OFELIA ISZAEVICH

Inanna me ha fascinado desde hace cerca de 20 años, cuando entre mi amiga Renée Kristal, mi sobrina la Dra. Rosi Niesvizky y yo armamos un seminario semanal que perduró por cosa de siete años. El objeto era profundizar y analizar a la luz de la historia, la antropología, la sociología, la situación de la mujer. Leímos mucho, y este fue un emprendimiento gozoso. Entre todos los textos que revisamos, Inanna me cautivó, por muchos motivos. La mera historia de cómo Samuel Noah Kramer, el sumeriólogo intérprete y traductor de esta obra, fue persiguiendo por incontables museos, países y ruinas arqueológicas, durante cincuenta años las tablillas de barro donde estaba consignada la historia de esta heroína, hasta lograr la traducción completa de su ciclo mitológico, es espléndida.

La otra autora del libro, una exquisita narradora oral, Diane Wolkstein, empeñada en encontrar una narración donde la mujer no fuera débil, mártir, víctima. Una narración de donde las mujeres pudieran nutrir su anhelo por una vida fuerte y valerosa. Se encontraron, y surgió este libro que nos ha enriquecido a tantos.

Me llamó la atención también, que estas tablillas cuneiformes fueron escritas mil años antes que la Biblia, en el lugar del que surgió el judaísmo. Encontré varios hilos que a mi parecer (no soy erudita) tienen resonancia en el judaísmo.

Aunque la sociedad sumeria ya era patriarcal al tiempo en que los mitos de Inanna se consignaron a las tablillas, en los relatos quedan remanentes muy frescos aun de una organización matrifocal previa, lo que lo hace aun más intrigante.

Analizar cada uno de los mitos de este pueblo que fue uno de los primeros en cuestionarse y concientizarse acerca de los límites y alcances de los seres humanos ha sido muy enriquecedor.

Desde el primer relato humano sobre el miedo a la muerte y su vana batalla contra ella, el Libro de Guilgamesh, hasta este ciclo completo de mitos sobre la vida de una mujer y sus ardides y luchas para salir delante de la manera que ella lo desea, los relatos sumerios son profundamente conmovedores y curiosamente, no pierden su actualidad.

El libro de Inanna inicia con un relato de creación poderoso. El dios de la sabiduría zarpa al encuentro de la diosa del inframundo, a lo cual ésta se resiste vigorosamente. Si interpretamos, podría comprenderse que para todo acto de creación el consciente busca la unión con el inconsciente. De esta unión, nace un árbol, que es recogido por una joven que lo quiere cuidar para lograr de él, cuando el tiempo pase, los atributos de su madurez, un lecho y un trono.

Después de mucho tiempo, cuando Inanna se dispone a construirlos, con horror se da cuenta que su árbol no fructifica como ella quiere, sino que se convierte en la morada de los temores y deseos no reconocidos ni expresados por la joven.

Tres seres se aposentan en el árbol, una serpiente que no podía ser encantada, el ave Anzu y la doncella Lilith.
Fuera de otra mención, muy posterior, en el libro de Isaías, esta es la única en toda la literatura sumeria a Lilith. Los tres son seres de pesadilla, de deseos desmesurados.

Este es el contenido del cuadro que ilustra estas palabras, y con el que invito a mi exposición. Lo llamo “El árbol ominoso”. Este cuadro representa la adolescencia. Los seres que se adueñan de él, son la representación de los deseos inconscientes, de la adolescencia que no sabe cómo manejarlos. Inanna suplica y llora, pero finalmente tiene que acudir a la ayuda de Guilgamesh para destruir y desterrar a quienes le impiden llegar a su madurez.
Los relatos siguen, Inanna consigue del dios de la sabiduría y del agua que fluye, el obsequio de los atributos de la civilización, los cuales son multiplicados por ella, después de una travesía azarosa en barco.

Inanna accede al cortejo del pastor Dumuzi, que es un relato encantador por la manera tan libre y cándida con la que se trata el tema de la sensualidad y la sexualidad, y se casa con él.

Ya que es mujer, madre y reina, Inanna siente la urgencia de abandonar todo e ir al encuentro de su hermana, la diosa del inframundo. Este fue uno de los relatos que más me conmovió, ya que para mí representa el momento en la vida de toda mujer, cuando ya cumplió lo que se espera de ella, sin embargo, aun no se ha enfrentado a su parte obscura, y si no lo hace, a pesar de tenerse que despojar de todo lo que creía de valor en su vida para lograrlo, no encontrará más adelante el sentido de su existencia.

Las narraciones continúan, y yo recomiendo ampliamente leer el libro, ahora ya publicado por CONACULTA, en la traducción de la doctora y poeta Elsa Cross.

Mi exposición, se presenta como parte de un evento multidisciplinario de artistas que, cada quien por su lado ha trabajado sobre este tema. Esto tendrá lugar el jueves 4 de agosto, en la Galería Luis Cardozo y Aragón del Centro Cultural Bella Época , Tamaulipas 202, equina Benjamín Hill, Colonia Hipódromo Condesa.

A las 18.30 horas se inicia el evento central, que es la presentación de la traducción del libro, por la Dra. Elsa Cross.

A las 19.15, será la lectura dramatizada del poema por la directora de teatro Lorena Meza.

A las 19.40, la presentación de la Cantata Inanna, de la compositora Mariana Villanueva.

A las 20 horas, la inauguración de la exposición de mi obra.

Quedan cordialmente invitados.