Enlace Judío México.- El siglo XX puede verse como el apogeo del erotismo en el cine. En Lover for a Day (Francia, 2017, 76m) de Philippe Garrel, imágenes, palabras, espacio y tiempo se mueven con un ritmo particular que crea una suerte de lenguaje cinematográfico. Una hija, su padre y la amante de él forman una relación triangular. En esta habrá unión, reflexión, separaciones, cambios de actitudes y pensamientos. Una película de elegante belleza en glorioso blanco y negro.

NEDDA G. DE ANHALT
(Desde Nueva York en exclusiva para Enlace Judío).

La desesperación de una mujer solitaria que quiere encontrar el amor como sucede con la protagonista (Juliette Binoche) que toma las decisiones más erradas en Let the Sunshine In (France, 2017, 95m) de Claire Denis. Uno de sus amantes es el típico “mucho macho” casado que solo la utiliza como caja de resonancia de su placer; el otro, es casado también, pero posee tantas angustias que tal parece más interesado en hablar que en copular. El futuro para ella será la tierra prometida. Una noche surge un admirador que la saca a bailar. Se escucha la melodía At Last y la pareja baila con un ritmo sensacional y pareciera que ahí había encontrado, por fin, a su pareja, pero al sentarse y él marcharse, ella le dice al que tiene al lado: “es todo lo que sabe hacer”.

Lo que ella no se ha dado cuenta es que hay un hombre que la viene observando, la persigue y por fin se acerca a ella. Es un adivino (Gerard Depardieu), él habla del tiempo, que para ella habrá un cambio importante en su vida, encontrará al hombre no precisamente de sus sueños, pero sí a uno que la comprenderá, ofreciéndole fundamento a su existencia. Y, mientras Depardieu, en plan americano sigue hablando sin cesar, los títulos y nombres de los participantes van apareciendo el adivino sigue hablando y la mujer sonríe feliz porque como sabemos el futuro es siempre el lugar elegido. Esta idea de Claire Denis es similar a lo que hizo el bailarín Merce Cunningham con su ballet cuando los bailarines seguían bailando mientras las cortinas se iban cerrando lentamente.

El deseo de un solitario puede ser tan incontenible que se convierte en una obsesión, tal es el caso de Gerald Foos en Voyeur (EUA, 2017, 96m) de Myles Kane y Josh Koury. Basado en un caso real, Foos alquiló un cuarto en un motel en Colorado y pasó treinta años de su vida espiando los gemidos de placer, peleas de otras parejas e incluso fue testigo de crímenes. Tuvo que ser cuidadoso con esto último porque si declaraba podía tener problemas. Todo este material lo fue escribiendo en un diario, el cual se lo dio al escritor Gay Talese para que escribiera su libro que se tituló The Voyeur’s Motel. El libro apenas se estaba convirtiendo en un éxito editorial, pero un periodista de una revista neoyorquina encontró alguna inconsistencia y trató de deslegalizar su contenido. No lo logró porque Talese fue entrevistado en un popular programa televisivo y defendió a su cliente. En verdad, esta historia podría ser un caso para Ripley pero como documental de Myles y Koury funcionó muy bien.

 

Los enfermos de SIDA están en su perfecto derecho de gritar sobre la urgente necesidad de curarse y poner fin a tan desdichada enfermedad. En el filme BPM (Beats Per Minute) (Francia, 2017, 144m) de Robin Campillo. Estas tres iniciales del título pertenecen a una asociación francesa que está en buena parte inspirada por la asociación americana ACT UP, que se ocupa de brindarle apoyo a los enfermos de SIDA consiguiendo los medicamentos con la debida rapidez. Tal parece que esta comunidad francesa es más responsable que la estadounidense que es más permisiva.

Los chicos en Estados Unidos comienzan más temprano sus actividades sexuales y el uso del condón es opcional. La francesa tiene otra visión del SIDA. La consideran una enfermedad que puede controlarse; siempre y cuando se cumpla con un requisito indispensable: el uso de preservativos. Los que no cumplan con este mandamiento que se atengan a las consecuencias.

En BPM, Campillo muestra una historia de amor homosexual cuyo latido por minuto exuda pasión, ternura y una gran fuerza emotiva. Ah, pero qué mala decisión toma uno de estos protagonistas al quitarse el condón para ofrecerle más placer a su compañero. Lo que sigue es el tiempo puro del dolor, los sufrimientos y el miedo atroz a la desaparición definitiva. Debe mencionarse que también los familiares de estos enfermos toman parte activa en los preparativos finales de los entierros y de ayudar de la mejor manera posible a mitigar tanta tristeza. Por eso gritan, por eso son tan agresivos y el filme lo demuestra con claridad.

 

Continuará…