Enlace Judío México – El fuego que azotó a Israel el sábado probablemente no fue un accidente, especialmente porque Assad se ha recuperado con la ayuda de sus amigos.

AVI ISSACHAROFF

No está claro si el repentino lanzamiento de cohetes contra Israel desde Siria este sábado tuvo algo que ver con la presencia del jefe militar iraní en Damasco. Pero dado el continuo impulso de Irán para atrincherarse militarmente en la región, la nueva confianza del régimen sirio y algunos otros factores sospechosos, es probable que el disparo haya sido más que un accidente.

Aunque ya han aterrizado cohetes en Israel como resultado del derrame de los combates en Siria, este incidente es diferente y parece más como un intento de enviar un mensaje. El primer indicio es la hora del ataque, alrededor de las 5 a.m. La mayoría de los combates en la guerra civil siria se han producido durante el día, ciertamente no antes del amanecer. En segundo lugar, no se habían lanzado cinco cohetes a la vez.

De hecho, el incidente parece estar relacionado con los misiles lanzados contra aviones israelíes que volaban en una misión de reconocimiento sobre Líbano la semana pasada, que refleja un tono más agresivo de Damasco.

Estos acontecimientos muestran una mayor confianza del régimen sirio en sí mismo. El sábado, el ejército de Assad recuperó la ciudad cristiana de Qaryatayn, que anteriormente había sido capturada por el Estado Islámico y utilizada como base del grupo terrorista. Assad puede sentir que la victoria está a su alcance gracias a la ayuda de Irán, las milicias chiítas de Irak, Pakistán y Afganistán, y 8,000 combatientes de Hezbolá bien armados. Probablemente sintió que era un buen momento para enviar un mensaje desafiante a Israel.

No perjudica que el mismo día, el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Irán, Mohamed Bagheri firmó un memorando de entendimiento con su homólogo sirio, Ali Ayub.

Según el servicio estatal de noticias SANA de Siria, el memorando está destinado a profundizar el intercambio de inteligencia, la tecnología y los lazos con el ejército para “mejorar la lucha contra el terrorismo”.

El documento también sirve como recordatorio del atrincheramiento de Irán en Siria, mientras la coalición liderada por Estados Unidos y las milicias kurdas concluyen su campaña para expulsar al Estado Islámico del país.

Por ahora, al menos, no parece que haya nadie que pueda detener la propagación de la influencia iraní en la región.

Rusia puede estar dispuesta a hacer la vista gorda ante el próximo ataque aéreo israelí, pero eso no obstaculizará el plan de Irán en Siria, que incluye una extensa y duradera presencia militar.

En cuanto a los americanos: cada vez es más evidente que Estados Unidos no está dispuesto a intervenir, ni siquiera para sus aliados.

Eso quedó claro cuando el ejército iraquí apoyado por Estados Unidos tomó el control de Kirkuk de manos de las fuerzas kurdas que había respaldado. La administración de Donald Trump traicionó a los kurdos a favor del gobierno de Bagdad respaldado por milicias chiítas apoyadas por Irán para mantener a los iraquíes cerca de Washington.

En muchos sentidos, el abandono de Kirkuk por parte de EE.UU. hace eco de las consecuencias del ataque químico de Ghouta, Siria en 2013, cuando el presidente Barack Obama no hizo cumplir sus líneas rojas. La inacción de la Unión Americana fue interpretada por Moscú, Damasco y el resto del Medio Oriente como temor de los estadounidenses.

Rusia, por el contrario, no ha dudado en intervenir y proteger a sus aliados, y su ayuda ha llevado a la recuperación del régimen de Assad.

Indirectamente, Assad debe agradecerle al Estado Islámico por haber traído a Rusia para salvarlo. Una de las razones principales de la intervención de Moscú en los combates fue el temor de que el Estado Islámico se extendiera, como potencia militar y como ideología, a la región de mayoría alauita cerca de la costa, donde Rusia posee activos estratégicos importantes, incluida una base naval.

No hay ninguna razón para suponer que si el régimen sirio hubiese estado luchando contra el Ejército Sirio Libre u otro grupo moderado, el Kremlin habría actuado con tanta rapidez para respaldar a Assad, uno de los tiranos más grandes de la historia moderna, responsable de la muerte de cerca de medio millón de personas, que han sido víctimas de ataques químicos, torturadas y ejecutadas.

El Estado Islámico puede haber sido la mayor amenaza para el régimen de Assad, pero también fue su mayor salvación.

Fuente: The Times of Israel / Reproducción autorizada con la mención siguiente: © EnlaceJudíoMéxico