Enlace Judío México.- El más alto tribunal de la Unión Europea ha rechazado una demanda de Hungría y Eslovaquia sobre la legalidad del programa obligatorio del bloque de cuotas de refugiados, que exige a los países miembros de la UE admitir a decenas de miles de migrantes de África, Asia y Oriente Medio.

SOEREN KERN

El Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) dictó que la Comisión Europea, el poderoso brazo ejecutivo de la Unión Europea, tiene derecho por ley a ordenar a los países miembros de la UE que acepten a los llamados solicitantes de asilo y que, a la inversa, los países miembros de la UE no tienen derecho por ley a desobedecer esa orden.

La sentencia del 6 de septiembre, que ha sido celebrada como una victoria por el federalismo europeo, subraya hasta qué punto la Unión Europea ha usurpado el poder decisorio de sus 28 Estados miembros. La sentencia también ejemplifica cómo se han politizado los órganos de jurisprudencia de la Unión Europea.

Los detractores del plan de reubicación dicen que las decisiones sobre la concesión de los permisos de residencia deberían mantenerse en el ámbito nacional y que, al imponer unilateralmente cuotas de migrantes a los países miembros de la UE, los burócratas no electos de Bruselas están tratando de forzar a los líderes de Europa democráticamente elegidos a someterse a su dictado.

El litigio se remonta a septiembre de 2015, cuando, en el apogeo de la crisis migratoria de Europa, los países miembros de la UE votaron por un estrecho margen a favor de reubicar a 120.000 “refugiados” provenientes de Italia y Grecia en otras partes del bloque. Esta cifra se sumaba a un plan de julio de 2015 para redistribuir a 40.000 migrantes provenientes de Italia y Grecia.

Se ordenó a nueve países de Europa Central y del Este que, de los 160.000 migrantes “a compartir”, aceptaran a alrededor de 15.000. Aunque la República Checa, Hungría, Rumanía y Eslovaquia votaron contra el acuerdo, se les exigió igualmente su acatamiento.

Desde entonces, varios países se han negado a aceptar su cuota de migrantes asignada. Polonia, por ejemplo, tiene una cuota de 6.182 migrantes, de los cuales no ha admitido a ninguno. La República Checa tiene una cuota de 2.691 migrantes: sólo ha aceptado a 12. Hungría tiene una cuota de 1.294 y no ha admitido a ninguno.

En el conjunto de la UE sólo se han reubicado hasta la fecha a unos 25.000 migrantes (7.873 procedentes de Italia y 16.803 de Grecia), según el último informe sobre reubicación y reasentamiento de la UE, publicado el 26 de julio de 2017. De los 28 países miembros, sólo Letonia y Malta han aceptado sus cuotas íntegras, sumando un total de 469 migrantes.

Muchos de los llamados solicitantes de asilo se han negado a ser reubicados en Europa Central y del Este porque las ayudas económicas no son tan generosas como en Francia, Alemania o Escandinavia. Cientos de migrantes que han sido reubicados en Estonia, Letonia y Lituania —países situados entre los más pobres de la UE— han huido desde entonces a Alemania y otros países más ricos del bloque.

Hungría y Eslovaquia, con el apoyo de Polonia, alegaron que la Unión Europea incumplió sus propias normas y excedió sus competencias cuando aprobó el sistema de cuotas con una “mayoría cualificada”, en torno a los dos tercios de los miembros del bloque. También alegaron que el plan de reubicación vulnera de forma flagrante la Convención de Dublín de la Unión Europea, una ley que exige que las personas que buscan refugio dentro de la Unión Europea lo hagan en el primer país europeo al que lleguen.

El Tribunal Europeo de Justicia dictó que el voto a favor de una mayoría cualificada era suficiente porque la UE “no exigió actuar unánimemente cuando adoptó la decisión que se impugna”. La sentencia, que no mencionaba la Convención de Dublín, concluía: “El mecanismo contribuye en realidad a permitir que Grecia e Italia puedan manejar el impacto de la crisis migratoria de 2015 y es proporcionado”.

