SILVIA CHEREM/REFORMA

05-Jun-2011.

Daniel Ayalón (Tel Aviv, 1955), viceministro de Relaciones Exteriores de Israel, está en Latinoamérica, en un afán de lograr que, en la votación en la ONU en septiembre próximo, la mayoría que apoya la creación unilateral del Estado Palestino no sea abrumadora.

“Apreciamos que México no emitió una postura apresurada porque la decisión unilateral es ilegal, una afrenta a los compromisos adquiridos y provocará inestabilidad. El fin del proceso de paz”.

Ayalón acusa que la Asamblea General -que no tiene capacidad para aceptar países en su seno, porque requiere la aprobación del Consejo de Seguridad- pasa cualquier propuesta palestina porque el bloque árabe, islámico y de países en desarrollo, 118 votos de 190, aprueba resoluciones en conjunto. “Si deciden someter una resolución de que la tierra es plana, pasa”.

Pretende que “la mayoría moral” -los 72 países restantes, incluido México- sea más responsable porque la decisión puede incendiar aún más el frágil Medio Oriente, caldo de cultivo para fundamentalistas.

El vicecanciller, Embajador de Israel en Estados Unidos de 2000 a 2006 e interlocutor en las negociaciones de Campo David, asegura que Israel quiere ser el primero en reconocer al Estado Palestino, pero como parte de un acuerdo consensado que incluya reconocimiento mutuo, fronteras, seguridad, refugiados y el status de Jerusalén, como se acordó en Oslo.

“Los palestinos se han negado a sentarse en la mesa de negociación esgrimiendo excusas que incluyen no reconocer al Estado de Israel. Cuando durante 10 meses hicimos la concesión de no construir más asentamientos, tampoco aceptaron. El liderazgo palestino repite los errores maximalistas de sus antecesores: todo o nada, y culpan a Israel con la complicidad de la ONU”.

“Si emprenden su camino unilateralmente -augura- la confrontación será inevitable, una excusa más para la violencia”.

Ayalón cree en la paz: “esperar la solución perfecta, es perder la posibilidad de una buena solución”.

Como la brecha en asuntos torales es muy amplia, propone posponerlos para alcanzar un acuerdo paulatino a largo plazo en el que Israel gane seguridad, y los palestinos, soberanía.

“¿No es ilusorio -pregunto-, sobre todo ahora que Abu Mazen forma equipo con Hamas?”.

“Con Hamas no negociaremos: incita al odio, glorifica el terror e insta a eliminar Israel. No será nuestro interlocutor a menos que, como lo hizo Arafat, renuncie al terrorismo y reconozca a Israel. Se requieren dos para la paz y uno solo para emprender la guerra”.

Señala que la experiencia de los últimos 17 años obliga a desdeñar un acuerdo total: “las dos veces que estuvimos dispuestos a conceder el 94 por ciento de las demandas palestinas (con Ehud Barak en 2000 y Ehud Olmert, en 2008), se negaron a firmar y respondieron con una violencia injustificada”.

Ejemplifica: cuando las tropas israelíes salieron de Líbano en mayo de 2000, Hezbolá aprovechó para infiltrar armas y librar una guerra sin cuartel desde el norte. A partir de agosto de 2005, al retirarse unilateralmente de Gaza, Hamas lanzó 12 mil cohetes a poblados israelíes.

Advierte que el radicalismo existe y se multiplica independientemente de la paz.

“Los hechos demuestran que la paz no es un asunto de compromisos y tierra, sino un asunto de reconocimiento y verdadera confianza en una solución de dos Estados”.

Segundo de abordo del partido Israel Beiteinu -que por las perversidades del sistema parlamentario israelí con 15 escaños de 120 es el fiel de la balanza del Gobierno de Benjamín Netanyahu-, Ayalón tiene su particular forma de ofrecer una alternativa de paz.

No habla de “territorios ocupados”, sino “en disputa”. Propone un nuevo mapa con “cambalaches” en el que las tierras de los 300 mil judíos asentados en 8 por ciento del Margen Occidental se anexen a Israel, y las áreas pobladas por árabes residentes en Israel pasen a formar parte del Estado Palestino.Una solución por la que él y Avigdor Lieberman, líder de su partido, han sido acusados de racistas por demócratas que reconocen como connacionales a los árabes israelíes -20 por ciento del total de la población israelí- que viven en su territorio.

“Es una respuesta nueva y prevendrá la balcanización de la zona: un Estado plenamente judío y otro plenamente árabe. Nosotros hemos aceptado árabes en Israel, pero Abu Mazen no quiere un solo judío en su Estado. Es justo proponer la división, además los árabes israelíes podrán enseñarles a sus hermanos el camino de la democracia”.

Así lo dijo

“El liderazgo palestino repite los errores maximalistas de sus antecesores: todo o nada, y culpan a Israel con la complicidad de la ONU”.

Daniel Ayalón, viceministro de Relaciones Exteriores de Israel