JOSÉ KAMINER TAUBER

“Si quieres la paz, no hables con tus amigos.
Habla con tus enemigos”.
(Moshé Dayán)

 

Nace una leyenda

“Durante la Segunda Guerra Mundial, en 1941, después de someter con un grupo de combatientes el fuerte francés de Gouraud, en Líbano (que pertenecía al gobierno de Vichy ese tiempo), Moshé Dayán perdió un ojo y casi la vida. Un soldado somalí le disparó mientras observaba el horizonte con sus gemelos; la bala dio en uno de los lentes del largavistas y una de las astillas le perforó el ojo que posteriormente lo cubrió con un parche que se convirtió en su distintivo”.

 

El hombre

Moshé Dayán, militar y político israelí, nació en 1915 en el primer Kibutz, llamado Degania, establecido en Palestina que pertenecía al Imperio Otomano, y falleció en  Ramat Gan en el año de 1981. Trabajó en la agricultura y en la construcción hasta que en 1929, después de los ataques, se integró en la Haganá (milicia defensiva judía en la clandestinidad); a los 18 años ya adiestraba a comandos contra el hostigamiento árabe,  con ella combatió en la primera guerra entre árabes y judíos, aún bajo mandato británico, en 1936.

En 1939 fue detenido por las autoridades británicas por su actividad armada; pero le liberaron en 1941 para colaborar contra la Alemania nazi; y aquel mismo año fue herido cuando efectuaba un reconocimiento en Siria, perdiendo el ojo izquierdo. Desde entonces se dedicó completamente a la carrera militar, trabajando como oficial de inteligencia.

Durante la Guerra de Independencia de Israel  en 1948, había logrado alcanzar el puesto de coronel en la Haganá, participó en la guerra de independencia israelí como jefe de la defensa del valle del Jordán, su zona natal. Tras la guerra escaló posiciones rápidamente; luego siguió una carrera ascendente en el recién nacido Ejército israelí, al que infundió una mezcla de eficacia y moral de combate que él mismo puso a prueba.

En 1953 fue elegido jefe del Estado Mayor del Ejército Israelí; en octubre de 1956 en la siguiente guerra árabe-israelí, cuando dirigió la ofensiva victoriosa sobre el Sinaí  estuvo a cargo de las operaciones de penetración militar sobre la Franja de Gaza y la península del Sinaí durante la crisis del canal de Suez, que el gobierno de Gamal Abdel Nasser había nacionalizado y cerrado al tráfico israelí. Dicha operación, concertada con los gobiernos británico y francés, le reportó amplio reconocimiento popular.

Convertido en un símbolo de la fuerza militar del nuevo Estado, Dayán abandonó el ejército en 1958 para dedicarse a la política profesional (militaba desde 1946 en el partido sionista socialista Mapai de Ben-Gurión). En 1959 se integró como ministro de Agricultura en el gobierno de Ben-Gurión; con él se separó del Mapai  en 1966, formando el Partido Rafi y pasando a la oposición.

En 1967, cuando la amenaza de una nueva guerra  amenazaba a Israel, aceptó ser el ministro de Defensa en un Gobierno de Unidad Nacional. Desde ese puesto dirigió la Guerra de los Seis Días, que hizo a Israel dueña del Sinaí, Gaza, Cisjordania, Jerusalén oriental y los altos del Golán. Después de la guerra, la «familia» socialista se reconcilió, uniéndose Mapai, Rafi y otros grupos en el nuevo Partido Laborista.

En 1973, Dayán continuaba siendo ministro de Defensa cuando  Israel estuvo a punto de ser derrotada por un ataque sorpresa de Egipto y Siria; aunque la contraofensiva dio la victoria a Israel en la Guerra de Yom-Kipur, la opinión pública culpó a Dayán y a la primera ministra Golda Meir, por lo que ambos no fueron incorporados al nuevo gabinete que formó Isaac Rabin en el año de 1974.

En 1977 fue llamado de nuevo como ministro de Asuntos Exteriores en un Gobierno presidido por el derechista Begin; desde su nuevo cargo fue uno de los principales artífices del Tratado de Camp David (1979) que estableció la paz con Egipto. Pero cuando quiso continuar el proceso de paz con la población palestina de los territorios ocupados, la resistencia de sus compañeros de gabinete le obligó a dimitir. En el verano de  1981 murió de un ataque al corazón.

Dayán fue un ‘General Combatiente’, que le gustaba estar al frente de sus formaciones. Es en la campaña del Sinai, en 1956, donde Dayán asciende a uno de los grandes comandantes. Dayán no solo reveló sus dotes tácticos y estratégicos, también, sus cualidades políticas y diplomáticas. Él buscaba colapsar el ejército egipcio, mas no aniquilar a sus hombres, ya que eso arraigaría con mayor ímpetu el odio de los árabes contra los judíos. Como ministro del exterior logró ser una gran influencia para negociar la paz con Egipto y ayudó temporalmente a reducir la tensión en el área.