BERNARDO SORJ/CENTRO DE ESTUDIOS JUDAICOS

Y toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto; y les decían los hijos de Israel: Ojalá hubiéramos muerto por mano de Dios en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos a las ollas de carne, cuando comíamos pan hasta saciarnos; pues nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta multitud. (Éxodo 16)

Porque la vida es una lucha constante entre la libertad y la esclavitud, entre la libertad que nos hace inseguros, y el deseo de seguridad que limita nuestra libertad, Pesaj nos recuerda que la vida es un viaje:

Entre el miedo a lo desconocido.
Y el coraje de abrirse a nuevos pensamientos y experiencias.

Entre las expectativas de los demás.
Y actuar según lo que consideramos correcto e incorrecto.

Entre la inseguridad que no nos permite reconocer nuestras limitaciones.
Y la ironía que nos permite reírnos nuestro modo de ser.

Entre la fijación sobre el trauma.
Y su superación.

Entre las vitrinas externas.
Y la vida interior.

Entre quejarse.
Y actuar.

Entre el dogmatismo.
Y la apertura a las opiniones de otros.

Entre ser
Y tener.

Entre contemplar.
Y poseer.

Entre querer todo.
Y estar satisfecho con lo que se tiene.

Entre lo superfluo.
Y lo esencial.

Entre imponer.
Y dialogar.

Entre hablar.
Y escuchar.

Entre un pasado que nos oprime.
Y un pasado que nos enseña.

En Pesaj aprendemos que los opresores tienen delirios de omnipotencia, y para imponer sus voluntades dominan y controlan a los demás para satisfacer sus deseos. Pero los seres humanos somos finitos y mortales.

Y porque somos finitos y mortales.
Vivimos en la incertidumbre.

Y porque somos finitos y mortales.
Tenemos miedos, inseguridades y necesidades emocionales.

Y porque somos finitos y mortales.
El otro es una fuente de aprendizaje y de apoyo.

Debemos siempre recordar siempre que, como judíos, Pesaj nos enseña:

Que fuimos perseguidos y nunca debemos perseguir.
Que fuimos humillados y nunca debemos humillar.
Que fuimos estigmatizados y nunca debemos estigmatizar.
Lo que se vieron desbordados y no abrumador.
Que fuimos oprimidos y nuca debemos oprimir.
Que fuimos confinados en guetos y nadie debe vivir en villas miseria.
Que toda esclavitud termina en la lucha por la libertad.

Por eso en Pesaj celebramos nuestra disposición de ser libres sin ocultar nuestros miedos, inseguridades y carencia, y afirmamos nuestra voluntad de amar, aprender y los valores de libertad y justicia.

Shehejyanu, ve´quimanau ve’higuianu lazman haze.
Que vivimos, que existimos, que llegamos a este momento.