Con información de 21.es
La semana pasada, la UFV organizó la semana del Pueblo Judío y de Israel. Durante una semana, hemos podido acercarnos un poco más la realidad de esta cultura.
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El Pueblo Judío es soledad. La soledad de la comunidad aislada por todos, incomprendida a lo largo de los tiempos. Es la historia de la exclusión, del aislamiento e, incluso, del exterminio. Han sido masacrados, arrojados fuera de su casa, humillados… Y el mundo entero ha mirado durante siglos hacia otro lado.
El Pueblo Judío es también unión. Unión en torno a un Dios, a una Ley, a unas costumbres y, desde 1947, a un Estado. Es la unión del pueblo que se sabe elegido y que sabe que eso implica la responsabilidad de no desaparecer, de no dejar a un hermano abandonado porque eso podría implicar que su fe se diluyera.
El Pueblo Judío es tradición, es bendecir el agua antes de beber, es recordar a Moisés cada año, es respetar el sábado… Pero también es modernidad, apuesta por la tecnología y la innovación. Es tener una universidad antes que el propio Estado.
Pero si hay algo que para mi es el Pueblo Judío es esperanza. Esperanza porque, a pesar de todo el sufrimiento, sigue inquebrantable su fe en la Alianza, en la promesa de Dios. Esperanza porque creyeron en un Estado y lograron construirlo. Esperanza en que, al final, se escucharán sus súplicas y llegará el Mesías que aguardan. Y, para ellos, todo habrá merecido la pena.