Las protestas del pueblo de Irán han generado temor de que se colapse el sistema, por ello el clero trata de salvar su poder en perjuicio del dictador y, como consecuencia hay un enfrentamiento franco entre el Ayatolá Alí Jameneí y el dictador Mahmud Ahmadineyad.

La lucha por el poder se ha enmascarado como conflicto religioso: La tradición iraní señala que en el siglo IX, el Imán Muhamad Ibn Hasan al Mahdi, después de ocultarse, tendrá que reaparecer al algún momento de la historia para dar paso al final de los tiempos.

El dictador Ahmadiyenad ha expresado en diversas ocasiones que esa reaparición puede ser muy pronto, sin señalar fecha, pues eso es un delito calificado como brujería, el cual se castiga con la pena capital.

En el campo político, el dictador dispuso el cese del Ministro de Inteligencia, Heydar Moslehi, por haber espiado al ex Jefe de la oficina Presidencial, familiar de Ahmadineyad.
Pero de inmediato, ese 17 de abril pasado, el Ayatolá Alí Jamenei, líder supremo dela revolcución iraní, ordenó que fuese reinstalado el cesado Heydar Moslehi.
Ahmadineyad se replegó y no asistió a dos reuniones del consejo de Ministros.
Ahmadineyad reapareció y conforme a la información pública, no coincidieron Moslehi y Ahmadineyad en el consejo.

A pesar de las abundantes denuncias de fraude electoral y la movilización del pueblo en contra de este, el Ayatola ordenó que se declarase legal la elección. Mediante el uso de asesinos represores denominados basiyís, el pueblo fue ametrallado y encarcelados los dirigentes opositores.

Los basiyis, se dicen “voluntarios”, pero cobran y llegan a un millón de parásitos. A eso se agrega el costo elevado del programa nuclear y de cohetes, sumado al financiamiento de apoyo a Siria, a los terroristas libaneses que se hacen llamar “partido de Dios” , armados con cohetes y a los que se señala como asesinos de Hariri, primer ministro de Líbano, y financiamiento a los terroristas palestinos de Gaza, Hamas. El terror iraní ha llegado a Buenos Aires, en donde se le señala como responsable de la destrucción de la Embajada de Israel y del Centro Comunitario Judío argentino AMIA. El dictador debe cesar de intervenir en otros países.

Estos abundantísimos gastos condujeron a Ahmadineyad a eliminar los subsidios a los alimentos, la gasolina, la energía y otros productos básicos y, en protesta, el pueblo de Irán se ha movilizado y es creciente el movimiento, poniendo en peligro a todos: clero y control político y militar.

200 diputados -de 290 que integran la Cámara, que dirige Alí Larijaní- , dieron su respaldo al ayatolá Jameneí. El general Mohamad Alí jafarí, Jefe de la Guardia Revolucionaria, advirtió que “actuará en defensa de la república Islámica”.

El Ayatolá Ahmad Jatamí, advirtió a Ahmadineyad, que no “sobrevalore su poder”. El ayatolá Taghi Mesbah Yazdi, cercano al dictador, dijo que las órdenes del líder supremo “deben ser acatadas”.

Tal es el panorama que observa el Frente Internacional de Derechos Humanos, que se puede conducir al derrame de sangre, que puede ser evitado si se libera a los prisioneros políticos, se proclaman los Derechos Humanos como Ley Suprema y cesa la intervención.

Benjamín Laureano Luna
Presidente.