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LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO

Enlace Judío México | Las acciones violentas de los grupos racistas contra minorías étnicas o religiosas adquieren fortaleza en el mundo. En Rusia, manifestantes ultranacionalistas realizan continuamente disturbios contra inmigrantes extranjeros que residen en ese país, provenientes de diferentes repúblicas de la ex Unión Soviética, principalmente en Asia Central. Al grito de “Rusia para los rusos” lanzan bombas molotov y ejercen actos de violencia contra inmigrantes que buscan fuentes de trabajo. Cabe destacar que los residentes de la ex Unión Soviética no requieren visa para trabajar en esta última nación. En este ámbito, en los primeros nueve meses del 2013 el número de extranjeros, que huyendo del desempleo en sus países de origen llegaron a Rusia, sumó 1.5 millones, de los cuales, un millón obtuvo permiso de trabajo. Por otra parte, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, recientemente hizo un llamado en la Duma (parlamento) para que los musulmanes que viven en Rusia se integren a la sociedad y a la cultura de esa nación o de lo contrario la abandonen.

En Odesa, la tercera ciudad más importante de Ucrania, en la Europa Oriental, con más de un millón de habitantes, también bajo la férula de la ex Unión Soviética, grupos xenofóbicos tienen aterrorizados a estudiantes universitarios israelíes (judíos y árabes) por la violencia que han desatado contra ellos; en general, en Ucrania, donde viven 70,000 judíos, las conductas antisemitas se han incrementado; sobre todo porque un partido de extrema derecha obtuvo 10.5% de los votos en las elecciones realizadas en octubre del 2012, lo que se tradujo en 38 de 450 bancas al parlamento ucraniano. Este partido ha intentado convencer a los habitantes de Ucrania que judíos y rusos “intentan robar el país a los verdaderos ucranianos”.

Asimismo, en Polonia, otra nación ex comunista, los grupos neonazis locales han multiplicado sus actos xenofóbicos, incluso este año, un grupo de marineros mexicanos del buque escuela Cuauhtémoc, que se encontraban en las playas del Báltico en esa nación, fueron golpeados por racistas, “cabezas rapadas”. Los polacos tradicionalmente católicos, contaminados por sus jerarcas desde la Edad Media, han acusado a los judíos de ser un pueblo deicida (que mató a Cristo), hecho que los han convertido en antisemitas natos. Cuando los nazis subieron al poder en Alemania en 1933, más de 3 millones de judíos vivían en Polonia; antisemitas por antonomasia, parte de los polacos colaboraron con la Alemania nazi para exterminar a los judíos; hoy en día quedan en Polonia solo 3,200.

Hungría es otro bastión de antisemitas; durante la Segunda Guerra Mundial el gobierno en turno colaboró con los nazis para enviar a 450,000 judíos a campos de concentración, donde fueron exterminados.

La actual comunidad judía en Hungría asciende a 50,000 personas; es la tercera en importancia en Europa después de la de Francia (500,000) y de la de Gran Bretaña (300,000). En este país también el partido de ultraderecha Jobbik se ha encargado de difundir actitudes antisemitas entre la población, entre otras, alentar a ejercer la violencia física contra los judíos y a profanar sus cementerios. Jobbik obtuvo un millón de votos en las elecciones del 2010, a través de los mismos obtuvo 44 bancas del total de 386 que integran la Asamblea Nacional, convirtiéndose en la tercera fuerza política de Hungría. El responsable de la política externa de Jobbik llegó al extremo de proponer al gobierno que se hiciera una lista con los nombres de los judíos que tienen cargos en este último y en el Parlamento en virtud “de que podrían representar un riesgo para la seguridad nacional”. Ante las diversas manifestaciones antisemitas de funcionarios públicos y legisladores húngaros, que deterioraron la imagen externa de ese país, el gobierno contrató una empresa de relaciones públicas para mejorar su imagen.

Grecia, donde la crisis económica se ha extendido por seis años, también se ha convertido en caldo de cultivo para el surgimiento de vándalos de ultra racistas. El Partido Amanecer Dorado, con representación en el Parlamento griego cuenta además “con la participación de mandos policiales, militares y de empresarios, tal como en los años veintes los mismos sectores patrocinaron a Hitler en Alemania”. Los líderes de Amanecer Dorado niegan el Holocausto y exigen la expulsión de los migrantes y la incautación de bienes alemanes en Grecia, “porque culpan a Berlín de la acelerada caída de los niveles de vida de los griegos”. En este ámbito, el asesinato de un joven músico izquierdista en Atenas en septiembre pasado, a manos de un militante de Amanecer Dorado, el primer ministro griego, Sámaras, envió un duro mensaje condenando a Amanecer Dorado y expresando su determinación de no permitir “que los descendientes de los nazis envenenen la vida social, cometan crímenes, intimiden y minen los fundamentos del país que dio nacimiento a la democracia”.

El racismo de la ultraderecha en Europa no solo estigmatiza a los judíos, también incluye a musulmanes, gitanos, homosexuales y otros grupos; sin embargo, el mayor odio en Europa se centra contra las comunidades judías; desde la creación del Estado de Israel en 1948 el sentimiento antijudío de los europeos ha aumentado; los gobiernos de la región abiertamente o de manera oculta lo han alentado; también la radicalización de los movimientos islámicos que han invadido Europa se han encargado de agredir con pasión a los judíos.

En este contexto, el 9 de noviembre pasado la Canciller de Alemania, Ángela Merkel, en el 75 aniversario de la Conmemoración de la Cristall Nacht (noche de los cristales rotos), que dio la señal para matar con permiso a los judíos, expresó: “la enseñanza de nuestra historia es que no debemos callar porque el antisemitismo y el racismo amenazan nuestros valores fundamentales. Proteger la libertad y la dignidad humana significa que la xenofobia, el racismo y el antisemitismo nunca puedan tener la posibilidad de desarrollarse en Alemania y en Europa, pero tampoco más allá de sus fronteras”.