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Recibir el premio Príncipe de Asturias de Letras resultó “muy conmovedor” para el escritor estadounidense Philip Roth por haber sido un galardón que el mexicano Carlos Fuentes recibió 18 años atrás.

“Quisiera que estuviese vivo para que pudiera oír su voz melodiosa al otro lado del teléfono dándome la felicitación con su cortesía habitual”, señaló Roth en la página oficial de la fundación Príncipe de Asturias.

Al igual que Fuentes, quien falleció el pasado 15 de mayo, Roth compartió el uso de la ficción para reflexionar sobre la realidad del mundo. Un escritor, y a la vez personaje y cronista de la vida estadounidense en casi medio siglo, Phil Roth es uno de los grandes exponentes de las letras de Estados Unidos

Roth, que este miércoles fue anunciado como el ganador del premio Príncipe de Asturias de Letras 2012, es conocido por la ironía y el humor con el que trabaja sus historias.

Desde el ambiente judío en el que creció, el escritor hace una introspección hacia problemas sociales que descansan en su círculo. En su primera obra Goodbye Colombus (1959) Roth traza un retrato de la vida de los judíos en Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial, y aunque se llevó críticas por parte de miembros de la comunidad judía, su estilo le abrió las puertas para convertirse en uno de los grandes de la literatura.

La figura del solitario Nathan Zuckerman se convirtió en el alter-ego, —o alter-brain, como diría el escritor— que ha acompañado a Phil Roth por mucho tiempo. Pronto se convirtió en “un explorador atractivo e infatigable de su y nuestro hábitat”, tal como señala Norman Manea en un artículo del 2009 de la revista Letras Libres sobre el personaje de Roth.

Roth describe a Zuckerman en una entrevista con el New York Times en el 2000 como un “hombre ordenado, moderado, amable, decente por todas las normas convencionales”, que examina incluso la relación entre judíos estadounidenses e israelíes.

Fue en 1979 con El escritor fantasma donde inicia el idilio de Nathan Zuckerman con su autor. Ya en Mi vida como hombre (1974) se dibujaban el perfil de este personaje que pronto reflejaría la vida del escritor estadounidense.

Pronto sería una constante en libros como Zuckerman ubound, La elección de la anatomía, La mancha humana, y el último, en 2007, Exit ghost.

Philip Roth ha contribuido a esa “visión de la realidad contemporánea que se debate entre la razón y los sentimientos, como el signo de los tiempos y el desasosiego del presente”, señala el dictamen del jurado del premio Príncipe de Asturias.

El lamento de Portnoy (Portnoy’s Complaint) es otra representación cómica del mundo judío que rodea a Roth, esta vez de la clase media en Nueva York, en el que el escritor crea el personaje de Alexander Portnoy, que vive agobiado por su madre posesiva que lo hace sentir culpable e inseguro.

Escrito a manera de autobiografía, la vida sexual de Alexander Portnoy es descrita desde el diván de un psiquiatra, donde este singular personaje encuentra un alivio en la masturbación y relaciones sexuales con shiksas, término utilizado para referirse a las mujeres no judías.

En Sabbath Theater (1995) considerada la pieza maestra de Philp Roth, vuelve con esa actitud transgresora en el ámbito sexual parecida a la de Portnoy, ahora con Mickey Sabbath.

Su contribución a la tradición novelística estadounidense lo ha hecho merecedor de los principales premios literarios de ese país como el premio National Book Critics Circle y el premio Faulkner, así como el Pulitzer que recibió en 1997 por su obra Pastoral americana.