Enlace Judío México.- La Asociación de Estudios Estadounidenses boicoteó a  Israel. No fue por demanda popular.

JESSE M. FRIED Y EUGENE KONTOROVICH

E-mails desenterrados en una demanda legal federal parecen mostrar que la decisión de la Asociación de Estudios Estadounidenses (ASA) de boicotear a Israel fue orquestada por un pequeño cuadro de académicos que infiltraron el liderazgo de la ASA para demonizar al Estado judío.
El sitio web de la ASA dice que el grupo académico “promueve el desarrollo y diseminación de la investigación interdisciplinaria sobre la cultura e historia estadounidenses en un contexto global,” pero en diciembre del 2013 respaldó un boicot académico a Israel. El liderazgo de la ASA, llamado el Consejo Nacional, respaldó la resolución de boicot y la puso ante una votación de los miembros. Un tercio de los miembros votaron, y dos tercios de ellos respaldaron la resolución.

El año pasado cuatro miembros de ASA demandaron a la organización, alegando que el boicot violaba sus estatutos, el Acta de Empresa sin Fines de Lucro del Distrito de Columbia, y leyes que prohíben que las organizaciones sin fines de lucro excedan sus propósitos diplomados. Incluso poniendo a un lado la legalidad, el boicot estuvo fuera de paso con el principio de la libertad académica. El boicot generó una refutación inmediata del consejo ejecutivo de la Asociación Universidades Estadounidenses.

La ASA buscó quitarse el sayo, argumentando que los desafíos legales violan los derechos de la Primera Enmienda del grupo—una afirmación hecha comúnmente por los boicoteadores de Israel. Un juez federal rechazó ese argumento en marzo y permitió que la causa prosiguiera.
Una figura central en la adopción del boicot fue Jasbir Puar, una profesora asociada de estudios femeninos y de género en la Universidad Rutgers, según e-mails citados en una presentación pública por parte de los demandantes en el caso. Los e-mails parecen mostrar que después de unirse al comité de nominaciones de la ASA en el 2010, la Sra. Puar trató en forma activa de aglutinar al Consejo Nacional con los partidarios del boicot.
“Jasbir me está nominando a mí y a Alex Lubin [profesor de la Universidad de Nuevo México] para el Consejo y sugiere poblarlo con tantos partidarios como sea posible,” dice un e-mail de fines del 2012 de Sunaina Maira, una profesora de estudios asiáticos estadounidenses en la Universidad de California, Davis.

Puar parece confirmar la estrategia en un e-mail del mismo período de tiempo. “Pienso que debemos prepararnos para la lucha a más largo plazo poblando las posiciones electas con tantos partidarios como sea posible,” escribió ella. Para el final del mandato de la Sra. Puar en el comité de nominaciones en el 2013, siete de los 12 miembros del Consejo Nacional del ASA eran partidarios públicos del movimiento anti-israelí Boicot, Desinversión y Sanciones. “En mis conversaciones con Jasbir está claro que la intención de sus nominaciones fue crear impulso para el BDS,” escribió Lubin a fines del 2012.

Los e-mails sugieren que el secreto era parte de la estrategia. Cuando los nominados buscaron la elección para el liderazgo a fines del 2012, muchos acordaron en forma explícita ocultar a los miembros votantes del ASA su agenda anti-Israel. “Yo siento que podría ser más estratégico no presentarnos como una pizarra pro-boicot,” escribió la Sra. Maira. “Yo sugeriría definitivamente no especificar al BDS, sino enfatizar el apoyo a la libertad académica, etc.,” escribió David Lloyd, un profesor de inglés en la Universidad de California, Riverside.

Pero Nikhil Singh, un profesor de análisis social y cultural e historia de la Universidad de New York, advirtió a Lloyd,  a Maira y a otros contra el subterfugio: “Pienso que no revelar algo tan importante e intencional y entonces esperar más tarde para utilizar al consejo nacional de la Asociación de Estudios Estadounidenses como un vehículo para promover nuestra causa no funcionará y puede volverse en contra, porque carecerá de legitimidad.”

La advertencia pasó desatendida. Sólo un partidario del BDS compitiendo por una banca en el Consejo Nacional mencionó su apoyo para una resolución de complot en su declaración como candidato. Él perdió. Aquellos que ocultaron su apoyo ganaron. Campañas más recientes de boicot a Israel en organizaciones académicas como la Asociación de Lenguas Modernas han fracasado.

E-mails citados en los expedientes de tribunales muestran también que los partidarios del boicot de ASA coordinaron con activistas anti-Israel del exterior, tales como Omar Barghouti, fundador del movimiento BDS. En el período previo a la votación, los líderes de ASA enviaron materiales a Barghouti—quien no tiene ninguna conexión previa con el grupo—y otros activistas anti-Israel antes de distribuirlos a los miembros.

Una vez en control del Consejo Nacional, los partidarios presionaron para una resolución de boicot y luego manipularon el proceso de votación. Los líderes de ASA se negaron a dar a los oponentes una oportunidad igual de presentar su caso en reuniones y en el sitio web de ASA. El Consejo Nacional congeló las listas de miembros por aproximadamente un mes, hasta el final del periodo de votación, en un intento aparente por bloquear a los opositores al boicot.

Estas revelaciones tienen consecuencias para otros grupos académicos. Ellas muestran que la presión en el campus para un boicot de Israel es improbable que refleje un vasto movimiento popular. Si el caso de la ASA es representativo, los boicots académicos contra Israel son impulsados por pequeños grupos de activistas que siguen su causa minúscula a expensas de colegas y del bien de sus organizaciones.

 

 

*Jesse M. Fried es profesor en la Escuela de Derecho de Harvard. Eugene Kontorovich es profesor en la Escuela de Derecho Pritzker de la Northwestern University. Ambos autores asesoraron al consejo de los demandantes en la demanda legal contra la Asociación de Estudios Estadounidenses.

 

 

 

Fuente: The Wall Street Journal
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México