Enlace Judío México.- En el año 2016 se celebró en el Kótel una ceremonia en la cual dedicaron 75 Sifrei Torá a la memoria de 75 soldados que fueron asesinados en la Operación Margen Protector. En la ceremonia participaron miles de personas, incluyendo a las familias de los soldados, el presidente Rivlin, Rabí David Lau, Rabí Itzjak Iosef, el ministro de defensa Moshé Yaalón, el jefe de estado mayor Gadi Eisencott y el director del Shin Bet, Ioram Cohen.

SARA DEBBIE GUTFREUND

La mayoría de estos rollos de la Torá estuvieron ocultos durante el Holocausto en un sótano en Rumania y con la ayuda de una enorme contribución de judíos de todo el mundo, fueron traídos a Israel. Después de la ceremonia de dedicación, los rollos de la Torá fueron entregados a sinagogas en distintos lugares del país, y un Sefer Torá quedó en el Muro Occidental.

Durante la ceremonia, los distinguidos invitados y los parientes de los soldados escribieron las últimas letras en los rollos. Antes de escribir una de las letras en el rollo de la Torá, el presidente Rivlin dijo: “Escribo para honrar la santidad del rollo de la Torá. El pueblo judío eligió la Torá para conmemorar la muerte de sus seres queridos. Estos rollos constituyen nuestra verdadera identidad. La Torá del pueblo judío ha marchado a nuestro lado en los buenos y en los malos tiempos. La Torá nos acompañó en nuestras peregrinaciones en el exilio y en nuestra redención. De ella obtuvimos fuerza y fe. Nuestros hijos, que fueron asesinados en el altar de la patria, permanecen como letras eternas. Estos rollos son nuestra identidad; son un símbolo de la vida que continúa”.

Los rollos de la Torá fueron llevados por la plaza del Kótel uno tras otro por policías, en una línea que parecía interminable. El hecho de dedicar estos rollos de la Torá a los soldados caídos hizo más que honrar su recuerdo; le dio a cada uno de ellos una conexión infinita con la vida. El judaísmo enseña que cada alma judía es una letra en la Torá. Si falta una letra, la Torá está incompleta. De la misma manera, cada uno de nosotros tiene una contribución única que nadie más puede aportar.

Cuando alguien fallece, guardamos duelo no sólo debido a su ausencia física sino a la terrible pérdida de todos sus dones que eran necesarios para el mundo. Un Sefer Torá representa la belleza de cada alma individual unida al resto de las almas del pueblo judío, creando un significado eterno, letra por letra. Porque cada letra cuenta y es importante. Cada uno tiene que escribir una letra, un significado que debe crear y compartir con los dones singulares que ha recibido.

La alegría de Simjat Torá

La alegría de la dedicación de un Sefer Torá se compara con la alegría de una boda, porque celebra la conexión del pueblo judío con Dios y con cada miembro del pueblo. En Simjat Torá esta alegría es mayor porque celebramos cada rollo de la Torá que alguna vez ha sido escrito. Estamos honrando a cada judío y a cada letra que ha contribuido al crecimiento y a la belleza de nuestra nación. Nos conectamos con una alegría que une la conexión de cada individuo a la Torá con la conexión que tenemos como una nación.

Es una alegría que no podemos sentir cuando solamente nos ocupamos de lograr nuestros objetivos individuales. Pienso en estos 75 rollos de la Torá que de alguna manera sobrevivieron el infierno del Holocausto, y recuerdo las palabras del brillante psiquiatra y sobreviviente del Holocausto, el Dr. Viktor Frankl, al declarar que “el hombre es responsable y que debe actualizar el significado potencial de su vida, deseo remarcar que el verdadero significado de la vida debe ser descubierto en el mundo y no dentro del hombre o de su propia psiquis, como si fueran un sistema cerrado. A esta característica básica la he llamado “la auto-trascendencia de la existencia humana”.

Esto denota el hecho de que ser seres humanos siempre apunta y es dirigido a algo o a alguien ajeno a uno mismo, ya sea un significado que se debe cumplir u otro ser humano que se debe encontrar. Mientras más se olvida la persona de sí misma, dedicándose a servir a una causa o a amar a otra persona, más humana es y más se desarrolla a sí misma. Lo que se llama autorealización no es una meta alcanzable, por la simple razón de que mientras uno más se esfuerza para lograrlo, más lejos se encontrará. En otras palabras, la autorealización sólo es posible como un efecto secundario de la autotrascendencia.

Max Steinberg, uno de los soldados asesinados durante la Operación Margen Protector, cuya memoria fue honrada con uno de los 75 rollos de la Torá, encarnaba esta autotrascendencia. Max, un inmigrante norteamericano y un magnífico tirador de la Brigada Golani, fue asesinado en la Franja de Gaza junto con otros 13 soldados israelíes. Originalmente, Max se mudó de Los Ángeles a Israel en el año 2012. Él era un jaial boded, un soldado solitario, el término que se emplea para referirse a los soldados que están en Israel sin tener familia. Su madre, Evie Steinberg, dijo que las últimas palabras de Max durante una llamada a las 4:00 a.m., antes de morir, fueron: “Mamá, no estoy asustado en absoluto. Tengo miedo por ti. Yo estoy bien. Estoy regresando”.

Aunque Max era denominado un soldado solitario, a su funeral asistieron miles de judíos de todos los rincones de Israel. Él dio su vida por el pueblo judío y el pueblo judío llegó no sólo para honrar la memoria de Max, sino para demostrar que en verdad ningún judío está solo.

Nunca debe haber un soldado solitario en nuestra nación. Nunca debe haber un judío solitario. Necesitamos las letras de cada uno. En Simjat Torá celebramos la alegría de la unidad judía. Celebramos la alegría de unir todas nuestras letras. Y celebramos la conexión infinita que siempre mantendremos con aquellos que vivieron antes que nosotros y con quienes todavía tienen que traer sus letras a este mundo. La Torá nos da una valiosa oportunidad para trascender a nuestro propio ser y volvernos parte de la danza eterna del pueblo judío.

 

 

 

Fuente: aishlatino.com