Enlace Judío México.- Cómo responder al daño hecho a 21 estadounidenses en La Habana.

THE WALL STREET JOURNAL

El Secretario de Estado Rex Tillerson dijo hace poco en “Enfrenta a la Nación” de CBS que EE.UU. está pensando en cerrar su embajada en La Habana en respuesta a misteriosos ataques sónicos contra personal de EE.UU que han herido a al menos 21 estadounidenses.

Aquí hay una idea mejor: mantenga abierta la Embajada en La Habana pero expulse de EE.UU. a los 19 cubanos que están trabajando en su embajada en Washington. Como EE.UU. ya expulsó a dos diplomáticos cubanos en agosto en respuesta a los ataques, la nueva ronda de expulsiones llevaría el número de personal de Castro al que se pide partir al mismo número del personal estadounidense que se ha confirmado médicamente que ha sufrido heridas.

EE.UU. puede decir a Cuba que las cosas regresarán a la normalidad cuando Raúl Castro explique al Departamento de Estado cómo fueron heridos los empleados de la Embajada. Por ahora, todo lo que sabemos es que el Departamento de Estado cree que algún tipo de acoso sónico los ha dejado con “una variedad de síntomas físicos.”

Ese es un atenuante. La Asociación Estadounidense del Servicio Exterior, un sindicato para diplomáticos estadounidenses, dijo a principios de este mes que ha hablado con 10 de los afectados y que “los diagnósticos incluyen lesión cerebral traumática leve y pérdida permanente de la audición, con síntomas adicionales tales como pérdida de equilibrio, dolores de cabeza severos, interrupción cognitiva y sudoración cerebral.”

Castro dice estar asombrado de escuchar esta noticia y afirma que no tiene idea de cómo pudo haber sucedido. Eso sería más fácil de creer si Cuba no fuese un estado policíaco con un largo historial de acosar a empleados del gobierno de EE.UU. en la isla.

Según el embajador retirado James Cason, quien manejó la Sección de Intereses de EE.UU. en La Habana desde el 2002 al 2005, dejar heces sobre una mesa de comedor o la manija de un coche y envenenar mascotas son algunas formas en que los muchachos de Castro han mostrado hospitalidad hacia los estadounidenses a lo largo de los años. El personal de la Embajada involucrado en cuestiones de derechos humanos y con disidentes estaba entre los objetivos más probables porque el régimen quería enviar un mensaje, nos dijo el Sr. Cason.

Los ataques sónicos son diferentes porque los estadounidenses no supieron que estaban siendo dañados hasta después del hecho. Una teoría es que uno de los aliados de Cuba, como Corea del Norte o Irán, decidiera probar un nuevo dispositivo de ataque desde su embajada en la isla. Otra teoría es que un ala canalla del régimen quiere debilitar el acercamiento estadounidense. Pero un régimen que se especializa en espiar a su propio pueblo no se sorprende a menudo por los acontecimientos locales. Como lo dice el Sr. Cason, “nada ocurre [en Cuba] sin que el gobierno lo sepa.”

En la extraña probabilidad de que los ataques no sean aprobados por el régimen, un estado de partido único que aprendió de los soviéticos tiene ciertamente el poder de investigar. Pero estos hechos comenzaron en noviembre pasado, Estados Unidos se quejó por primera vez en febrero y ellos continuaron hasta agosto. No obstante el desconcierto de Castro, su gobierno no ha hecho nada acerca de los ataques. Quizás Raúl imaginó que él simplemente podría salirse con la suya después de que obtuvo relaciones normales con Estados Unidos sin hacer ninguna concesión.

Tillerson dijo “es una cuestión muy seria con respecto al daño que han sufrido ciertos individuos.” Expulsar al personal de la embajada cubana enfurecerá a Cuba porque debilitará su capacidad de espionaje allí. Pero EE.UU. tiene una responsabilidad de proteger a sus diplomáticos y una falla en responder alentará a otros regímenes a hacer lo mismo.

 

 

 

Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México.