Enlace Judío México / Rab. Pinchas Winston

Cuando llego el tiempo de dar a luz, ella tuvo gemelos. El primero nació rojo, cubierto de bello como un abrigo, y lo llamaron Esaú. Su hermano nació agarrando el talón de Esaú; y fue llamado Jacobo. (Génesis 25:24-26)

Aunque en la mayoría de los casos el nacimiento de gemelos es una ocasión de celebración, el nacimiento de Jacobo y Esaú, fue un signo de mal augurio, como el midrash nos indica:

“Es una halajá (ley) conocida que Esaú odia a Jacobo” (Midrash HaGadol 28:1)

Desde antes de su nacimiento el futuro conflicto entre los hermanos ya era presente

“… Y concibió Rebeca. Y los niños luchaban dentro de ella, y ella dijo ‘¿Por qué está pasándome esto? Y le preguntó a D-os ‘”

D-os le dijo: “Dos naciones están en tu vientre, dos pueblos se separaran uno de otro de interior. Una nación gobernará sobre la otra, la mayor servirá a la más joven”

Las dos naciones son por supuesto el pueblo judío y los romanos. Aunque otras naciones se han levantado y han ocasionado gran miseria a los judíos, empujándolos al exilio durante siglos, ni uno ha sido como el romano. Éste será el exilio más largo de todos los tiempos (desde el 63 a.E.C. hasta estos días); es el exilio que mayor impacto ha tenido en la historia judía y sigue haciéndolo en nuestros días.

Aún así, es tan sólo el síntoma de un problema mucho más profundo que tiene su origen en el evento del Edén; cuando Adán comió del Árbol del Conocimiento entre el Bien y el Mal. Sabemos que por más criminal que Esaú pueda parecer, al final, en verdad, posee muchas de las características necesarias para construir una nación judía.

Esta es la razón por la cual Isaac estaba preparado para bendecir a Jacobo, y porque Jacobo fue forzado a “incorporar” cualidades de Esaú a su propio ser. Inicialmente comprando la primogenitura, y más adelante colocándose en su lugar para recibir la bendición.

Ésta es también la razón por la cual Jacobo fue “obligado” a casarse con Lea, quien originalmente estaba destinada a Esaú (Rashi Bereshit 29:17)

Lo que todos estos eventos nos dicen es lo siguiente. Uno de los efectos más dramáticos tras haber comido del Árbol del Conocimiento del Bien y el Mal es la disgregación de la creación. El hombre estaba destinado a elevar la creación incluso a un nivel mayor del que estaba en su estado inicial, antes del pecado. Un nivel espiritual tan alto que uniría a toda la creación con D-os. En cambio Adán, al comer del árbol sin el permiso de D-os, no sólo no elevó la Creación, sino incluso redujo su existencia espiritual haciéndola más física y mucho menos unificada.

El Maharal nos dice, entre más material se vuelve algo, se hace más complejo. D-os representa la última y sublime realidad espiritual, y por ello también representa unidad sublime. Esto es aludido por la matzá que tomamos en Pesaj que es únicamente agua y harina, nos recuerda que el objetivo de todo judío es simpleza espiritual, y la unidad que ello produce.

Si la Creación hubiera estado más avanzada en el momento que Rebeca dio a luz a Jacobo, el mundo no hubiera necesitado de su hermano gemelo. El nacimiento de Esaú demuestra que la creación es aún muy física. A pesar de todo el esfuerzo que habían hecho Isaac y Abraham para elevarla, la desunión de la creación entre sus partes seguía reinando en esos días. Jacobo empezó a revertir este estado al comprar la primogenitura y aceptando la bendición, convirtiéndose en una nueva entidad llamada “Israel” – las características positivas de ambos hermanos unidas.

Fuente: torah.org

Traducción: Séfora