Enlace Judío – En el año 2011, archivos de la KGB clasificados acerca de los orígenes étnicos del primer líder soviético fueron expuestos por primera vez, de acuerdo con un reporte de entonces.

Una gran exposición dedicada a Vladimir Ilich Ulianov (nombre verdadero de Lenin) en el Museo Estatal de Historia de Rusia, reveló que su abuelo materno nació como judío. En un país donde el antisemitismo de Estado gobernó durante varias décadas, la información no es sólo anecdótica. A partir de la década de 1930, el régimen soviético llevó a cabo, bajo la dirección de Stalin, una política violenta de discriminación contra sus ciudadanos de origen judío.

Nacido en 1870, Lenin se definió simplemente como “ruso”, desde un punto de vista étnico. Su biografía oficial sólo menciona sus orígenes rusos, alemanes y suecos. Sin embargo, una pieza central de la exposición son documentos que lo distancian del mito.

Una carta escrita a Stalin en 1932 (seis años después de la muerte de Lenin) por su hermana mayor, Anna Ulianova, revela que su abuelo materno provenía de una familia judía pobre y fue, de acuerdo con su certificado de bautismo, el hijo de Moses Blank, nacido en Zhitomir, Ucrania.

Anna Ulianova hace hincapié en que su hermano “siempre tuvo una alta opinión de los judíos”, desaprobó “el reciente aumento del antisemitismo, en particular entre los comunistas” e insta a Stalin que de a conocer los orígenes judíos de Lenin. “Sería un error ocultar este hecho a las masas”, concluye la carta.

Stalin respondió ordenando a Anna Ulianova guardar silencio. Unos años más tarde, exterminó a todos los judíos entre los líderes de la revolución. Cuando la muerte lo sorprendió, en 1953, estaba preparando la deportación de toda la población judía de la URSS hacia lo más profundo de Siberia.

En prácticamente todas las ciudades de la provincia, la arteria central se llama “la calle Lenin“, misma que cubierta de lujosas tiendas y sucursales bancarias, ostenta los signos más bulliciosos de la sociedad capitalista. En medio de todos las plazas centrales de la nación (incluyendo Bielorrusia y Ucrania), la estatua del líder se enfrenta a la agitación de los compradores.

La paradoja de Lenin no se detiene allí: es venerado por el sector más radical de los comunistas de Rusia, que sienten nostalgia por un régimen soviético permeado, no por internacionalismo, sino por un profundo antisemitismo de origen estalinista.

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