JULIÁN SCHVINDLERMAN/INFOBAE.COM

Durante todo el año 2010, Hamas, la Jihad Islámica Palestina, los Comités de Resistencia Populares y otros grupos terroristas asentados en la Franja de Gaza dispararon 365 cohetes contra Israel. Durante todo el 2011, estos movimientos fundamentalistas lanzaron 680 cohetes desde Gaza contra poblados israelíes. Solamente durante la semana que termina, alrededor de 200 cohetes fueron arrojados contra el Estado hebreo.

Esta nueva confrontación surgió a partir de que la fuerza aérea israelí matara a Zuhair Qaisi, líder de los llamados Comités de Resistencia Populares, mientras se desplazaba en automóvil en Gaza. En el operativo resultó también muerto un terrorista palestino que había sido liberado como parte del acuerdo por el soldado Gilad Shalit. Qaisi, según fuentes israelíes, estaba planeando un atentado inminente similar al ataque múltiple que perpetró en agosto del año pasado con armas y bombas que provocó la muerte a ocho israelíes en los alrededores de la ciudad turística de Eilat. En respuesta a la andanada de proyectiles, la fuerza aérea israelí atacó Gaza, ocasionando la muerte inicialmente a 26 palestinos, de los cuales 22 eran combatientes armados. Con el correr de los días una frágil tregua fue acordada por medio de Egipto y el prospecto no improbable de una conflagración mayor disminuyó, aunque no desapareció.

Una de las razones que explican que la situación bélica no haya -durante estos primeros siete días- precipitado una incursión israelí mayúscula en la franja, como ocurrió entre diciembre de 2008 y enero de 2009 en la denominada Operación Plomo Fundido, yace en el hecho de que no hubo víctimas fatales dentro de Israel. Ciertamente la normalidad fue alterada, pero no hubo grandes daños de infraestructura ni caídos. Ello se debió a la excelente performance de una nueva arma defensiva de diseño y fabricación israelí: el sistema de defensa antimisil Irom Dome.

Este es el primer sistema antimisil capaz de detectar y destruir cohetes de corto alcance en un lapso de pocos segundos. Fue creado con el objeto de dar respuesta a los continuos lanzamientos de cohetes por parte tanto de Hamas desde Gaza como de Hezbollah desde el sur del Líbano. Irom Dome consiste de un radar, un centro de comando y un lanzador de misil que detecta el instante en que el proyectil fue disparado, evalúa su trayectoria y, si el mismo está orientado hacia un centro poblado o una zona de infraestructura crítica, instruye al sistema a lanzar dos misiles antimisiles para interceptarlo en el aire.

Cada batería tiene un costo de unos 50 millones de dólares y cada misil que dispara cuesta unos 50 mil dólares. Por el momento, Israel tiene desplegados tres Iron Dome en la zona sur del país, en Beersheba, Ashdod y Ashkelon, pero el ministro de Defensa sostiene que trece baterías son necesarias para proteger a toda la nación. En el escenario de batalla de esta semana, Iron Dome interceptó más de 40 cohetes palestinos en pleno vuelo (los restantes volaban hacia zonas no habitadas). Tuvo un porcentaje de éxito que rondó el 90%.

Si estos cohetes hubiesen caído en las regiones pobladas a las que estaban dirigidos, seguramente hubiesen provocado muertes y daños materiales. La presión popular por una represalia militar hubiera sido enorme. Iron Dome es un arma estratégica, pero le dio al gobierno israelí margen de maniobra política al calibrar una respuesta. Junto con los Patriot, que fueron usados a inicios de los años noventa para repeler los misiles Scud que Saddam Hussein arrojó contra Israel, y el sistema Arrow II, diseñado para contrarrestar los misiles iraníes Shahab-3 de largo alcance, conforman un escudo protector del Estado judío ante amenazas militares importantes.

La tecnología de vanguardia del Estado de Israel por sí sola no podrá frenar las pulsiones violentas de los grupos terroristas que lo rodean. Por ahora, sin embargo, ha demostrado ser una valiosa y efectiva herramienta de contención. Militarmente, ha evitado fatalidades. Políticamente, ha dado al gobierno la opción de ser flexible. Bajo esta mirada, 50 millones de dólares no lucen tan caros.