Enlace Judío México | En la sociedad se percibe a la ciencia y a la cultura como un adorno, pero son elementos vitales para la transformación de las personas y, por tanto, del mundo, dice el autor José Gordon, quien mezcla ciencia y aventura en su más reciente publicación, ‘’La oveja eléctrica y la memoria del universo’’.

El libro a manera de historieta cuenta la historia de Silvina y su oveja eléctrica, una que “es una especie de Borges encerrado en una maquinita electrónica, de la memoria de Borges, de los grandes creadores, que tiene una banda de ancha hiperchoncha que cuando la conectas se le encienden los ojos y empieza a proyectar toda la memoria del universo y que ante cualquier pregunta, como tiene sensores audiovisuales, preguntas del origen del universo y te empieza a hablar del Bing Bang”.

Es así como a través de las páginas, el lector -que puede entender a su manera hasta un niño de cuatro años- repasa conceptos y fenómenos que la ciencia ha retomado, tales como las neuronas espejo, la fuerza de gravedad, los átomos, etcétera.

Gordon revela que quiso reflejar en la publicación aquellos interrogantes naturales que se hacen niños y adultos y recuperar el diálogo entre ciencia y literatura.

Para él, los niños son muy importantes. Tiene presente el concepto del escritor polaco Bruno Schulz: madurar hacia la infancia, es decir, “regresar a la mirada que tiene más frescura y apertura” como la de los niños.

Ellos tienen el deseo latente de entender sin prejuicios lo que pasa a su alrededor y se hacen preguntas, “son filósofos naturales”. Luego ocurre, agrega el autor, que las personas decimos no poder entender nada y nos convertimos en “zombis”, en seres que no intentan descubrir ni comprender.

“Los niños tienen esa maravillosa imaginación, esa maravillosa capacidad crítica que luego la aplastamos, les quitamos las preguntas y la posibilidad de entender frescamente el mundo”.

José Gordon parafrasea al renombrado escritor Israelí David Grossman: “Cuando nos pudrimos en sobriedad ya no hacemos las preguntas que se deben de hacer. Y esas preguntas tienen que ver con tratar de entender lo que nos rodea”.

Parece como que si el escritor de obras como ‘’El cuaderno verde’’ se sintiera comprometido en su papel de literato: “Tenemos que crear mejores historias y relatos que resuenen con ellos -los niños-, que resuenen con su inteligencia”.

En ese entender el mundo están la ciencia y la literatura para ayudarnos, piensa Gordon. “La literatura nos permite tratar de entender lo que nos pasa. En la literatura, a través de volver a descubrir la gramática interna que permite nombrar tus emociones, tus sentimientos, y la ciencia, a través de nombrar al mundo de narrar lo que va más allá de la superficie”.

Para el mexicano, la buena literatura abre los ojos a la complejidad y rescata justo ese “madurar hacia la infancia” del que habla Schulz.

“Al leer la ciencia, nos estamos leyendo a nosotros mismos, estamos teniendo espejos para que nuestras narrativas trilladas de lugares comunes cambien y que nuestras historias se transformen por el efecto del aleteo de una mariposa”, dice.

Y continúa: “El aleteo de una mariposa puede desencadenar una tormenta y el aleteo de las neuronas también desencadena revoluciones de conocimiento en la sociedad y no hay otra posibilidad de transformar más que con inteligencia e imaginación”.

Fuente:informador.com.mx