Enlace Judío México.-Preguntar si existe un arte judío lleva a tantas respuestas como artistas participan estos días en la Bienal de Arte Judío Contemporáneo de Jerusalén, en la que muestran su manera de entender el arte y el judaísmo, unos marcando la controversia, otros la religiosidad o la distancia.

Como judía no religiosa interesada en la filosofía, la argentina Mirta Kupferminc prefiere simplemente concebir su arte como una ofrenda a la humanidad para compartir su cultura, y hoy participa en esta tercera edición de la Bienal como la única representante latinoamericana y “aporta parte de Argentina al arte judío.

“Creo que hay una gran confusión entre lo judío y lo político. Se contamina la pureza de las culturas, de cada pueblo. Y se conoce muy poco el judaísmo, que se confunde muchísimo con el conflicto de Medio Oriente”, declara.

Tres años tardó en crear la instalación que presenta en Jerusalén, una evocación de una Torre de Babel destruida formada por caracteres de caucho blanco de 70 alfabetos diferentes, que cuelgan como una lona sin orden en una de las salas de la antigua prisión de Jerusalén, hoy Museo Hamachtarot y uno de los ocho emplazamientos repartidos por la Ciudad Santa que acoge exhibiciones hasta el 16 de noviembre.

Su madre húngara y su padre polaco, supervivientes del Holocausto, llegaron a Argentina como refugiados sin absolutamente nada, ni una foto: “Creo que eso provocó que me interesara tanto hacer objetos que me sobrevivieran, materia que viviera más que yo, que diera testimonio”, relata sobre su arte, que le ha llevado a obtener el Gran

Premio de Honor en 2012.

A pocos metros de la instalación de Mirta, el artista Boedi Widjaja, llegado desde Singapur, utiliza la piedra como pincel para trabajar el concepto de Watershed (cuenca) o la metáfora de dos ríos que cambian de dirección y simboliza un punto de inflexión vital, que este año es el eje de la Bienal.

Una de las obras más controvertidas da entrada a las exhibiciones que acoge el antiguo edificio Berzeq, en Jerusalén Oeste, y aborda con audiovisuales el estigma de los mamzerut (bastardos, en hebreo), hijos concebidos en relaciones condenadas por la Torá (Biblia), que pierden su derecho al matrimonio según el Rabinato.

“La Bienal de Jerusalén no busca responder a la cuestión de si existe tal cosa como el arte judío contemporáneo o lo que este constituye; se esfuerza por crear un espacio donde la discusión pueda tener lugar y desarrollarse”, confiesa su director y fundador, Ram Ozeri.

 

 

Fuente:elsoldemexico.com.mx