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Eric Hoffer era un pensador proletario. Trabajó como estibador en los puertos y se convirtió en filósofo del sentido común. Escribió columnas para diversos periódicos en los EEUU. No era judío… era un norteamericano “de a pie”.
Nació en 1902 y murió en 1983, luego de haber escrito nueve libros y recibido la distinguida Medalla Presidencial de la Libertad… la orden civil más alta de los EEUU.

Su primer libro, “The True Believer”, publicado en el 1951, fue reconocido como un clásico.
Aquí tienen una columna escrita por él en 1968 — ¡hace 45 años! Algunas cosas nunca cambian.

ERIC HOFFER/L.A.TIMES 5/26/68

Los judíos son una gente peculiar: lo que le es permitido a otros pueblos le es prohibido a ellos.

Otras naciones expulsan a millares, millones de personas, y no hay un “problema de refugiados”. Rusia lo ha hecho, Polonia y Checoeslovaquia lo han hecho. Turquía expulsó a un millón de griegos, y Argelia a un millón de franceses. Indonesia expulsó a millones de chinos y nadie menciona nada sobre “refugiados”.

Pero en el caso de Israel, los árabes desplazados se convierten en eternos refugiados.

El mundo insiste en que Israel los debe readmitir a todos.

Arnold Toynbee dijo que el desplazamiento de los árabes fue una atrocidad mayor que cualquiera cometida por los nazis.
Otras naciones victoriosas en el campo de batalla dictan los términos de paz. Pero cuando Israel es victoriosa, tiene ella que pedir la paz.

Todos esperan que los judíos sean los únicos “cristianos verdaderos” en este planeta.

Otras naciones, cuando sufren una derrota, sobreviven y se recuperan, pero el día que Israel sea derrotada, será destruida. Si Nasser hubiese triunfado el junio pasado [1967], Israel hubiera desaparecido del mapa y nadie hubiera levantado un dedo para salvar a los judíos.

Ningún compromiso formal hecho por cualquier gobierno a los judíos, incluyendo esos emitidos por nuestro propio gobierno, valen el papel en que están escritos. El mundo monta un escándalo de indignación cuando mueren civiles en Vietnam o cuando dos rebeldes son ejecutados en Rodesia. Pero, cuando Hitler asesinaba a los judíos a mansalva, nadie protestaba contra él.

Los suecos están preparados para romper relaciones con los Estados Unidos por nuestra guerra en Vietnam, pero ellos no dijeron ni pío cuando Hitler masacraba judíos. Le enviaron a Hitler su mejor mineral de hierro, los cojinetes para sus tanques, y le daban servicio a sus trenes de tropas enviadas a Noruega.

Los judíos están solos en el mundo. Si Israel sobrevive, será gracias a sus propios esfuerzos y recursos.
Sin embargo, en estos momentos, Israel es nuestro único aliado verdadero e incondicional. Nosotros podemos depender más en Israel de lo que ellos pueden depender de nosotros. Sólo tenemos que imaginar lo que hubiera sucedido el verano pasado [1967] si los árabes y sus aliados rusos hubieran ganado la guerra, para darnos cuenta de lo vital que es Israel para América y el occidente en general.

Tengo una corazonada que no me deja tranquilo; lo que le pase a Israel sellará nuestro propio destino. Si Israel perece, el Holocausto caerá sobre todos nosotros.