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BENJAMÍN LAUREANO LUNA PARA ENLACE JUDÍO

El Gobierno del Presidente de México, General Lázaro Cárdenas, en 1938, vendió a Alemania Nazi 300 mil toneladas de petróleo, pero la cantidad subió en 1939 a un millón 700 mil toneladas. Después el Gobierno del General Manuel Avila Camacho continuó las ventas hasta 1943.

Operaron en México dos agentes nazis: Bentz, -que por órdenes de Erk realizó trabajos de exploración petrolera en Poza Rica, Veracruz, y Bork, asistente de la Dirección del Banco Germánico de la América del Sur, institución que a su vez presidía el Dresdner Bank.

La operación fue triangulada mediante la intermediación del empresario texano, William Rhodes Davis, que negoció en Berlín con Fritz Fetzer, Subsecretario del Oberkommando, siendo entregado el petróleo a los nazis hasta que a principios de 1943, Fetzer se retiró del gobierno nazi y con ello concluyó el comercio con México, más aún que México declaró en 1942 la guerra a las potencias del Eje: Berlín-Roma-Tokio.

Hans Trotter y Shereiter, espías nazis, fueron comisionados para crear el partido nazi en México, para lo que se aprovechó el rencor de los derrotados cristeros, que pronto se reorganizaron con el nombre de Unión Nacional Sinarquista, jefaturada por Salvador Abascal, el cual a su vez tuvo como secretario a Trotter. Nació una mezcla social-cristiana-nazi-falangista española que se opuso al reparto agrario, al Estado laico y a la separación del Estado de la iglesia y saboteó el servicio militar. El ingeniero nazi Peter Wirgman hizo los planos para una colonia nazi-sinarquista, cerca de Bahía Magdalena, en la Península de Baja California, para comenzar a crear una base naval en la bahía en la que podría alojar a la flota japonesa, después del ataque a Bahía Perla, en la que las naves estadounidenses quedaron hundidas por los ataques aéreos y navales japoneses. Las actividades nazis a través del Instituto Iberoamericano de Berlín, se propagaron al periódico Excelsior, al periodista Salvador Borrego, a la editorial Jus, y masivamente se editaron “Mi Lucha”, “Derrota Mundial”, “América Peligra” y diversos libros filonazis y antijudíos. Hubo escuelas de nivel medio y superior en donde se dio enseñanza sobre el peligro comunista, masónico y judío. En la Escuela Superior de Guerra de San Jerónimo se utilizó como libro de estudio “Los Protocolos de los Sabios de Sión”. Este movimiento se fundió en el seno del Partido de Acción Nacional y contagió.

Al concluir la guerra en 1945, las potencias triunfantes, Estados Unidos, Unión Soviética e Inglaterra, crearon el Tribunal Internacional de Nüremberg y el Tribunal Internacional de Tokio, para enjuiciar por crímenes de guerra a los nazis y a los japoneses.

Durante las audiencias los nazis confesaron que adquirían petróleo en México. Detallaron la forma de operación y dijeron:

La empresa alemana Behr & Co., de Bremen, importadora de algodón, fue utilizada para encubrir la entrega del petróleo a la firma Eurotank de Hamburgo; la gasolina fue enviada al Departamento de Marina Alemana; Hermann Goering, comandante de la Luftwaffe (la Fuerza Aérea de Hitler) intervino para lograr que el combustible mexicano apoyara a su flota aérea.

La empresa estadounidense de Nueva York, Davis & Co. Inc., fue la intermediaria que representaba a Petróleos Mexicanos. William Rhodes Davis le daba comisión a Carl Berthold Franz Rekowski, empresario de la industria de papel, que trabajaba para Pemex, pero que en realidad era cabeza de una red de espionaje nazi y trabajaba para el Oberkommando. También recibió comisión, Klamhort, colaborador de Alemania. Estas comisiones se dieron para asegurar a Davis el monopolio de entrega de petróleo mexicano a Alemania Nazi.

El Secretario de Hacienda y Crédito Público de México, Eduardo Suárez, fue el conducto para que el Presidente Cárdenas autorizara las operaciones de venta petrolera, con la intermediación de Davis, para hacer llegar los hidrocarburos a Behr & Co, de Bremen y luego a planta Eurotank, de Hamburgo, Alemania.

El Ministerio de Economía del Reich envió a México, a Georg Adolf Hertslet, para concluir negociaciones, inicialmente emprendidas por Erk y Bentz. Llegó en julio de 1939, unas semanas antes de iniciarse la II Guerra Mundial. Con su intervención obtuvo mayores ventas de petróleo. El 12 de julio de 1945 fue capturado y llevado a juicio en Nüremberg. Al ser interrogado informó que:

La empresa alemana Ferrostaal obtuvo el contrato para construir las plantas hidroeléctricas de Ixtapantongo, en el Estado de México, la cual fue inaugurada en agosto de 1944, y la planta el Palmito, Durango, con la intermediación por la parte mexicana de la empresa Bach & Dorsch.

