Enlace Judío México – Las únicas dos festividades designadas por los rabinos del Talmud son Janucá y Purim. Una sigue a la otra y ambas proclaman la salvación del pueblo judío en momentos críticos del Exilio. Sin embargo, su significado es radicalmente distinto. El rabino Yitzock Patch nos habla de ello. Esperamos les guste.

Yitzock Patch. Una celebración espiritual

A lo largo de toda la historia de la humanidad numerosas naciones han buscado destruir al pueblo judío, en cada uno de esos intentos los judíos fuimos salvados milagrosamente. Sin embargo, sólo en dos ocasiones los rabinos consideraron que era importante establecer una celebración para conmemorar el evento milagroso: en Purim y en Janucá.

Cuando el Shulján Aruj (libro que compila la ley judía) describe la celebración de Janucá, aclara que las comidas festivas tradicionales de la fiesta no forman parte de la observancia. No están prohibidas, pero no son obligatorias, ni fueron estipuladas por los rabinos; son meramente una costumbre.

Janucá, en la realidad, se observa de una forma más espiritual, con expresiones de agradecimiento y alabanza a D-os no corporales. Contrasta directamente con Purim, la cual es una festividad marcadamente física; en la que es obligatorio tener una comida festiva, consumir alcohol, intercambiar regalos y otras actividades del estilo.

El Levush (Mishna Berura 670:6) explica este contraste de la siguiente manera: En Purim nuestro cuerpo fue salvado, por eso la forma más propicia para agradecer a D-os es con nuestro cuerpo. Mientras que en Janucá la espiritualidad del pueblo judío fue salvada, por eso debemos agradecer con un acto espiritual.

Purim conmemora el tiempo en que Amán, ministro del rey Ajashverosh, promulgó un decreto pidiendo el exterminio de todo el pueblo judío. Si los judíos hubieran querido aceptar las tradiciones y creencias del pueblo que los rodeaba, Amán no hubiera estado tranquilo, él exigía la eliminación física y absoluta de los judíos.

De tal forma que cuando D-os hizo caer milagrosamente a Amán, salvó a los judíos como seres humanos, seres con cuerpos; su existencia espiritual no corrió peligro. Por ello, la forma más adecuada de agradecer a D-os por este evento es disfrutar nuestros cuerpos, hacer una celebración alrededor de la libertad que D-os nos ha dado.

Por el contrario, los actos opresivos de Antíoco y la nación de seléucidas (sirios – griegos) fueron de una naturaleza distinta. Los agresores únicamente buscaban el aniquilamiento espiritual, querían que los judíos abandonaran sus tradiciones, sus creencias y se asimilaran absolutamente a la cultura que los rodeaba. Si los judíos hubieran accedido a abandonar su esencia por completo, los seléucidas jamás les hubieran puesto un dedo encima.

Cuando D-os le dio a Mattityahu y los asmoneos la victoria sobre los seléucidas, estaba ayudando a los judíos a preservar la espiritualidad del pueblo judío. Agradecer por este regalo; por la oportunidad de servir a D-os y reconocerlo como Nuestro Señor, se logra de mucha mejor forma a través de una expresión espiritual de alabanza a D-os.

Todas nuestras actividades dirigidas a celebrar Janucá deberían traer consigo este significado. Podríamos intentar aprovechar todas las oportunidades que nos da D-os para agradecerle y reafirmar nuestro compromiso con Él. Como podemos apreciarlo en Purim, incluso una comida, una actividad aparentemente mundana, puede tomar un significado nuevo cuando la hacemos con las intenciones y los pensamientos debidos.

Si lo hacemos debidamente, Janucá puede convertirse en una fiesta cuya energía nos guíe a través del tiempo hasta la siguiente festividad, que celebra nuestra salvación física – Purim.

Fuente: torah.org
Nota: Partes del texto original fueron adaptadas