WASHINGTON POST Y FUENTES

Tras la vuelta de miles de manifestantes a la Plaza Tahrir,  la Junta militar que hoy controla Egipto disolvió el Parlamento y suspendió  la Constitución, en respuesta a la demanda popular de una transición inmediata hacia un gobierno democrático.

Los militares tienen como prioridad restaurar la seguridad y el orden, tras 18 días de revueltas que llevaron al colapso del régimen. Gozan de la confianza del pueblo, al contrario de las fuerzas policiacas, las cuales intentaron aplacar las revueltas, asesinando a decenas de manifestantes.

Los manifestantes piden una transición rápida del poder: designar un consejo presidencial, disolver el Parlamento y liberar a los detenidos.

“En un país como Egipto, con un legado faraónico, no contar con un presidente o un jefe del Estado no es fácil” dijo Amr El Shobaky, un miembro del Comité de Hombres Sabios, un grupo que se auto apuntó, se alió a los manifestantes y está ayudando a mediar en la crisis.