Ex espía soviético: el largo brazo de la KGB propició el antisemitismo musulmán de hoy

KENNETH R. TIMMERMAN
Un nuevo libro escrito por el teniente general Ion Pacepa describe un esfuerzo de la guerra fría para promover los “Protocolos de los Sabios de Sión” en el mundo árabe

Una imagen retocada difundido por la agencia oficial de noticias soviética en noviembre de 1982 de Yuri Andropov, quien dirigió la KGB a partir de 1967 hasta que se convirtió en secretario general del Partido Comunista Soviético (después de la muerte de Brezhnev en 1982) y presidente de la Unión Soviética (1983-1984 ). (AFP / Getty Images)

En un viaje de trabajo a Gaza, Ammán y Damasco en 1994, he hecho un hábito de plantear a líderes de Hamas y de la Hermandad Musulmana la siguiente pregunta: ¿Cree usted que los judíos tienen un plan para dominar el mundo? Nunca olvidaré la respuesta entusiasta de un pediatra llamado Abdelaziz Rantisi, líder de Hamas, a quien conocí en su oficina de médico en Gaza. “Sí, por supuesto”, dijo. “Tengo aquí una copia de este plan”. Y sacó de un estante una copia en árabe de los Protocolos de los Sabios de Sión. Fue una respuesta que escuché una y otra vez.

Lo que no sabía en ese momento era que la KGB había suministrado dichos libros que fueron extendiendo basura antisemita y antioccidental como parte de un plan para generar una revuelta musulmana generalizada. Ahora, en su nuevo libro Desinformación, el teniente general Ion Pacepa, alguna vez el segundo jefe del servicio de inteligencia rumano y uno de los funcionarios soviéticos de más alto rango que desertara a Occidente, describe una campaña de desinformación de la KGB que se centró en los Protocolos. El nombre clave de la Operación es SIG-un acrónimo de Sionistskiye gosudarstva o gobiernos sionistas-que fue diseñado para sembrar el antagonismo antisemita hacia los Estados Unidos a través del mundo musulmán.

Pacepa afirma que la KGB y sus servicios subordinados en el bloque del Este pasaron más tiempo en la desinformación-dezinformatsiya, en ruso-de lo que hicieron en recaudar inteligencia. Al plantar cuidadosamente falsas historias sobre líderes prominentes, especialmente aquellos que temían, intentaron convencer al público de que las falsedades eran ciertas. Y lo consiguieron una y otra vez. “Este notable libro cambiará la forma de ver a la inteligencia, las relaciones exteriores, la prensa, y muchas otras cosas”, escribe el ex director de la CIA R. James Woolsey en la introducción.

La ciencia de la dezinformatsiya es compleja y Pacepa aprendió las reglas de sus amos del Kremlin. Pacepa explica cómo los líderes soviéticos vieron estos esfuerzos. “Como me lo dijo Yuri Andropov, maestro del engaño alguna vez: ” Si una buena pieza de desinformación se repite una y otra vez, después de un tiempo tendrá una vida propia y generará una horda de defensores involuntarios pero apasionados “.

La amplía Operación de Desinformación SIG, uno de los programas de la firma de Andropov, fue descrita por Pacepa en un ensayo para la revista National Review en 2006, durante la Segunda Guerra del Líbano. “Para 1972, la maquinaria de desinformación de Andropov estaba trabajando todo el día para convencer al mundo islámico que Israel y Estados Unidos pretenden transformar el resto del mundo en un feudo sionista”, escribió Pacepa. Explica que Andropov le dijo que el objetivo era “llevar a las turbas analfabetas oprimidas hacia un punto álgido en el que el terrorismo y la violencia contra Israel y Estados Unidos se derivarían naturalmente de fervor antisemita de los musulmanes “.

Los rumanos, explica Pacepa, se encargaron de infiltrarse en Libia, Irán, Líbano y Siria-todos los países en los que Rumania estaba contribuyendo experiencia para los proyectos-con agentes capacitados en dezinformatsiya antisemita y las operaciones terroristas de infraestructura. El servicio de inteligencia de Pacepa, conocido como el DIE, recibió una traducción al árabe de los Protocolos de los Sabios de Sión, junto con material “documental”, “demostrando que Estados Unidos era un país sionista cuyo objetivo era transformar el mundo islámico en un feudo judío “.

En 1978, cuando Pacepa dejó Rumania para no volver, la KGB había enviado a 500 agentes encubiertos para infiltrar a países islámicos. La mayoría de ellos son ingenieros, médicos, maestros e instructores de arte. Formaban parte de una fuerza soviética que Pacepa estima en 4000 miembros, cuyo trabajo consistía en difundir odio antisemita y antioccidental. La KGB, escribe, distribuye cientos de miles de copias de los Protocolos en árabe a través de estos agentes y otros.

La desinformación se ha convertido en “la peste bubónica de nuestra vida contemporánea”, escribe Pacepa. Lenin la utilizó para dar vida al comunismo; Hitler para “racionalizar” el Holocausto; Khrushchev para “ampliar la brecha” entre los cristianos y los judíos. Andropov, a su vez, para “convertir el mundo islámico contra los Estados Unidos y encender el terrorismo internacional que nos amenaza hoy en día.” Más recientemente, la conspiración cargada de odio judeófobo que se respira en el mundo musulmán ha levantado la cabeza en los rumores de que el Mossad estuvo detrás los ataques del 9/11. ¿La supuesta prueba? El mito de que 4.000 judíos recibieron mensajes de telefonía móvil de alerta temprana, un día antes del atentado, avisándoles de mantenerse alejados de su puesto de trabajo en las Torres Gemelas. Esa historia es difundida no sólo por los medios de comunicación en árabe, sino por los teóricos de la conspiración, como Thierry Meyssan, quien escribió el best-seller francés The Big Lie. Al deshacer la cadena de desinformación en este libro de odio de los predicadores, señaló que Meyssan y sus secuaces convenientemente ignoran todos los nombres judíos en la lista pública de las víctimas del 9/11.

Henry Kissinger, en broma, rechazó las críticas que lo acusaban de paranoico. “Incluso un paranoico puede tener enemigos”, bromeó en una entrevista a la revista Time. La lectura de Desinformación nos abrirá los ojos.

Tablet Magazine/Traducción May Samra