rutas que se pueden comenzar a reconocer.

Muchas veces cambiar de espacio es importante, es decir, un viaje donde el objetivo sea la reconexión erótica. Puede ser una buena alternativa. Pero si antes de eso no hay un juego, no hay una preparación para llegar a ese espacio, de nada va a servir irse a la isla más bonita del planeta ni a ninguna de las extraordinarias playas que hay en México si no hay esa preparación previa y ese acuerdo previo.

El tema es que hay mucho miedo de por medio. Es como transitar un espacio cada vez más amplio, minado, donde si cruzas te puede reventar una mina, y vas a perder algo. Muchas de las cosas se ponen en riesgo.

MS: Una de las estrategias que hemos usado en sesión para transitar ese miedo es que les decimos que lo actúen, que finjan, que simulen que están en una obra de teatro de enamorados, de que están conectados. Y que hagan el pre estreno y el primer acto, es decir, antes de la puesta en escena final, que ya está previamente acordada en un día, en un lugar, en un momento.

Ya es muy difícil que esto falle. Esto es el momento para reconectar a la pareja y decir: volvamos a reencontrarnos sexualmente.

ST: También reconocemos que como ya hay erosiones en otros aspectos, hay otras vías. O primero vamos resolviendo esos pequeños vínculos que no están tan rotos o tan lastimados o resolvemos desde lo sexual.

Muchas veces las parejas tienen sexo de reconciliación para resolver otros temas. Eso debería ser realmente nada más la vía de reintroducción a esa conversación, pero si esa conversación no sucede, el sexo no va a curar a esas otras erosiones y esos otros espacios.

Caemos en la trampa de tratar de resolver cosas de un sistema o de una esfera con soluciones de la otra. Sí tenemos que reconocer que hay interacciones, pero no podemos desvíncularnos de nuestra responsabilidad de hacia a dónde van esos vínculos y como suceden en ese sistema.

La sexualidad es muy importante, es la energía vital. Yo lo que les recomiendo a las personas que no están transitando por ahí es que tomen decisiones que vayan relacionadas con qué esperan ellos de la vida desde el placer y desde el gozo, no desde la resignación y la aceptación.

Porque es muy doloroso y esos caminos no se vuelven a andar, nunca vamos a ser más jóvenes que hoy, y nunca vamos a tener mejor corporalidad que la que tenemos hoy.

Este es el momento que tenemos, este es el presente, este es el regalo que tenemos para explorar el gozo. Y si no lo reconocemos y no tomamos esa responsabilidad en nuestras manos, nadie lo va a hacer por nosotros, por más amor que nos tenga nuestra pareja, por más paciencia o afectos que haya atrás.

Si nosotros no decidimos transitar sobre la vida a través de nuestro cuerpo o a través de nuestras emociones, difícilmente alguien más lo va a lograr.

MS: Los invitamos a que lo hagan por una vía amorosa, porque sabemos que muchos de ustedes han intentado todos los métodos para recuperar a la pareja sexualmente. Entonces sí hay un camino, pero sí pidan ayuda a un profesional.

ST: Y es un camino que se transita en dos vías. No basta solamente pedir y hacer. Si no hay un diálogo y una construcción dentro de la pareja es muy difícil llegar solos.

Para contactar a estas dos extraordinarias mujeres, pueden escribirles a [email protected] y para obtener mayor información, ir a la página www.presentecontinuo.com.mx.

Shoshana y Mylen ofrecen un programa constante de empoderamiento y crecimiento personal, con charlas conferencias y seminarios; en esta ocasión ofrecen a los lectores el programa “Construyendo tu autonomía”, que se impartirá todos los martes de 20:30 a 22:30 en las instalaciones del Centro Social Monte Sinaí, a partir del 5 de septiembre y hasta el 7 de noviembre. Para informes e inscripciones, comunicarse al 55969966, ext. 232/207.