Enlace Judío México –Investigadores de la Universidad Bar-Ilan han identificado una enzima que apoya la supervivencia y la diseminación de las células cancerosas metastásicas, y desarrollaron un compuesto sintético que ataca y mata las células que proliferan en ratones.

JUDY SIEGEL-ITZKOVICH

El cáncer puede tratarse con éxito cuando se confina a un solo órgano. Además, existen tratamientos altamente efectivos para tipos de cáncer que afectan el torrente sanguíneo, pero cuando las células cancerosas se diseminan a otras partes del cuerpo, la batalla es mucho más difícil. Aunque la inmunoterapia puede ser efectiva en el tratamiento de la fase metastásica de la enfermedad, aún es aplicable a un pequeño número de pacientes.

Al abandonar el tumor primario, las células cancerosas tienen mayores herramientas para sobrevivir en condiciones muy difíciles, como la escasez de nutrientes básicos como la glucosa. Las células metastáticas pueden proteger contra esta deficiencia metabólica al reprogramar su sistema de generación de energía.

Los científicos israelíes descubrieron la existencia de la enzima, llamada FerT, en las mitocondrias generadoras de energía de las células cancerosas que no encontraron en las de las células normales. Cuando atacaron la enzima en el laboratorio, las células malignas no produjeron energía y murieron. Luego, el equipo comenzó a buscar la enzima en otras partes del cuerpo y la detectó en las células espermáticas.

Los espermatozoides son las únicas células que ejercen sus funciones fuera del cuerpo. “Al igual que las células metastásicas, los espermatozoides son únicos porque también pueden generar energía en condiciones extremas. Una vez que han entrado en el canal de parto femenino, donde no hay suministro de sangre para ellos, producen y gastan enormes cantidades de energía en condiciones anormales”, explicó Nir. “Descubrimos que las células cancerosas metastásicas muy agresivas buscan e identifican esta proteína específica del esperma, aprendieron cómo producirla y la aprovecharon para aumentar el poder de sus mitocondrias y producir energía en condiciones muy difíciles. Hemos demostrado que el espermatozoide no solo inicia la vida, sino que también lleva consigo el potencial para terminarla”.

Utilizando enfoques químicos y robóticos avanzados, el equipo desarrolló un compuesto sintético que se puede administrar a animales o humanos por vía oral o por inyección. Cuando se aplica a células metastásicas en cultivo o a ratones con un tumor metastásico, el compuesto, llamado E260, ingresa a las células metastáticas y luego a las mitocondrias. A continuación, se une a la enzima FerT, inhibe su actividad, y provoca un colapso completo de la energía mitocondrial. Los investigadores esperan continuar con ensayos clínicos de Fase 1 en 18 meses.

Comparación entre células tratadas y no tratadas (Cortesía del laboratorio del profesor Nir)

Las células metastáticas son muy capaces, señaló Nir. Cuando identifican el daño a la central eléctrica de las mitocondrias comienzan a activar un proceso de reciclaje (llamado autofagia) destinado a descomponer y reconstruir mitocondrias. Sin embargo, este proceso de reciclaje requiere una gran cantidad de energía. El continuo consumo de energía conduce a un severo agotamiento de esta energía, a una crisis metabólica y a la muerte de las células metastásicas. “Hemos tratado a ratones con cáncer metastásico, y este compuesto los curó por completo sin ningún efecto adverso o tóxico que podamos ver. También hemos verificado varias células normales y no se ven afectadas”, subrayó Nir.

El profesor Uri Nir, de la Facultad de Ciencias de la Vida en la Universidad Bar-Ilan y sus colegas acaban de publicar su investigación en la revista Nature Communications.

Fuente: The Jerusalem Post / Reproducción autorizada con la mención siguiente: © EnlaceJudíoMéxico