Enlace Judío México.- Los Sabios de Israel debatieron ampliamente el tema del estado mental que una persona debe tener —o alcanzar—cuando está cumpliendo un precepto de la Torá. En otras palabras, cuando cumplimos una Miztvá positiva, digamos, vestir el Tefilín, ¿es necesario pensar en lo que estamos haciendo? o el acto en sí, aunque no esté acompañado de un pensamiento, ¿es suficiente? La conclusión de los rabinos fue מצוות צריכות כוונה, que los preceptos deben ser realizados con “conciencia” (kavaná) y un cumplimento totalmente mecánico no es suficiente.

RABBI YOSEF BITTON

Ahora bien, hay varios niveles de “conciencia”.

1. INTENCION. En primer lugar está la “intención” básica de cumplir un precepto. Pensemos en un ejemplo extremo: si me pongo el Tefilín para sacarme una foto con el Tefilín puesto, ¿se podría considerar que he cumplido con la Mitzvá del Tefilín sólo porque me lo puse? La respuesta de los Sabios es NO. La conciencia elemental de estar practicando una Mitzvá es una condición sine qua none.

2. ATENCION. Hay un nivel un poco más elevado de “conciencia”. ¿Qué pasa si cumplo una Mitzvá pero estoy totalmente distraído de la misma? Esto también es cuestionable. Al realizar cualquier precepto es necesario abstraerse de toda distracción, ya que no sólo hace falta la “intención” sino también una mínima “atención” cuando cumplimos las Mitsvot.

Es por eso que nuestros Sabios establecieron las berajot, las bendiciones que se dicen antes de cumplir una Mitzvá positiva. Veamos, “Bendito eres Tú, HaShem nuestro Dios, Soberano del mundo, que nos santificaste con Tus preceptos y nos ordenaste vestir el Tefilín”. Al recitar ésta y otras bendiciones declaramos nuestra “intención” acerca de lo que estanos por hacer y “reseteamos” nuestra atención, enfocándonos en lo que estamos haciendo. Como la “atención” es tan importante, los rabinos de la Guemará excusaron a ciertas personas a cumplir con una Mitzvá en circunstancias especiales, porque sería virtualmente imposible alcanzar la atención necesaria. Por ejemplo, el novio está exento de la recitación del Shemá Israel, la noche de su casamiento.

3. ENTENDIMIENTO. Además de “intención” y “atención”, tenemos que alcanzar un nivel más elevado de “conciencia”, el “entendimiento”. Este nivel es especialmente necesario cuando se trata del cumplimento de una Mitzvá que se lleva a cabo con palabras: por ejemplo, rezar o recitar el Shemá Israel. No es suficiente con pronunciar palabras para considerar que hemos cumplido satisfactoriamente una Mitzvá, también es necesario entender lo que estamos diciendo. Dicho sea de paso: en la idolatría o en los actos de magia las “palabras” contienen un “poder” intrínseco: como “ábrete sésamo”, que hace que una puerta se abra, o todos los hechizos y palabras mágicas de Harry Potter. Cuando rezamos, las palabras tienen sentido si son acompañadas de un pensamiento, e idealmente, también de un sentimiento. Los Sabios criticaron a quienes rezan solo con sus labios y emiten sonidos. Y nos recuerdan que la Torá nos pide rezar con el corazón. Rezar significa meditar en el contenido de las palabras del libro de oraciones (siddur), dejando que moldeen nuestra mente y nuestro corazón.

Este importantísimo proceso de crecimiento espiritual no es posible a menos que comprendamos el significado de las palabras que estamos diciendo. Por eso, debemos hacer un esfuerzo para aprenderlas.

Comenzaremos por el Shemá Israel.

 

(Continuará….)

 

 

Fuente:halaja.org