Enlace Judío México.- Los atentados terroristas y las persecuciones contra las minorías cristianas en el mundo se han intensificado en el 2017. De acuerdo a Puertas Abiertas, organización iniciada por el Hermano Andrés en 1955 y que provee apoyo espiritual y material a cristianos perseguidos en decenas de países y con oficinas de desarrollo en 20, el número de cristianos perseguidos en el mundo asciende en el presente a 250 millones, de ese total 215 millones sufren niveles de persecución altos, muy altos o extremos, es decir, uno de cada 12 cristianos. Entre los 50 países que más persiguieron a los cristianos en el 2017 Pakistán ocupó el cuarto lugar.

LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

En este contexto, el pasado 17 de diciembre el Estado Islámico (EI), cuya presencia ha crecido en Pakistán, realizó un ataque suicida contra una iglesia cristiana en Quetta, la capital de Beluchistán al suroeste de Pakistán en el que murieron al menos 9 personas y más de 56 quedaron heridas. Las iglesias y los templos cristianos suelen ser objetivos de los extremistas islámicos durante la temporada navideña.

Quetta es donde se reorganizó el movimiento talibán tras la invasión de EUA a Afganistán en el 2011, esta ciudad es próxima a las fronteras de Afganistán e Irán. Beluchistán es la provincia más grande de Pakistán y también la más despoblada pese a su gran potencial de reservas naturales; en este territorio conviven talibanes, terroristas del EI y grupos nacionalistas baluches que desafían al gobierno de Pakistán.

Pakistán tiene una población de 200 millones; el 96.4% son musulmanes 2.0% hindúes y 1.6% cristianos. Cabe destacar que los ataques más sangrientos de los yihadistas han sido contra los chiíes y suníes, creyentes musulmanes que no comparten la visión ultraortodoxa de el Islam. En este ámbito, el primer atentado del EI contra los cristianos fue en la ciudad de Lahore, capital de el Punjab paquistaní (el Punjab es una región compartida por India y Pakistán) es la segunda ciudad más poblada de Pakistán con 7 millones de habitantes. El ataque se realizó el 26 de marzo del 2016 cuando los cristianos celebran la Resurrección de la Pascua, sucedió una semana después de que la Asamblea Nacional decidiera declararla festiva. El saldo 72 muertos y más de 300 heridos.

De acuerdo a la ONG Ayuda a la Iglesia que Sufre, la situación de los cristianos en Pakistán es grave a pesar de que es un país laico en su concepción estatal, sin embargo, aplica la Saharia (Ley islámica) en casi todos los aspectos de la vida cotidiana de sus ciudadanos, lo cual deja a las minorías a merced de la extrema dureza de esa Ley y de grupos violentos que actúan a nombre de la misma.

En general, los cristianos han sido perseguidos y ejecutados en Pakistán por supuestas blasfemias contra el Islam. La Ley de la Blasfemia fue establecida en 1986 por el dictador Mahammad Zia-ul-hag sin aprobación parlamentaria. La norma agrupa a otras contenidas en el Código Penal y está inspirada en la Saharia para sancionar cualquier ofensa de palabra y de obra contra Alá, Mahoma o el Corán. La ofensa puede ser denunciada por un musulmán sin necesidad de testigos o pruebas y el castigo supone un juicio inmediato y la posterior condena a prisión o muerte. En las últimas tres décadas han sido 70 los acusados de blasfemia que han muerto ejecutados extraoficialmente.

En el 2011 el gobernador del Punjab, Salman Tasser y el Ministro para las minorías, el líder católico, Shahbaz Bhatti, fueron asesinados por haber pedido la anulación de la Ley de la Blasfemia o por lo menos, la reducción de las penas previstas en la misma.

Los cristianos en Pakistán no solo son amenazados por los terroristas, también por una parte de la población los acusa. Las autoridades hacen caso omiso de las persecuciones a los cristianos y frecuentemente los agreden. Las reuniones dominicales de los cristianos todavía son posibles, no obstante, cualquier otro tipo de actos religiosos son frenados. La mayor de la población cristiana se concentra en Peshawar (en el noreste) por que tienen temor de vivir en áreas rurales debido a las represalias de las poblaciones locales que son extremistas en sus creencias religiosas. Un número indeterminado, empero significativo, de cristianos viven en una situación de pobreza extrema hacinados en barracas insalubres, sin agua y otros servicios básicos y sin atención médica. Los cristianos son marginados por parte de los musulmanes y a menudo se les considera “agentes de occidente”. La Constitución de Pakistán prohíbe a los cristianos aspirar a la presidencia o al cargo de primer ministro; tienen asignado el 1.0% de los escaños en las Asambleas Legislativas provinciales, sin embargo, ello no significa que están integrados a la vida política del país.

En el 2017 se tienen documentado numerosos asesinatos, ataques a iglesias y templos, secuestros y violaciones de mujeres, matrimonios forzosos, desahucios y desplazamientos dentro del país y hacia el exterior; hechos que no son del dominio público.

Los cristianos en Pakistán, y en general, en los países en que son perseguidos, se mantienen alejados de sus perseguidores para estar a salvo, de manera que tienen pocas oportunidades de influir en su entorno para mejorar su situación; ello dificulta transmitir su fe de generación en generación. A nivel político, todas las decisiones se toman por encima de el liderazgo de la Iglesia. Muchas de las familias cristianas se ven precisadas a huir para salvar sus vidas otras son obligadas a convertirse al Islam. El futuro de los cristianos en Pakistán es incierto, sobre todo porque prácticamente experimentan una especie de genocidio.