Enlace Judío México.- Una confusión nuclear al servicio de una política de contención más grande.

THE WALL STREET JOURNAL

Donald Trump anunció el viernes que él no va a “certificar” el acuerdo nuclear de su predecesor con Irán, pero tampoco se alejará de él. Esto es algo como una confusión política para satisfacer una promesa de campaña, pero es también parte de un cambio estratégico más grande y bienvenido de las ilusiones de Barack Obama sobre control de armas y la República Islámica.

Trump eligió no retirarse del acuerdo nuclear a pesar de la crítica feroz durante su campaña. El acuerdo mismo es un pedazo de papel que Obama firmó en las Naciones Unidas pero nunca envió al Congreso como tratado. La certificación es una obligación de la ley estadounidense, la Ley de Revisión del Acuerdo Nuclear con Irán del 2015, que requiere que un Presidente informe cada 90 días si Irán está cumpliendo con el acuerdo. Trump dijo que Irán no está “cumpliendo con el espíritu del acuerdo” y enumeró “múltiples violaciones.”

El Presidente puede así decir que está honrando su oposición al pacto durante la campaña, sin asumir la responsabilidad por hacerlo explotar. Esta apuesta parcial es una inclinación ante los europeos y algunos de sus propios asesores quienes temen las consecuencias si Estados Unidos se retira. La preocupación es que Irán podría usar eso como una excusa para alejarse, y apresurarse a construir una bomba, mientras Estados Unidos sería incapaz de volver a imponer las sanciones mundiales que llevaron a Irán a negociar.

Esto es improbable porque el acuerdo es muy ventajoso para Irán. Los mulás gobernantes necesitan la inversión extranjera que permite el acuerdo, y hay suficientes lagunas para permitir a Irán hacer investigación y evadirse una vez que el acuerdo comience a reducirse paulatinamente en el año 2025. Irán respirará y pujará respecto a la descertificación de Trump, pero quiere al acuerdo intacto.

Aun así entendemos por qué Trump quiere evitar una ruptura inmediata con los líderes europeos que quieren el acuerdo. Esto da a EE.UU. tiempo para persuadir a Europa de formas de fortalecer el acuerdo. El presidente francés Emmanuel Macron ha hablado públicamente sobre lidiar con la amenaza de misiles balísticos de Irán, y una declaración conjunta por parte de los líderes de Inglaterra, Alemania y Francia dejó espacio para hacer frente a la agresión iraní.

Mientras tanto, Trump está pidiendo que el Congreso reescriba el Acta de Revisión Nuclear para establecer nuevas “líneas rojas” sobre el comportamiento iraní. La administración ha estado trabajando durante meses con los senadores republicanos Bob Corker (Tenn.) y Tom Cotton (Ark.) en una legislación que ellos divulgarán tan pronto como la próxima semana. Esto incluirá marcadores tales como límites en misiles balísticos y centrifugadoras y terminar las disposiciones de expiración del acuerdo. Si Irán cruza esas líneas, las sanciones anteriores al acuerdo regresarían de inmediato a su lugar.

No hay garantía que esto pueda obtener 60 votos en el Senado. Pero hacer del comportamiento de Irán el gatillo para sanciones resorte es lo que Obama dijo que él también favorecía mientras estaba vendiendo el acuerdo en el año 2015. La diferencia es que una vez que él firmó el acuerdo su gobierno no tuvo incentivo para ejecutarlo a fin que él no concediera un error. La legislación del Senado haría de las sanciones resorte una disciplina más realista. Los senadores pueden querer también actuar para disuadir a Trump de retirarse totalmente alguna vez en el futuro—como él amenazó el viernes si falla el Congreso.

La parte más prometedora de la estrategia de Trump es su promesa de detener el imperialismo iraní en el Medio Oriente. El Presidente expuso una larga historia de las depredaciones de Irán—tal como respaldó al dictador sirio Bashar Assad y a los rebeldes en Yemen, ataques cibernéticos contra EE.UU., hostilidad hacia Israel y apoyo al terrorismo. Notablemente, Trump señaló al Cuerpo de los Guardias Revolucionarios Islámicos, la vanguardia militar del régimen, para nuevas sanciones financieras estadounidenses.

Este es un cambio bienvenido a partir del Presidente Obama, quien estaba tan preocupado por obtener su acuerdo nuclear que ignoró las campañas de Irán para expandir la revolución islámica chií. Trump está poniendo la cuestión nuclear en el contexto estratégico apropiado como meramente una parte del intento iraní más grande de dominar la región. Esto caerá bien a Israel y los estados árabes suníes que estaban horrorizados por la inclinación de Obama hacia Teherán.

Una pregunta es cómo esto cuadra con el acuerdo de alto el fuego de Trump con Rusia en el sur de Siria. Rusia está aliada con Irán en Siria, y el alto el fuego está sirviendo como protección para los intentos de la Guardia Revolucionaria de controlar la región fronteriza con Israel, la cual ha tenido que bombardear repetidamente el área. Trump aún no ha descubierto una estrategia para Siria o Rusia, y eso podría debilitar su intento de contener a Irán.

Barack Obama dejó a su sucesor un mundo en crisis, con autoritarios en marcha en China, Corea del Norte, Rusia e Irán. Trump necesita una estrategia para cada uno, y los pasos que dio el viernes son cruciales para contener a Irán.

 

Fuente: The Wall Street Journal

Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México.

Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudíoMéxico