ENRIQUE RIVERA

Mucho se ha hablado de la labor que Keren Hayesod lleva a cabo en pro de los judío dispersos por el mundo, pero cuando uno tiene la oportunidad de ver, oír e incluso de disfrutar el arte de algún nuevo inmigrante que encontró su lugar en Israel, todo deja de ser letra para transformarse en obra.

Así sucedió en días pasados cuando la División Femenina de Keren Hayesod, integrada por mujeres con un alto grado de compromiso por la causa de Israel y por el Pueblo Judío, llevó a cabo un evento donde se presentó Alexey Kotchetkov. Este joven violinista, ex soldado de Tzahal, se graduó en la Villa Juvenil y Educacional de Nitztana. Alexey contó la manera, casi casual en la que llegó hasta Israel y como poco a poco se fue acoplando al país. En todo ese proceso Keren Hayesod estuvo presente, como lo ha estado en la vida de cientos de nuevos inmigrantes, especialmente niños que llegan al país y les hacen sentir que no están solos.

Posteriormente, este joven talento, dejó el micrófono y tomó su violín. Su presentación, llena de arte, de pasión e inspiración hizo vibrar al público, en su mayoría femenino. De pronto, Alexey invitó al jazán Ari Litvak, de la Comunidad Bet-El, donde se llevó a cabo el evento, a acompañarlo. Ari subió y en un impresionante acoplamiento instrumental se dio un duelo de talentos que el respetable público premió con nutridos aplausos.

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