SoylentGreen-thumb

En el año 2022, Nueva York estará habitada por más de 40 millones de personas que se dividirán en dos grupos: una pequeña élite que mantiene el control político y económico, con acceso a verduras y carne; y una mayoría hacinada en calles y edificios, donde vivirán apenas con lo necesario ya que la producción de alimentos naturales se agotó por el efecto invernadero.

En este futuro distópico, la compañía Soylent fabrica y provee alimentos en forma de dos productos llamados soylent rojo y soylent amarillo, además de la nueva variedad verde que le da título a la película “Soylent Green”, protagonizada por el héroe apocalíptico de la década de los 70, quien investiga el misterio detrás del extraño producto alimenticio.

Sin necesidad de llegar a extremos fatalistas como los narrados en la película de 1973, el ingeniero Rob Rhinehart no quiso esperar nueve años y creó su propio Soylent, sin enfocarse demasiado en sus coloridas variedades, pero sí inspirado en la síntesis de nutrientes necesarios para una alimentación balanceada.

El estadounidense de 24 años creo un polvo blanco compuesto de hidratos de carbono, grasas, proteínas, aminoácidos y una gran variedad de vitaminas, el cual se disuelve en agua para convertirse en una bebida universal capaz de sustituir a cualquier alimento sólido.

De acuerdo con su creador, el Soylent está compuesto por ingredientes químicos mezclados de manera que suplen los requerimientos nutricionales que en Estados Unidos fija la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés).

“Compré todos (los ingredientes) en formas casi puras de una variedad de fuentes”, dice Rob, quien agrega que los únicos componentes naturales de la mezcla son sal de mesa y aceite de oliva.

En su blog, Rhinehart dice haber comido esta mezcla por 30 días consecutivos sin problema alguno y señala que la dieta a partir de “la mezcla del futuro”, como él mismo la llama, es mejor para el organismo que la comida habitual, que muchas veces carece de los oligoelementos necesarios.

El joven ingeniero habla maravillas de su producto y manifiesta que luego de probarlo sus niveles de energía se “dispararon” pudiendo aumentar su capacidad de resistencia al correr de 1.6 kilómetros diarios a poco más de 11 kilómetros al cabo de un mes. Para Rhinehart, los beneficios no se centran sólo a nivel físico.

“Mi lista de pendientes y mi bandeja de entrada se vacían más rápido que nunca. Aprendo nuevos conceptos mientras leo más rápido que antes y puedo leer mis libros de texto por dos veces más tiempo sin fatiga mental”, dice.

Aunque en un inicio la intención era hacer un experimento personal, una vez que la noticia fue dada a conocer a este veinteañero le llegaron tantos pedidos que decidió hacer una convocatoria de microfinanciamiento en el sitio Crowdhoster, en donde consiguió los 100 mil dólares de meta en sólo tres horas.

Sin embargo, el mismo Rhinehart advierte que no se encuentra “completamente convencido de la seguridad de esa dieta para una fisiología diferente” a la suya. A pesar de esto, el furor que causó su producto provocó que a 24 días de que concluya su campaña de financiación en línea lleve 400 mil dólares recaudados.