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A principios de este año, Nacho Vigalondo , un cineasta, actor y guionista español,  director de ‘Los cronocrímenes’ lanzó este ‘twit’: “Ahora que tengo más de cincuenta mil followers y me he tomado cuatro vinos podré decir mi mensaje: ¡El Holocausto fue un montaje!”.

El fin de semana, su página entró en ebullición. No contribuyeron a frenar las reacciones otros chistes posteriores, que combinaban los títulos de conocidas películas con referencias al genocidio del pueblo judío perpetrado por los nazis durante la II Guerra Mundial.

“¿Cómo se llamaba la película esa de Spielberg? Ah, sí… Parque Judaico”, “A todo gas”, “El niño del pijama de rayas se va de marcha”, “Anna Frank’s catch me if you can” y “Encuentros en la tercera fosa” son algunos de los mensajes, por orden de aparición, que desataron la ira de buena parte de sus seguidores en la Red.

El también director Santiago Segura y el escritor Sergio Pámies (“Vigalondo, no juegues con según qué situaciones”) son algunos de los internautas que participaron en el Twitter del cineasta, quien no dudó en ‘retuitear’ las respuestas más agresivas de la comunidad ‘on line’, por ejemplo, “No mereces el respeto de mucha gente”, “Ahora sí que @el_pais tiene excusa para retirar esos anuncietes que les has hecho” y “Hay límites que no se cruzan”.

Vigalondo expresó en Twitter que el repertorio de bromas consiste en “un detecta-gilipollas” y una estrategia para “expulsar a followers sin sentido del humor”. Sobre si le pasará factura… “Me acaban de llamar del programa de David Letterman. Que quieren hablar del asunto”.

En un ‘post’ bajo el título ‘Holocausto Vigalondo’ en su blog en el diario ‘El País’, el cineasta, quien es una de las imágenes del diario “El País”  ofreció su versión de los hechos: “No es la primera vez que abuso del humor negro, no es la primera vez que se genera tensión en mi cuenta… ¿Por qué el revuelo mediático ha sido considerablemente mayor esta vez?”.

Hoy, reflexiona sobre su broma de mal gusto:

“Hubo un momento en el que me entró el pánico porque la mayoría de mis actividades laborales o se paralizaron o se suspendieron. La empresa para la que daba conferencias de técnicas de guión de cortometraje dejó de llamarme, el corto que iba a rodar como padrino de un festival esponsorizado por una marca de refrescos se suspendió…”, ha contado en una entrevista aparecida en Libro de notas.

El director del cortometraje ‘7.35 de la mañana’ sí ha elogiado en cambio el comportamiento de la comunidad judía: “El único vínculo profesional que seguía intacto era el de mis representantes en Los Ángeles. ¡Todos judíos! Les expliqué lo que pasaba aquí, les mostré el chiste que lo había desencadenado todo y no daban crédito”.

“Durante una temporada estuve horrorizado porque no veía los límites de la onda expansiva que se había levantado. En los momentos más bajos, llegué a plantearme la posibilidad de irme de de España”, ha explicado el director, quien sostiene que las críticas tienen en realidad este motivo: “Yo creo que aquí no prevalece ninguna reflexión, sino la gratificación efímera de ‘darle una lección a un famoso'”.

Vigalondo no encuentra justificación en que este caso fuera recogido por los medios y no así otras polémicas de Twitter: “En realidad, el sensacionalismo y la prensa de derechas siguió tan a rajatabla su guión que no me ofendieron especialmente. Precisamente lo que más me dolió fue la reacción de algunas firmas que aprovecharon la situación para esgrimir una moral equidistante según la cual los medios habían exagerado pero yo, a la vez, había recibido una buena lección”.