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JOSHUA SCHWARTZ

Enlace Judío México | ¿Hay judíos que se inclinan por perros y judíos que se inclinan por gatos? ¿Los judíos aman a sus perros y sus gatos? ¿Siempre los han amado? En caso que sí ¿los amaban como animales domésticos?

Trataré de hablar brevemente sobre las actitudes hacia perros y gatos en la antigua sociedad judía basándome en la investigación académica llevada a cabo durante los últimos 15 años. Para una revelación completa debo destacar que no soy todo lo objetivo que se pueda esperar.

Al fin y al cabo, estoy dedicando este estudio académico sobre perros “judíos ” a las mascotas de mis nietos.

Para la mayoría, y a pesar de recientes y eruditos intentos de rehabilitación, se desprecia a los perros en la sociedad israelita por su inclinación a comer sangre y cuerpos de animales muertos (Reyes 1 – 14:11; 16:4, 21:19, 24, y 22:38).

Eran considerados como predadores urbanos, que dan vueltas por la noche, ladrando y aullando, buscando comida (Salmos 59:7, 15), y tales perros podrían atacar fácilmente a cualquiera que se acercara (Salmos 22:17, 21) o morder a aquéllos que trataran tontamente de mostrarles afecto (Proverbios 26:17).

El único indicio del papel positivo que cumple el perro bíblico lo encontramos en Job 30:1, que hace referencia a “perros de mi rebaño”, sugiriendo quizás que en tiempos bíblicos habían perros que servían para guiar ovejas o como pastores.

Los gatos no son mencionados en la Biblia. La estatuilla de un gato de Lajish en la Shefelá data del 1700 a.c, el período de bronce medio, pero no tiene nada que ver con israelitas en ninguna forma. La estatuilla probablemente provenga de Egipto, y había una buena razón para ello: Egipto era rico en cereales y tenía muchos silos, cosa que atraía indudablemente ratones y otras alimañas también.

Las alimañas atraían gatos salvajes y luego gatos semi-domesticados que hacían festines con ratones y alimañas como así también con serpientes venenosas que también fueron encontradas en Egipto. Los gatos tuvieron tanto éxito en su tarea que los egipcios empezaron a creer que eran la encarnación de poderes divinos.

Sin embargo, nada de esto tuvo influjo en los judíos aunque la tierra de Israel estuviera bajo ley egipcia durante un largo período. Si hubo gatos en la antigua Israel bíblica que cazaban ratones, no tenemos ninguna prueba de su existencia.

Como acabamos de ver, las actitudes del pueblo de Israel hacia perros o gatos no estaban alejadas de su entorno, sobre todo durante el período del Segundo Templo y el período de la Mishná y el Talmud. Griegos, romanos y persas amaban a los perros.

Los perros eran funcionales: servían como perros de caza, pastores de rebaños, perros guardianes y hasta había perros que actuaban. Se decía que algunos perros pueden curar con la lamida de sus lenguas. Eran mascotas y compañeros populares para hombres y mujeres de todas las edades.

La literatura talmúdica describe en gran detalle las tareas de los perros pastores. Protegían los rebaños luchando con lobos que robarían o matarían ovejas (Sifrei Números #157), y protegían a sus dueños, salvándoles la vida, algunas veces a costa de sus propias vidas (Yerushalmi Terumot 8:7, 46a). Perros guardianes, en cargos oficiales o no, podían ser de gran servicio a sus patrones como en el caso del perro que protegió a la mujer de un estudioso del Talmud (Yerushalmi Terumot 8:7, 46a).

No es sorprendente entonces que los maestros del Talmud ordenaran que los perros “que trabajaban” recibieran buen cuidado y dieta apropiada (Mishná Hallah 1:8; Tosefta Hallah 1:7).

¿Los perros “judíos” eran mascotas, animales de necesidad doméstica u otra cosa? Hay pocas indicaciones que fueran mascotas domésticas como era común en la sociedad romana.

Si había encono hacia perros, no se dirigía en general contra los perros salvajes, sino contra aquéllos que no los supervisaban como se debía. En términos generales, en la sociedad judía antigua el perro puede haber sido un “amigo” necesario y un “amigo” funcional pero aun se trataba de un perro y se comportaba como tal.

Como vimos antes, salvo en Egipto, los gatos fueron menos populares que los perros en todas partes, sea en el mundo greco-romano como en el mundo persa en los que fueron directamente denigrados. Esto también fue cierto en el antiguo mundo judío. No es que el servicio felino era totalmente inapreciado.

Ya que los gatos libran las casas de alimañas, se permitía criarlos y hasta venderlos a no judíos. De este modo, los judíos en Babilonia, no teniendo que soportar restricciones religiosas respecto de gatos, sino sólo la antipatía general contra ellos, los trajeron a sus casas, aparentemente no como mascotas, sino para cazar ratones.

A pesar de que su función era muy importante, parece que parte del problema con respecto a gatos era que no sólo comían alimañas sino que tenían inclinación por completar su dieta con aves domésticas u otros animales domésticos pequeños. Se suponía que gatos atacarían a otros animales domésticos, y había que tomar medidas para prevenir esto (Mejilta Mishpatim 16).

No todas las autoridades rabínicas estaban de acuerdo con respecto a los prejuicios de sus colegas contra gatos. Lo que parece claro es que la actitud judía hacia gatos y perros era ambivalente. Una actitud negativa hacia perros en tiempos bíblicos pasó por cierta rehabilitación luego que cambios advenidos en el mundo no judío ayudaron al perro a adquirir popularidad debido al incremento en su uso y funcionalidad.

A pesar de esto, los judíos nunca estuvieron enamorados de sus perros y nunca olvidaron que hay perros buenos y perros malos.

El buen perro fue bien tratado y respetado y hasta a veces amado. La relación con el gato era casi completamente funcional. A poca gente les gustaban, aún cuando las alimañas les gustasen menos.

Fuente:radiojai.com.ar