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LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO

La reprivatización bancaria no fue transparente

En la última semana de Enero recibí un video por internet que me fue enviado por una querida amiga de Argentina que versa sobre la vida de los judíos en ese país y que me conmovió profundamente. El video se centra en las tareas comunitarias de la Organización Judía religiosa Jabad, que básicamente lleva a cabo en la Ciudad de Buenos Aires; a través de ellas se plantean los cuestionamientos que todo judío en el mundo se hace para su sobrevivencia en un entorno de creciente asimilación, como el que desde hace tiempo se vive en Argentina, en donde viven alrededor de 250,000 judíos.

Como judío laico, tengo que reconocer que dos planteamientos esenciales que hacen los de Jabad para la continuidad del judaísmo son la religión, aunque no en una forma tan dogmática como ellos la practican y la endogamia, es decir, los matrimonios entre judíos.

El relator principal del video, un hombre maduro, de barba, con una alegría singular y el simpático acento argentino, hace un recuento, que va mostrando con imágenes y diálogos con diferentes personas, la extraordinaria labor que Jabad realiza en Argentina para difundir el espíritu judío y las acciones solidarias que instrumenta con los más necesitados, no sólo desde el punto de vista material, también para reconfortar su alma, particularmente con los niños. La fe y el cariño que expresó hacia el judaísmo me conmovió.

Entiendo que Jabad a nivel mundial opera con fundamentos similares, empero, su dogmatismo entre los diferentes grupos varía. Percibí que en Argentina es flexible.

En este sentido, un acompañante del relator, le preguntó a este último, si Jabad no “le lavaba el cerebro a los niños”; el relator, que estaba en una habitación con 30 ó 40 niños, les preguntó de sopetón a estos; ¿cuántos de ustedes van a ser religiosos de grandes? sólo uno levantó la mano.

En el video se muestra la activa vida que los miembros de Jabad tienen, no sólo en el orden cultural o religioso, también en lo social, en los deportes, en excursiones, y todas las actividades que cualquier persona realiza en su vida cotidiana. En este ámbito, me sorprendió el elevado espíritu sionista entre sus miembros; el relator preguntó a los niños que quien se iría a vivir a Israel; todos asintieron; uno de los niños de 10 años, dijo, en tono de adulto; yo me iría por la situación que se vive en Argentina; me imagino que se refería a la crisis que experimenta ese país.

Jabad tiene en sus instalaciones un sitio para albergar a los niños judíos que no tienen un hogar. El relator preguntó a un pequeño que cuantos años llevaba viviendo en Jabad, él contestó que once años; y le volvió a preguntar ¿cuántos años tienes? once respondió. Esta contestación encierra la magnitud del trabajo humanitario de Jabad.

No tengo intenciones de convertirme en un miembro activo de Jabad, pero lo que vi en el video me cimbró y alertó sobre lo que tengo que hacer para recobrar la fe en los hombres y en mí mismo. Identificación y cariño al judaísmo los tengo; no obstante, creo que en mi vida diaria tengo que ser más congruente con los principios de la fe judía, y que ello se refleje en mi relación con todos mis semejantes; este es un reto por superar.

Vuelvo al seguimiento de los acontecimientos de mi vida en el punto que me detuve en las crónicas XLVII: el inicio de la década de los noventas. Un suceso importante para el país, y sobre todo para mí; fue la reprivatización bancaria en 1991, que creó muchas expectativas para el desarrollo de México, sin embargo, en la práctica no fue así. Las instituciones bancarias fueron compradas por inversionistas privados sin experiencia suficiente en la actividad financiera, y, además, en varios casos, quienes adquirieron algunos bancos, encubrían intereses de políticos y/o funcionarios públicos.

La reprivatización permitió al inicio la participación minoritaria del capital extranjero en las instituciones financieras; sin embargo, paulatinamente se autorizó a extranjeros poseer hasta el ciento por ciento del capital; lo que hizo que la banca se hiciera muy vulnerable en su desempeño, por que las decisiones de los Consejos Directivos de los Bancos no siempre han respondido a las necesidades e intereses del país. Incluso desde la crisis financiera internacional, 2008-2009, los bancos han drenado recursos a sus matrices para apuntalarlas. La supuesta mayor eficiencia del capital en los bancos, respecto a los accionistas previos, no ha abaratado el crédito en México y tampoco ha fluido en cantidades suficientes a los sectores que lo requieren.

En el presente, se cobran todos los servicios a los clientes que antes eran gratuitos. Las principales fuentes de origen de las utilidades que obtienen los bancos en México provienen del cobro de comisiones, operaciones de divisas y de la actividad bursátil; en vez de que se originen en la intermediación financiera, es decir, en el otorgamiento de crédito. Por lo demás, el diferencial entre las tasas activas (las que cobran los bancos a sus clientes) y las pasivos (las que les pagan a los inversionistas) es muy amplia, y en el caso de los créditos el consumidor, en sus diferentes modalidades, alcanzan niveles de usura. Las autoridades financieras están al tanto de esta situación. En resumen, la reprivatización bancaria no fue nítida y no respondió a los intereses del país, ni de los usuarios de los servicios bancarios y del crédito.