Enlace Judío México.- Todos sabemos hasta el cansancio que las mamás paisanas son extremadamente peculiares y dignas de programas cómicos de la televisión. Sin embargo, los italianos aseguran que sus mamás les hacen justa competencia a las nuestras con su personalidad. Y nos consta que las protagonistas de Sitcoms y programas como Seinfield, Family Guy, Los Sopranos, etc. Lo único que sé es que compadezco a aquellos de origen judío-italiano… creo que no existen terapeutas suficientes en el mundo para esta gente.

LA MEIDELE

Se dice que las mamás paisanas solo tienen ojos para un hombre en su vida: su hijo varón. Sin embargo, las mamás italianas parecen estar casadas con sus hijos y viceversa; pasan horas y horas del día en el teléfono discutiendo como marido y mujer, se regañan, se pelean, se contentan, etc.

Lo que es seguro es que tanto para las mamás judías como para las italianas, nunca habrá una mujer digna de su hijo; no le da suficiente de comer o no es tan guapa como él, o no sabe lavar y planchar su ropa como lo hace su mamá. Aunque para ambas, no hay nada más sagrado que sus nietos (y pues sin nuera no hay nietos ¿no?).

Para ambas mamás, tanto paisanas como italianas, existe una sola cosa esencial y crucial en la vida: la buena comida. A las madres judías les encanta alimentar a sus hijos (y por alimentar me refiero a llenar de más) y aún les encanta más quejarse de lo cansadas que están de cocinar todo el día. No hay nada más gratificante que ver a su hijo disfrutar de sus platillos favoritos en Shabbat en su casa, ya que en la semana “nunca come rico”, ya que su esposa apenas y sabe servirle un cereal con leche.

Le asegura 300 veces a su hijo que no se preocupe por ella, que es un gusto darle de comer aunque se tuvo que despertar a las 6:00 a.m. a empezar a cocinar y los pies y la espalda la están matando (¿jewish gilt much?). Por otro lado, las mamás italianas también tienen este amor por la comida, solo que ellas hacen comidas para sus hijos los 7 días de las semana… no vaya a ser que tengan que comer la “asquerosa comida” que prepara su esposa, por si fuera poco, siempre les dan las sobras para cenar; pues seguramente la floja de su nuera no ha preparado nada