JAG KASHER

ITONGADOL

El mundo judío comenzará a celebrar desde mañana la festividad de Pesaj (Pascua Judía), que es la festividad que conmemora la salida del pueblo judío de Egipto, relatada en el libro bíblico del Éxodo, y que marca el nacimiento del pueblo judío.

La festividad es uno de los tres Shloshet HaRegalim (Fiestas de Peregrinaje) del Judaísmo, ya que durante la época en que el Templo de Jerusalem existía, se acostumbraba a peregrinar al mismo y realizar ofrendas.

La festividad dura siete días (ocho en la Diáspora), y durante la misma está prohibida la ingestión de alimentos derivados de cereales (trigo, cebada, centeno, avena y espelta) fermentados, llamados en hebreo Jametz.

En su lugar, durante la festividad se acostumbra a comer Matzá o pan ácimo. Según la tradición, el pueblo judío salió de Egipto con mucha prisa y sin tiempo de prepararse, por lo que no hubo tiempo para dejar leudar el pan para el camino, y de esta creencia deriva la prohibición de ingerir Jametz.

El Seder (cena tradicional de Pesaj) del lunes se celebrará en el hogar con una comida familiar, en la que los mayores contarán a los más chicos, guiados por un texto de referencia (Hagadá), la salida de sus antepasados de la opresión egipcia y su peregrinar por el desierto.

En declaraciones a la Agencia Judía de Noticias (AJN), el rabino Abraham Skorka, de la Comunidad Benei Tikvá, apuntó que “el relato de Pesaj no es simplemente una descripción de un proceso de liberación. También es una gran lección que Dios nos da para enseñarnos primero y antes que nada el valor de la libertad”.

“Además, Pesaj está relacionado con la fiesta de la entrega de la Torá. Los versículos nos dicen que Moisés, por orden de Dios, va a ayudar, va a ser el enviado para sacar a los hijos de Israel de la tierra de Egipto para que tengan un encuentro con Dios en el Monte Sinaí”, relató el religioso.

Skorka señaló que “se es libre cuando realmente uno puede comprometerse y expresar en su vida valores de justicia, de rectitud y todo aquello que nos enseña la Torá, que es lo que Dios nos reveló cuando estuvimos en el Monte Sinaí. Esa es la esencia de ser libre”.

Por su parte, el rabino Alejandro Avruj de la comunidad Emanu-El, consideró que “lo más importante en esta fiesta de Pesaj, en la mesa familiar, es buscar cada uno en lo personal y familiar cuáles son las cosas que deberíamos dejar a un costado para empezar a ser auténticos coherentes con lo que queremos ser como personas y como familias.

“El mensaje de la fiesta de Pesaj toma actualidad en cada generación, en cada tiempo, en cada contexto. La búsqueda como individuo, como familia, como sociedad, como país, de las libertades que cada uno necesita para alcanzar el máximo potencial del ser es algo de lo que tenemos que hablar, trabajar y descubrir en cada tiempo”, sostuvo el religioso en diálogo con esta agencia.

Avruj indicó: “Generalmente nos colocamos ante los faraones que no nos permiten expresarnos o desarrollarnos o ser completamente libres, pero una de las grandes tareas de cada Pesaj es buscar el Faraón que cada uno tiene adentro y que es el que mayores limitaciones y condicionamientos nos impone”.

“El símbolo más importante de las fiestas que es la matzá, hay que adquirir la humildad del pan de la pobreza para reconocernos en nuestras propias limitaciones y poder descubrir que la más importante de las felicidades es aquella que uno alcanza al compartir la felicidad”, expresó el rabino.

El religioso insistió que esta fiesta invita a compartir el pan de la pobreza, para que “podamos ver cada uno como familia en esa noche en que proyecto solidario podemos comprometernos y de esa manera ayudar a otros a quitarse los faraones de encima de los cuales todos somos parte: la marginación, la pobreza, la falta de compromiso social”.

En tanto, el rabino Tzvi Grunblatt, de Jabad Lubavitch, relató que “Pesaj es la festividad fundacional del pueblo judío”.

“Dios convierte al pueblo judío en un pueblo y lo libera dándole una misión y un destino. El hombre sin una misión sigue siendo un esclavo”, señaló el religioso.

Por su parte el rabino de la comunidad BetEl, Daniel Goldman, explicó que, según su análisis, “Pesaj es azar y destino. Un azar no inabarcable de fenómenos que se interconectan   para provocar consecuencias que la abrumadora mayoría de las veces quedan fuera de todo cálculo.”

“En ese contexto las preguntas que invitaría a preguntar en la mesa del Seder son la cuatro preguntas sobre azar y destino. Uno debe preguntarse ‘si hice bien las cosas en el pasado, si tuve opciones. Si me llevo bien en el presente y si tengo opciones”, explicó.

Grunblatt consideró: “Hoy tenemos que lograr nuestra propia liberación inspirándonos y aprendiendo cómo fue ese primer Pesaj. Pero desde la salida de Egipto y hasta la llegada del Mashiaj (Mesías) cada año se va subiendo un peldaño más en absorber esta libertad que Dios nos da hasta llegar a completarla de manera total”.

Según el rabino de la comunidad Dor Jadash, Rubén Saferstein, “para todo el pueblo de Israel hoy, Pesaj es un legado para todas las generaciones y en estos tiempos que vivimos, que los acontecimientos se suceden tan rápido y se olvidan con tanta velocidad, recordar y festejar este acontecimiento nos seguirá significando.”

Grunblatt resaltó también la importancia de la familia en la noche del Seder como un aspecto “clave”. “Que el hijo pregunte y se interese por lo judaico, eso ya es un logro en sí mismo. Aquel que no pregunta es porque no le interesa. Y que el padre sepa lo que responder y responda lo correcto, es otro tema trabajar y para eso hay que estudiar”, aseguró.

En torno a esto el rabino Goldman explicó que “el Seder tiene una magia especial, un carácter especial que permite encontrar el texto y contexto en familia. Es la familia en la búsqueda de la libertad y la libertad en búsqueda de la familia”.