Enlace Judío México / Martín Buber

Abraham y Lot

El rabí de Berditschev llegó a Lemberg y pidió hospitalidad a un judío acaudalado, sin revelarle su nombre.

– ¡No doy alojamiento a viajeros! – fue la respuesta – ¡Esto no es un albergue! – Carezco de recursos – insistió el rabí -. Déjenme estar en un rincón. Le prometo no molestarle.
– ¡Fuera de aquí! Vete a casa del maestro, que vive a la vuelta. El suele hospedar a gente de tu calaña.

Rabí Levi Itzjak hizo lo que se le aconsejaba. El maestro le dio hospitalidad sin inquirir quién era. Pero en el camino alguien lo reconoció. De inmediato esparcióse por la ciudad la voz de que el santo rabí de Berditschev estaba en casa del maestro. Una multitud de devotos congregóse junto a la puerta y se inició un largo desfile de personas que querían impetrar la bendición del rabí. Entre ellas estaba el hombre acaudalado.

– Ruego a nuestro señor y maestro – dijo – que me perdone y se digne a albergarse en mi casa. Todos los justos que han visitado a Lemberg se han hospedado en ella.

Rabí Levi Itzjak se volvió a los presentes:

– ¿Saben ustedes – preguntó – cuál era la diferencia entre nuestro padre Abraham, la paz sea con él, y Lot?, ¿Por qué se cuenta con tanto lujo de detalles que Abraham agasajó a los ángeles con manteca, leche y un becerro tierno y bueno? También Lot amasó un pan y les ofreció comida.

– ¿Por qué se consideraba un privilegio que Abraham les hospedase en su casa? También Lot les dio albergue. La diferencia está en que se dice respecto a Lot: “Los ángeles vinieron a Sodoma”, pero respecto a Abraham está escrito: “Y alzó sus ojos, y miró, y he aquí tres varones que estaban junto a él”. Lot vió ángeles. Abraham peregrinos cubiertos de polvo, necesitados de descanso.

Fuente: Raíces