Enlace Judío México – Este lunes 25 de septiembre, a cinco días de haber llegado a México para apoyar en las labores de rescate, la delegación de las Fuerzas de Defensa de Israel se despidió del país en una emotiva ceremonia que se celebró en las instalaciones del Centro Deportivo Israelita.

El equipo estuvo integrado por 25 ingenieros expertos en estructuras, 25 rescatistas y 20 personas de apoyo. Además, hay un grupo de ingenieros que está revisando edificios en conjunto con autoridades de Protección Civil.

Estos expertos contaron con tecnología especializada para la búsqueda de sobrevivientes, pero muchos de ellos también son ingenieros en estructuras. Vienen con una experiencia muy grande de haber participado en zonas de desastre de más de 15 países. Su especialidad es lo que se denomina inteligencia de población: entender mejor quién vivió ahí, dónde estaba, quién falta.

La ceremonia comenzó con un minuto de silencio en memoria a las víctimas del sismo ocurrido el pasado 19 de septiembre.

“Los soldados se levantaron a media noche, en la víspera de Rosh Hashaná 5778, y fueron enviados por el gobierno de Israel y las FDI en la misión La Voz del Shofar a la Distancia para ayudar al pueblo de México. El sismo que azotó el país dejó innumerables víctimas mortales y daños materiales. El Estado de Israel ofreció ayuda de inmediato y envió una delegación de búsqueda y rescate compuesta de 71 soldados y oficiales con el fin de salvar vidas y participar en las labores de recuperación. Para el ejército, esta tarea es una misión fundamental y un deber moral de no ignorar el gran sufrimiento, incluso a grandes distancias. Cuatro horas tras la llegada de la delegación a México en la madrugada, sus miembros comenzaron sus labores continuas de rescate y recuperación con gran esmero y determinación hasta finalizar sus tareas”.

“Nuestra misión ha concluido y ahora volvemos a Israel con un gran orgullo, seguros de que la delegación israelí en México cumplió con su misión de la mejor manera posible”, dijo el vocero de las FDI, quien inauguró

El embajador de Israel, Jonathan Peled, destacó que esta no es la primera vez que Israel escucha el pedido de ayuda de México, ya que en 1985 Israel también acudió tras el sismo ocurrido también el 19 de septiembre y que dejó decenas de miles de muertos. También resaltó el hecho de que en esta misión, Israel envió a los mejores de entre sus filas, los más capacitados, quienes durante cinco días con sus noches laboraron sin descanso para ayudar a quien lo necesitara.

Luego tomó la palabra el comandante de la delegación israelí, el Coronel Dudi Mizrahi:

“General Juárez, Honorable Embajador de Israel en México, Jonathan Peled, Moisés Romano, presidente de la Comunidad Judía de México, Sr. Sión Mercado, presidente del CDI. Honorables miembros de la comunidad judía, soldados y comandantes, hombres y mujeres.

Este es un acontecimiento muy emotivo para nosotros. Sucede que cuando ocurre algo en el mundo somos requeridos para brindar ayuda. Esto no sucede todos los días pero cuando se da, ocasionalmente, entramos en un torbellino de elementos que involucran un cierto estado de alerta, determinación, respuesta inmediata, capacidad de planear e implementar tantas cosas simultáneamente para encontrarse en el aire en pocas horas, aprender la tarea, volar 20 horas y aterrizar para brindar ayuda a un país, una nación fuerte que por lo general enfrenta sus dificultades día con día. Cuando esto sucede, volvemos a poner a prueba todas nuestras habilidades.

El sismo, que como cualquier terremoto, ocurrió súbitamente, creó la oportunidad de una gran amistad entre ambos países, bajo el contexto del fortalecimiento de excelentes relaciones mediante la reciente firma de un acuerdo de colaboración entre México e Israel. Unos días después, surgió la oportunidad de poner en práctica esa colaboración de manera excepcional.

La presencia de los soldados aquí en México y en esta ceremonia, luego de finalizar una misión tan compleja, es un acontecimiento tan poco común. No hay nada mejor que esto para expresar los profundos lazos de amistad entre ambas naciones. Porque sólo países con una verdadera amistad pueden llevar a cabo una misión como esta.

En esta semana hicimos muchas cosas. Nuestros ingenieros revisaron las estructuras, hicimos grandes esfuerzos por encontrar gente con vida entre los escombros. Desafortunadamente no lo logramos, pero sí logramos rescatar algunos cuerpos de los escombros. Es una tarea muy complicada y compleja, que requiere mucha fortaleza emocional. Lo hacemos con mucho amor y de todo corazón. Logramos realizar esta tarea de la mejor manera posible.

Pero además de la misión, sucedió algo más esta semana. Pasaron dos cosas maravillosas: durante 5 o 6 días hemos estado envueltos de un gran amor por el pueblo mexicano. Es algo excepcional, no hay algo semejante. De tal manera, que los israelíes ya no están acostumbrados a recibir este trato. Además, hemos recibido todo el apoyo de la comunidad judía. Creo que lo que ha sucedido aquí es algo muy emotivo. Hemos recibido todo el apoyo y la ayuda, ya sea en alimentos, lavandería, su abrazo. Es muy emocionante. Esto es algo que llevaremos con nosotros por muchos años. Creo que como organización militar, intentaremos asimilar lo que ha sucedido aquí y cómo debemos integrar el valor fundamental del amor en los principios de las Fuerzas de Defensa de Israel desde hoy en adelante. Porque es algo realmente excepcional.