En compensación por esas plantas, México se comprometió a enviar mayor cantidad de petróleo a Alemania. Los envíos los manejó Pemex con la asistencia de los alemanes Rekowski y Klamhoth. Pero para evitar que se descubriese al destinatario, Alemania, se utilizó a la empresa Behr & Co. de Bremen, así como la empresa de William Rhodes Davis de Nueva York.

Al perder la guerra los nazis, durante las audiencias del juicio en Nüremberg, declararon todo lo anterior, lo que se puede leer en las Actas de los Procesos por crímenes de guerra.

El financiero Wilhelm Keppler, que fue uno de los primeros en respaldar con dinero al Partido Nazi de Hitler, declaró en la audiencia efectuada el día 115 del Juicio de Nüremberg seguido en contra de los nazis, que era “Presidente de la oficina del Reich para la investigación de suelos (…) responsable de la geología del petróleo” y me enteré de “la propuesta para adquirir un yacimiento de petróleo en México”.

John Rogge, auxiliar del fiscal general de EE.UU. y el agente Paul Ertzinger, el 24 de abril de 1946, interrogaron a Keppler sobre las ventas petroleras que hizo William Rhodes Davis a la Marina de Alemania y a Hermann Goering, comandante de la fuerza aérea nazi. Keppler contestó que se recurrió a empresas camufladas, o a prestanombres y a agentes nazis que negociaron con altos funcionarios mexicanos.

Hermann Goering declaró que Adolfo Hitler estuvo informado de las operaciones encubiertas y propuso tomar los yacimientos petroleros mexicanos al menor costo,

La documentación desclasificada de EE.UU y de Alemania, acredita que millones de toneladas de petróleo, permitieron mover a las fuerzas armadas nazis.

En Ciudad Acuña, en la frontera con EE.UU., funcionó una transmisora radial nazi utilizada por los espías nazis.

En altas esferas del Gobierno Mexicano había simpatía por los nazis.

En el Departamento de Estado de EEUU se encontró un memorándum, relacionado con los campos de concentración y los hornos crematorios, en el que funcionarios de dicho Departamento decían: “Que los nazis hagan lo que nosotros deberíamos hacer”.

Fue encontrado un documento alemán fechado el 29 de abril de 1940 titulado: “Adquisición de concesiones petroleras en México”, que refiere que el banco alemán Dresdner, hizo un pago por 600 mil libras inglesas, para acelerar las exploraciones y perforaciones en Poza Rica, yacimiento que puede suministrar anualmente “10 millones de toneladas de crudo”.

El alto mando de la Armada (Oberkomando) participó en las negociaciones con México, porque deseaba tener abastecimiento para las fuerzas armadas nazis.

Desde 1937 llegaron a México los agentes nazis Erk –ejecutivo del Dresdner Bank- y Benz –del Instituto de Geología para la Exploración Petrolera- y en febrero de 1938, obtuvieron un contrato previo de concesión, días antes de la expropiación petrolera de 18 de marzo.

Planearon triangular el envío de crudo a Alemania, enviando el petróleo a la refinería de las Islas Canarias, para procesar gasolina, combustible para aviones, gasóleo y diversos petroquímicos.

Hans Pilder, Presidente del Dresdner Bank, declaró ante el Tribunal de Crímenes de Guerra de Nüremberg el 28 de diciembre de 1945, que el alto mando naval alemán impulsó las negociaciones con México. Había campo fértil por la ingenuidad campirana de los mexicanos y por su corrupción. Artificialmente fue creada la Compañía Minera de Ultramar, con un capital de 50,000 marcos, con supuestos socios como Bentz y Erk. Poza Rica ofrecía buenas perspectivas.

Herstlet fue enviado a México para detectar las actividades de Davis y descubrió, que en agosto de 1939 (a unos días de iniciarse la guerra) había firmado nuevo contrato ampliando el volumen de petróleo para enviar a Alemania, para lo cual, el Secretario de Hacienda y Crédito Público, Eduardo Suárez, intervino. Sólo que el 1 de septiembre estalló la II Guerra Mundial y ya no se pudo realizar ese nuevo contrato. Los ingresos obtenidos por la venta de petróleo mexicano a Alemania, crearon una esfera germanófila que afectó el curso de la política mexicana.

En nuestros días, 2013, México se encuentra con otras negociaciones secretas con las empresas petroleras de Gran Bretaña y Texas y nuevamente los acuerdos afectarán a la economía nacional y quizá hasta 2060 se tenga conocimiento del contenido de esos convenios, por ello, es necesario crear una sociedad abierta que permita a los mexicanos tener acceso a todas las negociaciones oficiales. Este mismo peligro corre el nuevo Israel petrolero.