El ministro de Exteriores húngaro, Peter Szijjarto, calificó la sentencia del tribunal de “indignante e irresponsable”, y “contraria a los intereses de las naciones europeas, incluida Hungría”. Añadió: “La decisión pone en peligro la seguridad de toda Europa y el futuro de toda Europa también”.

Szijjarto prometió que Hungría seguiría desafiando cualquier intento de la UE de reasentar migrantes en Hungría sin su aprobación. “La verdadera batalla sólo está empezando”, dijo, añadiendo que la decisión era política: “La política ha violado las leyes y valores europeos”.

El primer ministro eslovaco, Robert Fico, dijo que aunque “respetaba” la decisión del tribunal, la oposición de su gobierno al plan de reubicación “no había cambiado en absoluto”. Prosiguió: “Seguiremos trabajando para que la solidaridad se exprese de otras formas que no sean imponernos migrantes de otros países que además no quieren estar aquí”.

La primera ministra polaca, Beata Szydło, también fue desafiante: “Estaba convencida de que el tribunal iba a tomar esa decisión, pero esto no cambia en absoluto la postura del Gobierno polaco en relación con la política migratoria”.

El ministro de Exteriores alemán, Sigmar Gabriel, dijo que la sentencia significa que los países miembros de la Europa oriental deben acatar el plan de reparto de refugiados: “Siempre les he dicho a nuestros socios de la Europa oriental que lo correcto es aclarar las cuestiones de tipo legal si hay dudas. Pero ahora lo que esperamos de todos los socios europeos es que se adhieran a la sentencia y apliquen el acuerdo sin demora”.

El comisario para la Migración de la UE, Dimitris Avramopoulos, celebró la sentencia del TEJ: “El TEJ confirma la validez del plan de reubicación. Es hora de trabajar unidos y aplicar las medidas de solidaridad completas”. Advirtió que emprendería acciones legales si no cumplían con las obligaciones con los refugiados en “las próximas semanas”.

La Comisión Europea ya ha iniciado acciones legales contra la República Checa, Hungría y Polonia por no asumir sus cuotas de migrantes. El denominado procedimiento de infracción, que autoriza a la Comisión a demandar a los países miembros que se considere que no cumplen sus obligaciones bajo la ley de la UE, podría dar lugar a grandes sanciones económicas.

Es probable que la sentencia del TJUE y las continuas amenazas de Bruselas ayuden al primer ministro Victor Orbán en su campaña para la reelección en 2018. En una reciente encuesta de opinión, el partido de Orbán, Fidesz, obtenía el 53%, seguido del partido nacionalista Jobbik con un 21%. Orbán ha dicho que su programa de campaña se centraría en impulsar la economía, mejorar la seguridad y preservar la identidad nacional.

Orbán, que ha surgido como el abanderado de la oposición europea a la política migratoria de puertas abiertas de la canciller alemana, Angela Merkel, ha alertado varias veces de que los migrantes están amenazando la identidad cristiana europea:

“No debemos olvidar que los que llegan han crecido en otra religión, y que representan una cultura radicalmente diferente. La mayoría de ellos no son cristianos, sino musulmanes. Esta es una cuestión importante, porque Europa, y la identidad europea, tienen sus raíces en el cristianismo. ¿No es ya de por sí preocupante que el cristianismo europeo sea apenas capaz de conseguir que Europa siga siendo cristiana? Si perdemos esto de vista, la idea de Europa podría convertirse en un interés de una minoría en su propio continente.”

En un mitin de campaña del 3 de septiembre en la localidad de Kötcse, Orbán citó predicciones de expertos que estimaban que 60 millones de personas llegarían desde África a Europa en los próximos veinte años, haciendo aumentar así la población musulmana de Europa a más del 20% en 2030. “La islamización de Europa es real”, alertó Orbán.

 

 

*Soeren Kern es analista de política europea para el Instituto Gatestone en Nueva York.

 

 

Fuente:es.gatestoneinstitute.org