Las manifestaciones –aisladas o no- de antisemitismo en Venezuela no se detendrán hasta que las instituciones de la kehilá hagan exigencias enfáticas en que el Presidente castigue estas situaciones, sobre todo en los medios oficiales

Como una reunión “sincera” calificó recientemente el presidente de la CAIV, Salomón Cohén, la sostenida entre las autoridades de la kehilá venezolana y el presidente Chávez. En términos similares se refería al respecto un comunicado de la Confederación en el que auguraban que “este nuevo diálogo (…) traerá resultados positivos en beneficio de la convivencia, la paz y la armonía a toda la sociedad venezolana”. El propio mandatario, por su parte, se jactó del mismo encuentro durante un acto proselitista del PSUV, en el que llamó a “respetar a la comunidad judía venezolana” y reiteró que “nadie puede decir que el Gobierno persigue aquí a los judíos”, afirmación que se legitima con las declaraciones de Cohén al respecto.
Sin embargo, ¿qué hay realmente detrás de esta reunión, tan similar a otras ocurridas justo en momentos previos a importantes oleadas de antisemitismo en el país? No hay que olvidar que no es la primera vez que Chávez se reúne con dirigentes de la comunidad judía; no es la primera vez que estos le presentan dossiers y pruebas de alusiones antisemitas en medios del Estado y pro gobierno, ni es la primera vez que Chávez niega ser antisemita.
Informes similares se dieron a conocer en 2006, justo cuando estallaba la guerra del Líbano, y el Presidente se envalentonaba para minimizar las relaciones con el estado de Israel al nivel de encargados de negocios. Declaraciones similares de Chávez ocurrían justo cuando estallaba la Operación Plomo Fundido y se ejecutó uno de los episodios más oscuros en la historia de los ataques a la comunidad judía venezolana: el ataque contra la sinagoga Tiféret Israel de Maripérez a principios del año pasado, casi en paralelo a la expulsión del embajador israelí en Venezuela, Schlomo Cohen.
Y tanto declaraciones como informes similares se conocieron en diciembre de 2005, cuando la CAIV rechazó las advertencias hechas por en centro Simón Wiesenthal luego de un discurso aparentemente antisemita del presidente Chávez, y le exigió a la organización no inmiscuirse en los asuntos de la kehilá venezolana.
Todo este recuento tiene como objetivo manifestar la preocupación de que esta reunión sea otra que caiga en el saco roto en el historial de tensiones y distensioines entre la comunidad judía y el gobierno venezolano. Con una actitud que puede calificarse desde ingenuidad, candidez, e incluso temor, los dirigentes comunitarios vuelven a creer en la palabra del mandatario.
Mientras tanto, en Aporrea se repiten los lugares comunes del lobby judío en artículos como este, o este otro, en el que insisten en la deslegitimación de Israel (y que fue publicado días después de la “fructífera” reunión).
Mientras tanto, antisemitas (o “antisionistas” como les ha dado por llamarse, de manera “políticamente correcta”) confesos como Vladimir Acosta o Cristina González siguen en la radio oficial, o mientras Walter Martínez intenta día a día –disfrazándolo de sesudo análisis internacional- insertar comentarios de burla o deslegitimación al estado de Israel.
Todo esto sigue y se mantiene, con, apenas, una promesa del Presidente de “estudiar todo lo que le presentamos”, en palabras del propio Cohen. Una promesa que es suficiente para que haya cambios desde lo más significativo hasta lo más elemental, como el mero hecho de que de la página oficial de la CAIV se elimine el link para denunciar manifestaciones antisemitas.
Y mientras, las preguntas siguen planteadas: ¿el Presidente ordenará que cesen las manifestaciones antisemitas en los medios y penalizará a Silva, Martínez, González, Acosta y Nolia? ¿El Presidente entenderá la necesidad de retomar las relaciones con el estado de Israel (tema sobre el que el comunicado de la CAIV no se pronuncia) como elemento existencial de la kehilá en Diáspora por todo el mundo? La respuesta, ingenua, de los dirigentes de la CAIV parece ser afirmativa, pero algunos, más escépticos, creemos necesarias pruebas contundentes de este cambio de política.

*Periodista de Política del Diario TalCual. Ex becario de Yad Vashem. Estudioso del antisemitismo, sobre todo en Venezuela.

https://historianoprejuicios.blogspot.com/2010/09/de-indulgencias-complacencias-y.html