Deseo agradecer primeramente a la comunidad judía por su maravilloso apoyo. Lo vimos en cada esquina. Aquí, y en las calles. Trabajamos con rescatistas. Sabíamos que trabajaríamos con rescatistas mexicanos y de pronto, en medio de la destrucción, aparece un rescatista y dice en hebreo: ¿Necesitan ayuda? Estoy aquí para ayudarles. De pronto comprendimos la magnitud del apoyo brindado. 45 mil personas que están en todos lados y ofrecen su ayuda en todas partes. Es una maravillosa muestra de amistad.

Inmensas gracias también al Deportivo y lo que esta organización representa. No hubiese creído que existe en el mundo un lugar como este que une a toda una comunidad de esta manera. El embajador Peled me mostró las instalaciones y no pude creer que existe una organización que une a las seis comunidades de los judíos en México de esta manera. Es algo excepcional.

El amor que hemos recibo aquí de todos los rincones. La cena de Shabat y el kidush en las zonas de desastre con los rescatistas es una experiencia que llevaremos con nosotros por muchos, muchos años. No imaginé que viviría estas experiencias en México. Nadie de nosotros lo imaginó. Así que si ustedes hablan de nosotros y de la atracción de nuestra presencia, sepan que nosotros hablamos constantemente de cómo hemos sido recibidos y la hacia nosotros que es simplemente excepcional.

Quiero agradecer a la embajada, a Yoni y al personal que nos apoya y nos acompaña durante todos estos días. Nos han ayudado a simplificar tantas cosas.

Nos han abierto todas las puertas posibles para avanzar en nuestra misión y lo hemos logrado. Evaluamos más de 200 edificios. Examinamos cada grieta, cada fractura para que podamos ir al gobierno y decir, “a esta casa se puede entrar, en este hospital se puede seguir atendiendo a los pacientes”. Esa fue una ayuda importante. No hubiésemos podido hacerlo sin el apoyo que recibimos. Es algo admirable.

Finalmente, deseo agradecer a los maravillosos soldados que están aquí y a sus familias que los enviaron. Sé que es algo simbólico subir al avión en Rosh Hashaná. Algunos de ellos esperaban 30, 40, 50 invitados y unas horas antes les dijeron a sus mujeres: “Me voy, arréglatelas tú sola”. Y ellas lo hicieron todo solas, sin enojarse. Lo tomaron con amor porque así es entre nosotros. Y la maleta siempre está lista en la cajuela porque podemos volver a casa y salir en otras dos horas más. Así es en nuestra unidad Esa es nuestra realidad y lo sabemos. Así que muchas gracias a ustedes que han trabajado con tanto esmero y dedicación.

No sé si lo saben pero quiero comentarles: Nosotros teníamos previsto finalizar la misión esta mañana. Luego pensé que debemos continuarla hasta el medio día y terminar a las 11:00. Decidimos alargarla una hora más. Más tarde, debido a la complejidad del sitio principal en el que trabajamos, donde teníamos varios casos muy complejos que requieren gran exactitud de los rescatistas, continuamos nuestras actividades hasta las 15:30. El funcionario de seguridad debía permanecer una hora más y luego todos debían llegar al Deportivo. Hace unas horas estuvimos con el secretario de Relaciones Exteriores en un evento para finalizar las actividades de las delegaciones y nos despedimos. El funcionario de seguridad de la embajada me alcanzó y me dijo, el canciller quiere hablar con ustedes. Regresé, no entendí por qué me llama el canciller. No sabía qué había hecho.

Me dijo: Sé que en el segundo piso del edificio en el que trabajaron hay una viga que cortaron y eso es algo muy complicado. Hemos despedido a todas las delegaciones. Ya no hay nadie trabajando. La ayuda ha terminado, pero quiero pedirles que se queden hasta terminar esta misión.

Eso fue algo muy emotivo y nos encargamos de esa misión. 12 miembros de la delegación no están aquí en estos momentos. Siguen trabajando en el edificio bajo condiciones muy difíciles, arriesgando su vida de manera que no puedo describir y hace unos minutos me informaron que lograron rescatar el cuerpo en ese edificio en una actividad muy compleja. Así que vuelvo a decirles: Gracias por su trabajo, gracias por lo que son, gracias por lo que han hecho de nosotros y a lo que hemos llegado por su esfuerzo. Muchas gracias nuevamente.

General Juárez: Gracias por darnos la oportunidad de estar aquí. Ustedes son una nación fuerte. Generalmente no requieren de ayuda. Es un honor estar aquí. Para nosotros es una gran oportunidad venir aquí para salvar vidas. Gracias por la confianza, por vernos como compañeros. Quiero decirle algo: Hemos aprendido mucho aquí. Nos llevamos muchas cosas de México, de lo que observamos aquí. Gracias nuevamente por la oportunidad. Ha sido una gran experiencia muy emocional para nosotros. Muchas gracias.

Aún nos queda mucho por hacer. No hemos terminado nuestro trabajo. En las próximas horas haremos todo lo posible por terminar nuestra misión adecuadamente para que los habitantes regresen a sus casas lo antes posible. Esa es nuestra misión. La daremos por terminada cuando lleguemos a casa y aterricemos con bien. Muchas gracias a todos.

Al final de la ceremonia, se izaron las banderas de ambos países.